- El hijo de un reportero
Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- UNO. Familia en desgracia
Una familia de Veracruz padece una desgracia. Y que nadie quisiera vivir.
El padre, reportero, Pedro Tamayo, fue asesinado el 21 de julio del año 2016 en Tierra Blanca.
Lo mataron afuera de su casa, donde tenía un puesto de hamburguesas para garantizar “el pan y la sal” para la familia, la esposa y los hijos.
Días después, fue satanizado por el duartazgo, asegurando que tenía amistad peligrosa con el jefe narco de la plaza.
Incluso, que ambos estaban aliados para poner un periódico en el pueblo.
La esposa, Alicia Blanco, su compañera de vida periodística, rechazó las versiones.
Injurian y calumnian a Pedro, dijo.
Después, ella también fue intimidada.
Más tarde, a su casa le prendieron fuego.
Luego de la satanización, el gobierno del Estado puso escolta a la familia.
Entre ellos, al hijo, José Adrián Tamayo Blanco, de 23 años en el año 2016.
Y el hijo y la escolta se hicieron amigos.
Ahora, ambos fueron acusados de secuestro exprés y robo de vehículo, y condenados a 54 años de cárcel solo el hijo.
Más los años de cárcel para el ex escolta, quien también era policía en un Veracruz donde la fama pública lo tiene consignado, parte de las corporaciones policiacas y sus jefes coaligados con los señores de la droga.
El hijo, preso.
Y la esposa y los hermanos, a la deriva.
DOS. El riesgo de vivir
La nota trascendió el mismo día cuando la Fiscalía dictara sentencia a ocho ex policías municipales de Papantla, acusados de la desaparición forzada de dos jóvenes, sentenciados cada uno a treinta años de prisión y al pago de 292 mil 160 pesos como reparación del daño.
En total, 240 años de cárcel para los ocho ex servidores públicos de Veracruz.
Por eso, la sentencia de 54 años de prisión al hijo de Pedro Tamayo fue en segundo orden de importancia, quizá en menor, porque el mismo día, jueves 23 de marzo, en Boca del Río, los malandros asaltaron la negociación Christian Joyerías, ni más ni menos, en la plaza comercial “Las Américas”, y lo que, claro, constituye un hecho singular, fuera de serie, al mismo decibel que el asalto a los comensales de una taquería y un balneario en Córdoba.
TRES. El mar de fondo
La Fiscalía Investigadora adscrita al distrito judicial de Tierra Blanca presentó las pruebas en contra del hijo del reportero Pedro Tamayo y fueron contundentes para la sentencia condenatoria.
El delito fue cometido el 29 de diciembre de 2016, casi un mes después de que el gobernador Yunes tomara posesión.
Sucedió en el kilómetro 29+400 de la carretera federal 145, a la altura del camino a la congregación Palo Alto Loma de Huaco.
Allí, el hijo del periodista y su escolta policiaca despojaron a una persona de su vehículo tipo Pick YP y lo amenazaron con arma de fuego y luego lo mataron.
Según la autoridad, el vehículo robado habría sido utilizado para cometer otro secuestro, y el cual está en proceso de investigación.
Los dos quedaron internados en el reclusorio regional de Cosamaloapan.
Una vida familiar más frustrada. Derruida. Descarrilada.
Sin emitir juicios en contra de nadie, pero, caray, habría de preguntarse las circunstancias que habrían orillado, en todo caso, al hijo, a transgredir la ley.
¿En qué momento, y de ser así como fue sentenciado por la Fiscalía Regional, habría desviado y por qué su conducta?
Hijo de una madre y un padre luchadores por realizarse como seres humanos, uno y otro trabajando en los medios en Tierra Blanca, la vida del hijo se fue por otro lado (los amigos, los aliados de ocasión, los socios, los cómplices, las malas amistades, las circunstancias, la desventura,
sabrá Dios si el asesinato de su padre y la injusticia cometida en su contra, la satanización, la pobreza, la precariedad, etcétera).
Es el mismo caso, por ejemplo, de cientos, miles de jóvenes que en Veracruz y el país están metidos en el narcotráfico.
Andan de halcones y sicarios.
Ok.
Pero muchas razones sociales, económicas, educativas, sicológicas como mar de fondo, para brincar de un estatus a otro.
CUATRO. El caso de Los Porkies
La historia se da en todos los niveles. Por ejemplo, la historia de los Porkies de Xalapa cuando el Alemanismo y los Porkies de Veracruz y Boca del Río cuando el duartazgo, presos unos por el asesinato de unas chicas, estudiantes.
El hijo de Pedro Tamayo habría, digamos, carecido de satisfactores sociales. Los Porkies tenían todo.
Y, sin embargo, la vida es así de rara, extraña y misteriosa.
Javier Duarte tenía todo para un buen gobierno, y sin embargo, está preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, definido por el presidente del CEN del PRI, Enrique Ochoa Reza, como el gobernador más corrupto en la historia nacional, por encima, y por ejemplo, de Mario Villanueva, Tomás Yarrington, Eugenio Flores Hernández, Roberto Borge y César Duarte, y que significan palabras mayores.
Nadie desearía estar en la piel de la familia Tamayo de Tierra Blanca. Pero ojalá y la madre y los hermanos tengan pronta resignación.