Por: El Piñero/PIÑATAZO
Loma Bonita, Oaxaca.- Desde hace más de trece años es cacique, dueño único y absoluto del PRD lomabonitense y de las últimas administraciones municipales. Aunque camina con perfil bajo, modesto, es del dominio público que sus inversiones están fuera del territorio piñero.
Hoy la fama pública lo consigna como propietario de departamentos, en Loma Bonita y Puerto de Veracruz que son arrendados por prestanombres; dueño de un hotel en el sur del país y viviendas en la capital de Oaxaca y Ciudad de México.
Pocos, claro, de manera excepcional, conocen de su riqueza y fortuna. Pero bastaría referir que familiares muy cercanos, como su hermano Roberto, por ejemplo, se han mantenido en los trece años en nómina del Ayuntamiento y otros más cobrando, hoy en día, como asesores en el Congreso de la Unión y sin trabajar.
Además, por supuesto, del manejo discrecional de todas las partidas que cobra como diputado y que no aclara ni precisa en que las gasta; los diputados federales, como Felipe Reyes, reciben sueldos fabulosos, viajes, parafernalia para cuidarlos, medicina personal y familiar a la carta, representantes de un pueblo cuyo 63 % está en la miseria con 21 % en la indigencia; y aún con estas distinciones de sátrapas no hacen bien su trabajo.
Con el ejemplo del Felipato, se comprueba que el poder político se reparte entre una familia privilegiada ligada al poder y en donde, nunca jamás, ha importado ni la democracia ni los hombres y mujeres ni tampoco la eficacia en el desempeño de la administración pública. Y los ejemplos, usted lector-elector los conoce: Nahim Morales, presidente impuesto, por dedazo, existiendo mejores cartas.
Mientras que los miles de militantes –que reciben migajas del poder- olfatean como Felipe Reyes reparte el pastel del erario el cual se distribuye entre los mismos perredistas de siempre, vea en este apartado al químico Misael Hernández, trece años, también, en la administración pública; al eterno tesorero municipal Isaac Melchor; a Magdaleno Vázquez, hoy contralor municipal y previamente regidor de seguridad; al propio Roberto Reyes, el hermano incomodo que, al igual que los anteriores, lleva el récord de cobrar en todos los espacios del erario, así como José Manuel Alcántara, eterno director de comunicación social, hoy síndico procurador, quien le exigió a Felipe un puesto de envergadura al no ser contemplado en la repartición de plazas sindicales que dio a sus hermanas, hijo y sobrinos en la escuela de “Palitos”. Y para que la cuchilla apriete: el hoy regidor de seguridad pública, Agustín Castro Debernardi, incrustó a toda su familia en el Ayuntamiento: dos hijos y dos nueras, cobrando sin falta a costa del pueblo y de esos miles de perredistas que, lastimosamente, solo son ocupados en campaña y que los condicionan a una despensa y un litro de leche.
Por otra parte y cayendo en los excesos del poder, también es conocido, de acuerdo a la vox populi, que el hombre público, Felipe Reyes, no solo ha gastado la bondadosa suma de su fortuna y del erario en infraestructura sino, también, en una popular dama, a quien, además de comprarle un ostentoso anillo, le compró un auto de modelo reciente. Y usted, puede comprobarlo.