San Felipe del Ocote, pueblo vecino de las poblaciones de Tlanipatlán y Liberaltepec– que en diciembre de 2016 quedaron completamente vacías debido a la delincuencia– repite esa historia. Una célula de La Familia Michoacana advirtió a los habitantes que irían por ellos, y aunque instalaron filtros de seguridad en las entradas de la comunidad, nada impidió que los sicarios los atacaran.
Es seguro que los sicarios van a regresar, dicen los 700 habitantes que se refugiaron en Apaxtla, con intenciones de no volver a sus hogares. Los animales se quedaron solos. El pueblo se quedó sin nadie.
Guerrero/Ciudad de México, (ElSur/SinEmbargo).- En San Felipe del Ocote, del municipio guerrerense Apaxtla de Castrejón, los pobladores se levantaron en armas y defendieron su territorio contra la incursión de una célula de La Familia Michoacana que los atacó la mañana del viernes, obligándolos a abandonar sus hogares.
Un día antes, la misma célula llegó a la comisaría para exigir que le entregaran “al operador de una máquina que estaba rastrillando su carretera”, declaró uno de los desplazados en el albergue que instaló el Ayuntamiento de Apaxtla en el DIF municipal.
“Nosotros les decíamos que lo dejaran, que el muchacho andaba ayudando a la comunidad y que nos estaba haciendo un favor. Ellos [La Familia Michoacana] no quisieron dejarlo. Ahora se vinieron contra nosotros porque nosotros lo defendimos a él”, comentó el hombre de unos 60 años.
La intención del grupo delictivo, según el testimonio, era secuestrar al joven y pedir una recompensa para liberarlo. Las personas que se encontraban en la comisaría informaron a los sujetos armados que el hombre a quien buscaban tenía tres horas de que se había retirado de la localidad.
“El encargado del grupo [de sicarios] se molestó y obligó al comisario a tomar su carro y llevarlos para alcanzarlo. Lo alcanzaron debajo de Liberaltepec –comunidad a 40 minutos de distancia–, ahí lo bajaron y lo golpearon; se lo llevaron para San Pedro y se fueron con todo y máquina”, narró otro hombre que también tuvo que salir huyendo de San Felipe.
Después de secuestrar al conductor de la maquinaria, cuyo nombre es desconocido, los sicarios amenazaron a los pobladores y les advirtieron que iban a regresar por ellos.
La tarde de ese jueves, los pobladores de San Felipe del Ocote se reunieron y acordaron armarse para hacer frente al grupo de la Familia Michoacana, “pues nosotros sabíamos que iban a regresar”, señaló otro habitante que se encuentra en el albergue.
“El pueblo se levantó en armas para recuperar al trabajador. Nunca se habían metido con nosotros, siempre andan por ahí: bajan, compran y se van; son cientos, uno conoce que no es gobierno porque usan huaraches”, platicaba una mujer mientras escogía algo de ropa que pobladores de Apaxtla donaron a los desplazados.
La mañana del viernes, el grupo de sicarios cumplió su amenaza: atacó uno de los filtros que colocaron los pobladores en una de las entradas al pueblo. En el lugar quedaron cuatro heridos, dos de ellos de gravedad.
“Los agarraron desprevenidos, estaban empezando a desayunar, dicen que fue como a las 8:00 de la mañana y, después al escuchar los disparos, la gente reaccionó y comenzó a defenderse. El tiroteo duró al menos cuatro horas hasta que llegó el gobierno”, explicó Jorge, un elemento del Movimiento Apaxtlense Adrián Castrejón (MAAC), mientras acompañaba a pobladores a la comunidad de San Felipe a recoger sus pertenencias.
Este domingo, un grupo de reporteros acompañó a integrantes del MAAC a la comunidad donde los desplazados sacaron lo que pudieron, pues ante las amenazas no piensan regresar.
San Felipe del Ocotote se encuentra en la parte alta de la sierra de Apaxtla. Para llegar ahí se tiene que hacer un recorrido de al menos dos horas por terracería. Se entra por la comunidad de Oxtotitlán, municipio de Teloloapan, y se toma una brecha que cruza las poblaciones fantasmas de Tlanipatlán y Liberaltepec.
La mayoría de las casas son de adobe y pocas están construidas con material de cemento. Los techos están adornados con las mazorcas que dejó la cosecha del año pasado y que estaban a punto de ser desgranadas. Los animales se quedaron solos. El pueblo se quedó sin nadie.
En la explanada de la Iglesia está un grupo de militares que llegó el sábado para tomar la vigilancia del pueblo, y aun así la gente no quiere regresar.
“El gobierno viene y se va, no tenemos garantía de nada. Esos amigos [los sicarios] van a regresar, sabemos que van a regresar y nos va ir mal, llevamos años conviviendo con ellos, sólo la autoridad no los ve”, denunció uno de los pocos jóvenes que se quedaron en San Felipe para defenderlo.
Por la mañana, el Alcalde Salvador Martínez Villalobos se reunió con los desplazados y se comprometió a pedir al Gobierno federal la presencia permanente del Ejército.
Durante la reunión que se llevó a cabo en el albergue, los pobladores expresaron que no regresarán a San Felipe y pidieron un terreno para formar una colonia.
Los hombres de mayor edad se mostraron preocupados por “sus animalitos y la cosecha que se quedó”, y pidieron ayuda al Alcalde para sacar sus pertenencias.
En el albergue había unas 300 personas, en su mayoría ancianos, mujeres y niños, muchos llegaron la tarde del viernes. Un poblador mencionó que al menos 700 habitantes dejaron la comunidad.
Hay tristeza en su rostro y la mayoría de las mamás están preocupadas por el inicio del ciclo escolar, no saben qué va pasar con el estudio de sus hijos.
En diciembre de 2016, El Sur denunció el desplazamiento de las comunidades Tlanipatlán y Liberaltepec. Ambas quedaron desoladas por la violencia del crimen organizado.
Los pobladores hasta esta fecha no han regresado a sus casas. Después de un año, San Felipe del Ocote, pueblo vecino de esas comunidades repite la historia.
Con información de sinembargo.mx