• “En los Ayuntamientos debemos trabajar en la profesionalización del servidor de carrera”, la nueva figura para acomodar familiares en el Ayuntamiento.
• El caso Roberto Reyes, fina estampa del control Felipista.
Redacción EL PIÑERO
Loma Bonita, Oaxaca.- Para entender la filosofía del feudo felipista habría que establecer ejemplos, modelos que el pueblo note, vea y señale. Y así, también, conozca el poder municipal de un solo hombre que pasó del ser el “azote de los repetidores” al nuevo cacique de la Cuenca.
Y la radiografía de su poder -absoluto- no es complicada entender, pues la silueta se dibuja a través de una fiel caravana, cuyos hombres y mujeres, a cambio de mandos, compactan su feudo: el caciquismo amarillo.
Felipe, desde su asunción al poder, en el 2005, prometió “no más gobiernos eternos, no más gobiernos repetidores y no más gobiernos de familias”, pero esa promesa bailó al son del olvido.
En todas las administraciones amarillas, Reyes Álvarez ha logrado enquistar a su familia en puestos clave; los dedazos, en los gobiernos de César Benítez Chaparro y Nahim Morales, son el ejemplo.
Con Chaparro, impuso a su esposa, Esther Pitalúa, como regidora hacendaria y a su nuera, Ana Rosa Jiménez, como secretaria municipal. Controló el municipio y dispuso de obras y recursos. Y ahora, con Nahim, impuso a su hermano Roberto Reyes como secretario municipal y a Sofía Velasco Pacheco, su comadre, como regidora de hacienda y obras públicas.
Pero, además, para tener un estricto control de los recursos le asignó a Nahim al tesorero municipal, Isaac Melchor, quien, para cerrar el círculo familiar, también es su compadre.
Isaac Melchor es, digamos, el hombre fuerte del Ayuntamiento que, a lo largo de las administraciones perredistas, ha logrado ACUMULAR vasta experiencia en el ramo; es pieza clave en el manejo total de la administración y será quien ate cualquier fuga y controle cualquier barrunto de depredación del erario.
Así, entre familia y compadrazgos, Felipe Reyes emula a la pesadilla que en sus inicios enfrentó: a los repetidores, a los cuales ahora emula para seguir, a base de despensas y obras (botín), en el poder.
EL CASO ROBERTO REYES
Roberto Reyes alcanzó las mieles del poder antes que Felipe, en el 2002. Fue regidor en la administración de José Manuel Murcia. Y su condena principal hacia ese gobierno fue el galopante nepotismo. Era, en ese entonces, el priísta crítico, el rebelde.
Años después, en el 2005, cuando Felipe alcanzó la presidencia regresó y, a excepción del trienio 2008 – 2010 que gobernó Víctor Lagunes Cervantes, su figura en los Ayuntamientos Felipistas ha sido preponderante al enquistarse en todas las nóminas.
Y ahora, con Nahim, retorna como secretario municipal. Felipe argumenta que Roberto se ganó el puesto, ya que en los gobiernos perredistas se está trabajando con la figura de la profesionalización del servidor de carrera, es decir, todos los años en el gobierno le han valido. ¿Acaso no hay más? -pregunta popular-
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