Luis Velázquez
23 de abril de 2019
Veracruz sigue chorreando fosas clandestinas. Y el gobernador con su secretario General de Gobierno continúan peleados con el Fiscal. Y ahora, en la cancha pública la disputa es por las ejecuciones extrajudiciales y la desaparición forzada.
El lunes 8 de abril, “la manzana de la discordia” reventó en Boca del Río, el feudo de los Yunes azules. Cuitláhuac y Wínckler hablaron del asunto. Los polis, dijo el góber, que participaron en las ejecuciones extrajudiciales, ya fueron cesados. Los investigo reviró el fiscal.
Pero así como el góber definiera al Fiscal como “muy mentiroso” y “El dos de palacio” los llamara un político bajo sospecha, “el delito de lesa humanidad” está pendiente por aterrizar, entrampado en díceres, rafagueos discursivos, exposiciones mediáticas.
Por ejemplo:
Días anteriores, una señora, madre con un hijo desaparecido, entregó al gobernador la lista de policías en activo, trabajando como tales, expresando su inconformidad y hartazgo por la impunidad.
Entonces, el góber entregó la lista al secretario de Seguridad Pública para proceder.
Pero, oh paradoja, a tono con la cultura política del sistema policiaco, unos nombres de la lista de policías acusados de desaparición fueron filtrados y según las versiones, los polis huyeron.
Días después, en los medios publicaron que el comandante policiaco de San Juan Evangelista había sido emboscado por unos malandros cuando andaba con su escolta en Acayucan y los hirieron y enviaron al hospital.
Entonces, la madre con el hijo desaparecido leyó la noticia con horror, y de inmediato se comunicó con el Fiscal y le informó que ese mismo comandante figuraba en la lista de los policías que “levantaron” a su hijo.
Y el Fiscal envió a los Policías Ministeriales al hospital de Acayucan para montarle una guardia y apañarlo por aquí fuera dado de alta.
Los policías, dijo el góber el lunes 8 de abril en Boca del Río, “fueron cesados y están bajo investigación” (Notiver, AVC, Ana Alicia Osorio”).
Pero, caray, los policías seguían y continúan en activo, operando.
La desaparición forzada y la ejecución extrajudicial en la era Cuitláhuac… puro remedo, fuego pirotécnico, elementos distractores, la gran estafa.
POLICÍA ATROZMENTE ABUSIVA
Es el mismo caso de las ejecuciones extrajudiciales, fuego cruzado entre el góber y el fiscal.
Ejecuciones, por ejemplo, en Úrsulo Galván. Tres muertos.
Ejecuciones en Misantla. Tres muertos.
Ejecuciones en La Mixtequilla. Una maestra, además, violada.
Ejecuciones en Xalapa, sobre la avenida Lázaro Cárdenas.
La fallida, digamos, ejecución, en Actopan, con los 7 paisanos migrantes en Estados Unidos donde se nacionalizaron norteamericanos y fueron vejados por la Fuerza Civil, atrozmente abusiva.
En algunos casos de tales ejecuciones extrajudiciales, el tiro de gracia.
De acuerdo con las versiones, la Fiscalía ha solicitado al gobernador y al secretario de Seguridad Pública la entrega de unos treinta policías estatales bajo sospecha de su participación y la respuesta es el silencio, el desdén, el menosprecio y el desprecio.
“Yo… mando” seria la expresión política en el ejercicio personal de gobernar y ejercer el poder.
Kramer contra Kramer.
Titanes contra Titán.
Las partes, peleando, primero, por los muertos, y segundo, por el poder, llevando el asunto al carril mediático, sin ningún pudor.
En la era de Javier Duarte, los llamados “Escuadrones de la muerte” con la desaparición forzada. Colinas de Santa Fe. El Arbolillo. Tres Valles. Carlos A. Carrillo. Cosamaloapan. La barranca de la muerte, La aurora, en Emiliano Zapata. Conductores desaparecidos en los retenes en las carreteras.
En la era de Miguel Ángel Yunes Linares, los homicidios. Más de mil.
En la era Cuitláhuac, los secuestros y los feminicidios. Veracruz, campeón nacional en ambos rubros.
Y de ñapa, la impunidad para la desaparición forzada cometida, incluso, en el duartazgo, y las ejecuciones extrajudiciales.
El gobernador, el secretario General de Gobierno y el secretario de Seguridad Pública y el Fiscal midiendo fuerza para “ver de qué cueros salen más correas”.
Y de ñapa, oficioso, el diputado presidente de la Mesa Directiva, ex priista, ex panista, ex perredista, José Manuel Pozos Castro, orgulloso de su nepotismo, comprando pleito en contra del Fiscal.
Así vive y padece Veracruz cada día cuando hacia el día número 140 iban 690 muertos y 90 feminicidios y 90 secuestros.
LO PEOR ESTARÍA POR VENIR…
Uno. En la disputa por el negocio fácil los carteles se han recrudecido. Veracruz chorreará más sangre y más muertos y más fosas clandestinas y más población civil asesinada.
Dos. Un nuevo cartel establecido en el territorio jarocho con todo y que el góber lo niega y el Fiscal lo posiciona, incluso, hasta con cinco, seis detenidos.
Tres. Otro cartel que anda por ahí llamado, se afirma, “Los doce apóstoles”.
Cuatro. Los carteles trasnacionales, procedentes unos de América Central, atrás del negocio de los migrantes operando en Veracruz para que la profecía del sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra, fundador del albergue de indocumentados, “Los hermanos en el camino, con sede en Ixtepec, Oaxaca, y filial en Acayucan, se cumpla al pie de la letra:
Veracruz, un fosario.
Fosario de población civil. Pero también, fosario de migrantes.
Cinco. El negocio de la droga, el más antiguo, con el negocio del huachicoleo. Y el secuestro. Y el cobro de piso. Y la prostitución. Y la trata de blancas. Y la venta de protección. Etcétera.
Y por eso mismo, y entre otras cositas, la emboscada de carteles a policías en Veracruz y el incendio de patrullas y trailers en las carreteras mostrando cada parte el puño y el músculo.
Veracruz, atrapado entre la espada y la espada y los panteones llenándose de civiles ejecutados, entre ellos, niños, mujeres, jóvenes y ancianos.
Seis. Podrán las fuerzas de seguridad combatir a los carteles, pero ellos están mejor armados y un ejército que parece invencible, pues entre más arrecia la guerra, más se multiplican.
Grave, mal fario, pésimo karma, motivo del desencanto, que el gobernador y el fiscal sigan peleando por las ejecuciones extrajudiciales y la desaparición forzada, todo indica, protegiendo a los suyos, policías y jefes policiacos todos.
Nada más siniestro y sórdido que un policía acusado por una madre con un hijo desaparecido, lista entregada al gobernador, apareciera como comandante en San Juan Evangelista.