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Expediente 2019: Veracruz terminó de joderse…

El Piñero

 

Luis Velázquez

06 de abril de 2019

 

Veracruz ya terminó de joderse. El Fiscal truena ahora contra el gobernador. Y dos días después, el secretario General de Gobierno truena contra el Fiscal… por el asesinato del activista social de Xalapa, Abiram Hernández, licenciado y sociólogo egresado de la Universidad Veracruzana, de 37 años de edad.

La cordura y la mesura y la prudencia política, extraviada, mejor dicho, perdida, en el trío. Y Veracruz, que se joda.

La guerra soterrada convertida en guerra abierta. Quizá el Fiscal ya sintió que tarde o temprano caerá. O de plano ya se hartó. Y revira.

Dijo, por ejemplo, que denunciará al góber y a “El dos de palacio” por calumnias. Pero también, jaló el tapete y aseguró que la culpa de la ola de violencia es de ellos.

Si en un matrimonio se extravía la prudencia las partes están perdidas. Pero ellos, no son ni pareja clandestina ni el síndrome de Estocolmo estaría anunciándose en sus puertas.

Los tres, expuestos en el carril político, social y mediático. El pleito verdulero solo es por la conquista del poder total y absoluto.

Y más, si se recuerda que el Fiscal ascendió al poder derrocando a su antecesor, preso en el penal de Pacho Viejo, acusado, oh paradoja, de desaparición forzada en un Veracruz donde hay más fosas clandestinas que municipios.

En el fondo, un pleito a muerte entre tribus políticas. Un clan contra otro clan. Una horda partidista contra otra.

El poder, como decía Eufemio Zapata, el hermano menor de Emiliano, enloquece a todos por igual. A unos más y a otros menos, pero por igual, pues las partes descarrilan en la prudencia.

Ellos lo han confirmado. En Veracruz “vivimos en el cieno” (Vicente Lombardo Toledano). El cieno de la inseguridad y el cieno de la impunidad.

 

EL PODER ABSOLUTO

 

El góber usufructúa el poder parcial, pero sueña con el poder absoluto. Pero el Fiscal lo exhibe con un poder relativo. Y más cuando el góber filtró en los medios el nombre de su candidato a Fiscal por 9 años.

La megalomanía del poder descrita por Suetonio en “Los doce Césares”. Entre más poder tiene un hombre, un político, más quiere.

Y cuando se ha adueñado de todas las parcelas y busca más y nada queda, entonces, piensa que los suyos lo traicionan. Y empieza “el ajuste de cuentas”, incluso, matar a los colaboradores, y más, a los adversarios y enemigos.

El góber soñó con los suyos “quebrar la piñata a ver qué les tocaba” (Fernando Casas Alemán en 1946, Miguel Alemán Valdés presidente de la república).

Y en efecto, de todo se han apropiado, menos, y por ahora, dela Fiscalía.

En la Fiscalía cantan, claro, la Zandunga, de donde es originario el titular.

Y en el palacio de gobierno de Xalapa cantan “La bamba”, o quizá a Willie Colon o Héctor Lavoe.

El góber, trepado en AMLO.

El Fiscal, en Miguel Ángel Yunes Linares.

El góber, elegido en las urnas “trepado en las valencianas de AMLO”.

El Fiscal, elegido por dedazo tiene o parece tener más poder que el góber.

Un pleito ramplón y barato por el poder público que ya lleva 4 meses de MORENA en la gubernatura y seis meses de la LXV Legislatura con mayoría de Morenistas.

 

“PRIMERO MUERTO QUE RENUNCIADO”

 

El Fiscal es como Gonzalo N. Santos, “El Alazán Tostado”, el cacique potosino del siglo pasado. Decía, parafraseando:

“Primero muerto… que renunciado”.

En tanto, el gobernador parece aplicar la regla de oro del presidente Miguel Alemán Valdés confiada en primera instancia a su secretario particular, Rogerio de la Selva:

“Demos tormento a la Constitución”, y por añadidura, ultrajemos la ley.

El góber de MORENA aplicando así la misma tesis de su antecesor cuando derrocara de un manotazo al Fiscal carnal de Javier Duarte y al que, incluso, encarcelara en Pacho Viejo.

Cuatro meses después, el góber sigue teniendo la pistola en la mesa rafagueando al Fiscal. Pero…, todo indica, las balas de la pistola son de salva, porque igual que el dinosaurio de Tito Monterroso, ahí sigue, lleno de vida.

Ninguno, claro, sería candidato al Premio Nobel de la Paz, aunque fuera nominado para la Academia de Cantarranas.

Pero al mismo tiempo, las partes estarían más cerca de Porfirio Díaz Mori.

“En política, decía el viejo dictador de 33 años en la cima del poder presidencial, no tengo amores ni odios”.

El góber y el fiscal los tienen, sin embargo. Entre ellos mismos. Cada parte se alimenta odiando al otro.

El adagio proverbial del presidente municipal de Xalapa para pacificar Veracruz de “cuidaos los unos a los otros” suena desfasado para aplicarse al góber y el fiscal.

Y más, porque uno y otro se continúan calando.

En diciembre de 1946, el sindicato petrolero se rebeló al presidente Miguel Alemán Valdés. Midieron fuerzas por el aumento salarial. Alemán presionó y también los líderes. Pero, claro, el presidente con todo el aparato gubernamental los doblegó. Luego, organizó una comida de reconciliación. Y con las copas, los líderes dijeron al presidente según cuenta el historiador Enrique Krauze, tan odiado por los obradoristas, en su libro “Biografía del poder”:

“—Pero si nada más lo estábamos calando, señor presidente” exclamó el secretario general.

Y Alemán reviró de la siguiente manera:

–¡Pues ya me calaron, hijos de la chingada!”.

El góber de Veracruz calando al Fiscal. El Fiscal, calando al góber.

Y en el otro lado del charco, Veracruz chorreando sangre todos los días. Más de 591asesinatos, más de 70 feminicidios, más de 90 secuestros.

Y sin embargo, “la vida es bella” bailando salsa el fin de semana, tuiteando en las redes sociales y tomándose un lecherito con canillita en el café.

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