- “El último asalto”
Luis Velázquez/ Malecón del Paseo
Veracruz.- EMBARCADERO: Quizá el mejor curso de periodismo es mirar y volver a mirar las películas filmadas alrededor del trabajo reporteril y la vida en los medios…
Desde luego, hay montón de filmes, pero una de ellas se llama “El último asalto”, filmada en el año 2007, basado en la historia de un reportero harto de que sus jefes le encarguen todos los días crónicas de escaso interés…
Un día, se obsesiona con dar el siguiente paso y cabildea con uno de sus jefes y le vende la posibilidad de escribir un reportaje sobre un boxeador que estuvo a punto del campeonato mundial…
Y aun cuando el mundo deportivo lo da por muerto, el reportero insiste en que está vivo…
Y escribe su historia…
Y cuando la publican en semanario deportivo en portada de un periódico, aquel boxeador, en efecto, estaba muerto…
Y el periodismo alcanza su dimensión estelar cuando la esposa del reportero, quien también lo es, le dice: “El boxeador te mintió y la culpa es de él… Tú eres reportero y le creíste. Y no investigaste bien. La culpa es tuya”…
ROMPEOLAS: La película está basada en un hecho real…
Sucedió en el magazine de “Los Angeles Times” con el reportero J. R. Moehring…
El actor que lo interpreta es Josh Hartnett y en el papel de su esposa, Kathryn Morris… Igual que en la vida real, la pareja está divorciada en el filme…
Igual que en la vida real, la pareja compite entre sí para ser el mejor cronista…
Igual que en la vida, la dura y ruda competencia en el gremio reporteril, primero, para ganarse un espacio, y segundo, para mantenerse…
Igual que en el reñido frente periodístico, los jefes son duros, exigentes, críticos, atrás de un solo objetivo, como es el periodismo de calidad…
Uno, el rigor informativo, y dos, la pulcritud literaria…
Una cosita, queda claro en la película, es ganar la noticia del día, la mejor historia, la exclusiva…
Y otra, mil años luz de distancia, escribirla con la misma, o mejor, calidad de un escritor…
ASTILLEROS: Una mujer ambiciosa interpreta a una lobista de “Los Angeles Times”… Ella anda a la cacería de los reporteros inteligentes y talentosos… Extraordinarios sabuesos buscando la noticia de mayor impacto y escritores, al mismo tiempo, de buen nivel… Pero…, pero su lema es el siguiente: “Ya no hay periodismo”, dice ella… “Ya no hay noticias”, insiste… Ahora, hay estrellas que venden periódicos y ganan rating para la prosperidad económica de los medios… Pero el reportero de “Los Angeles Times” sigue creyendo en el periodismo… Y más, porque ha de honrar el nombre de su padre, quien fue gran cronista deportivo, admirado y respetado y respetable en un medio tan dado al canibalismo… Y por eso sigue luchando, buscando historias, simple y llanamente por un amor pasional, desbocado, fuera de control por el periodismo…
ARRECIFES: En el filme donde aparece la vida de “Los Angeles Times” queda claro que nunca, jamás, puede existir un reportero sin un archivo… Pero más aún, sin amigos, conocidos “a prueba de bomba”, aliados, para buscar información… En el caso de la película “El último asalto”, el reportero estrella consulta y vuelve a consultar el archivo… Incluso, hay una chica encargada y a quien le pide le allane la información publicada tanto en Los Angeles como en la competencia sobre el boxeador… Y es que en el periodismo, el archivo es la biblia, “el pan nuestro de cada día”… Reportero sin archivo está perdido, por más memoria extraordinaria que pudiera tener… Un archivo, claro y, de entrada, sobre los temas de la vida pública de su interés… Y luego enseguida, sobre otros asuntos conexos, anexos y similares… El gran reportero del Excélsior del siglo pasado, Carlos Denegri, tenía un archivo impresionante de tal manera que cada vez que viajaba al interior del país y/o al extranjero, lo primero que hacía era guardar en sus maletas parte del archivo sobre los temas que reportearía…
PLAZOLETA: Una parte estelar del filme se centra en la búsqueda incesante del cronista para escribir el mejor párrafo, la frase incandescente, la entrada estremecedora para impactar, sorprender, hechizar y seducir al lector… En ningún momento es como, por ejemplo, ocurre en algunas redacciones en que, y por lo general, escriben al fregadazo, el ahí se va, a como salgan los textos… Josh Hartnett, interpretando a J. R. Moehring, experimenta un viacrucis, padece un infierno, se enfrenta a los monstruos, cuando una noche teclea y teclea y queda insatisfecho con los primeros párrafos… Entonces, se da un respiro y deja para más tarde, más noche, el día siguiente, la tecleada… Octavio Paz decía que luego enseguida el lector advierte la diferencia entre una página escrita al vapor y otra escrita cuando se ha pensado y vuelto a pensar y repensado el texto…
PALMERAS: El reportero de “El último asalto” practica el periodismo con intensa y frenética pasión por la noticia… La búsqueda de la verdad, los hechos, como dice el Eclesiastes, “escribir lo que se ve”… Así, deja que otros (reporteros, jefes, editores y dueños de los medios) hagan negocios lícitos e ilícitos a la sombra del periodismo… J. R. Moehring vive para buscar noticias y contarlas porque es su vocación… Si otros con el manipuleo periodístico hacen negocios, se enriquecen, logran vida principesca, están cerca de los políticos, allá ellos… Ni los evidencia ni cuestiona… Cada día, en cada nuevo amanecer, él vive para hacer periodismo, más allá de que sus jefes le orden “crónicas y notitas de escaso interés” cada día… Una película fascinante que enaltece y dignifica el trabajo reporteril, a la altura, digamos, que el filme “Todos los hombres del presidente”, con Robert Redford y Dustin Hoffman interpretando a Bob Woodward y Carl Bernstein, el par de reporteros de “The Washington Post” que derrocaran a Richard Nixon como presidente de Estados Unidos…