Malecón del Paseo
Luis Velázquez
Veracruz.- EMBARCADERO: Unos le llaman la fiesta cívica por excelencia… Otros, la hora de las urnas… Pero muchos sexenios después, incluido el tiempo de la simple alternancia partidista que nunca fue, y por desgracia, transición democrática, hay en la mayoría de la gente con credencial de elector un desencanto creciente, desbordado, fuera de control… Y tan es así que en la última elección solo votaron seis de cada diez ciudadanos… Y por añadidura, el Partido Abstencionista fue el gran triunfador… “El problema, dice el escritor Juan Villoro, es que no vemos una luz al final del túnel… Estamos metidos en el túnel… O para ajustarnos a los tiempos que corren, en el socavón”… Bastaría recordar una vez más que 6 de los 8 millones de habitantes de Veracruz están atrapados y sin salida en la pobreza, la miseria y la jodidez… Y son datos oficiales tanto del INEGI como del CONEVAL… Y uno de cada tres jefes de familia llevan el itacate a casa con los raquíticos ingresos del changarro en la vía pública… Y un millón de paisanos migraron sin papeles a Estados Unidos… Así, ninguna razón de peso hay para la fiesta de las urnas…
ROMPEOLAS: Queda claro que antes los jefes políticos llegaban al poder luego de una revolución, un golpe de Estado o un montón de asesinatos… Incluso, con una serie de traiciones como cuando el general Victoriano Huerta ordenó asesinar a Francisco Ignacio Madero, y a su vicepresidente, José María Pino Suárez, en las afueras de la Ciudad de México, y hasta con el tiro de gracia por si las dudas quedaban moribundos… Once veces Antonio López de Santa Anna fue presidente de la república y tres veces gobernador… Plutarco Elías Calles impuso por sus pistolas a cuatro presidentes, a saber, Emilio Portes Gil, Abelardo L. Rodríguez, Pascual Ortiz Rubio y Lázaro Cárdenas del Río… Aquel episodio nacional se conoce como “la fiesta de las balas”… Pero desde mediados del siglo pasado a la fecha, con todo y chanchullos electorales, las urnas mandan…
ASTILLEROS: En el ejercicio del poder, las elites políticas han descarrilado en dos ejes centrales… Uno, la corrupción… Y dos, la creciente desigualdad económica, social, educativa, de salud pública y de seguridad… Y poco a poco, la mayoría de ciudadanos se ha desencantado… Y por eso mismo, ninguna lucecita hay en el largo y extenso túnel, si hacia el final de cada sexenio la pobreza empeora… Y lo más canijo, unas cuantas familias salen enriquecidas, pues el patriarca y/o los hijos desempeñaron un cargo público y en el viaje sexenal “ordeñaron la vaca”… El caso más sórdido ha sido el de Javier Duarte y los duartistas, treinta y cuatro de los cuales están presos en el penal de Pacho Viejo, sujetos a un proceso penal, acusados, unos, del desvío de recursos públicos, y otros, de desaparición forzada y que significa la alianza de los políticos, los jefes policiacos, los policías y los carteles para desaparecer personas y cadáveres…
ARRECIFES: Hay un desencanto ciudadano sobre los políticos… Bastaría referir que Latinobarómetro los ubica en el sótano de la confianza, compitiendo con los policías… Un padre de familia, por ejemplo, con salario mínimo, cada día vive a la quinta pregunta para llevar el itacate a casa… Y en tiempo escolar, el dinerito para el uniforme y los zapatos y los útiles escolares y los libros…Y sin un hijo o la pareja o los padres viejos enfermos, la angustia económica se multiplica… Y si es necesaria, inevitable, la operación quirúrgica, entonces, la vida se vuelve un infierno y en el camino hasta se empeña “el alma al diablo”… Y en tales circunstancias, ningún espacio ni tiempo ni menos, mucho menos, voluntad social o política queda para la lucha cívica… Y cuando se mira que el vecino está a todo dar porque tiene un familiar o un amigo político, entonces, se llega al resentimiento… Por eso, dice Juan Villoro (El País, Javier Lafuente) “la falta de expectativas es la crisis más grande que tenemos”…
PLAZOLETA: El día de las urnas es el único camino legítimo para esa cosita subliminal llamada democracia… Pero la democracia es política, electoral, pero también es, ha de ser (y lo que nunca, jamás, ha sido), democracia laboral, democracia económica, democracia social, democracia educativa, democracia de salud pública y democracia de seguridad y democracia de justicia… Simplemente, cada elección de un presidente de la república y un gobernador aniquilan por completo las esperanzas… Y lo peor, una corrupción política que nadie ha frenado, pues la mayoría de las elites son cómplices… Un economista dice que doscientas familias de Veracruz son dueñas del 60 por ciento de la riqueza estatal, de tal manera que así como el país tiene un Carlos Slim, también hay Carlos Slim jarochos… En cada región local existen familias caciquiles, propietarias del poder político, económico y social, y la mayoría, crecidas en su fortuna cobijadas en un partido político, y con frecuencia, formando parte de…
PALMERAS: Por eso la interrogante es la siguiente: ¿votar o no votar?… ¿Votar… para que siga la corrupción política?… ¿Votar para que una generación política sea lanzada del palacio y otra llegue y en el camino sea igual o peor de corrupta?… ¿Votar porque ahora sí (ajá) el nuevo equipo de mujeres y hombres son honestos “a prueba de bomba” y procurarán el bienestar común, luego de que, y en el caso de Veracruz, 75 gobernadores han pasado por el palacio de gobierno de Xalapa y la tierra jarocha es un estado rico, pródigo en recursos naturales, pero habitado por gente jodida?… Nada garantiza que las circunstancias sociales y económicas cambien con el nuevo gobierno… Desde Porfirio Díaz Mori comenzó la migración a Estados Unidos y ahora se ha multiplicado… El número de pobres se evalúa en millones… Los niños indígenas se duermen en el pupitre por la anemia y la desnutrición histórica que arrastran… Las madres de familia se la pasan haciendo tandas con las vecinas… Medio millón de jarochos solo hacen dos comidas al día (y mal comidas) por la jodidez milenaria… ¿Para qué votar?…