- Adiós al SNTE
Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- Uno. El fin de un imperio
Con la muerte del profe Juan Nicolás Callejas Arroyo se acabó el mito de la sección 32 del SNTE, cuyo mando tuviera durante más de 30 años.
El SNTE como el Narciso Mendoza, Niño Artillero al fin, del PRI, llegó a su fin.
El hijo, Juan Nicolás Callejas Roldán, ni el polvo verá ni ha visto al padre. También las elites priistas lo sienten así.
Si ya desde antes, el famoso voto corporativo de los profes a favor del tricolor estaba bajo sospecha, mejor dicho, en contra, ahora en Veracruz con muchísima razón más.
Incluso, el Callejitas fue desbarrancado por una de sus primas cuando en una sesión parlamentaria en la LXIV Legislatura lo señalara de acoso sexual… a cambio, háganos favor, de una plaza magisterial.
Y aun cuando el padre heredó “el poder” al hijo, la plaza ha de trabajarse para ganarse.
De algún modo ha pasado lo mismo que en el sindicato petrolero cuando Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, fue encarcelado en el Salinato y el voto corporativo del gremio se vino abajo para el tricolor.
Incluso, en la elección municipal del 4 de junio en el territorio jarocho, MORENA, de Andrés Manuel López Obrador, ganó las alcaldías en las demarcaciones petroleras por excelencia, como son Coatzacoalcos, Minatitlán y Poza Rica.
El padre todavía usufructuó tiempo y espacio para heredar la diputación local al hijo, pero otra cosita diferente, cien años luz de distancia, es arraigarse en el corazón y las neuronas magisteriales para volver el líder natural.
Y tan mal anda el hijo que, por ejemplo, su hermana Ruth Callejas Roldán, está en la mira de la Fiscalía azul, acusada de hacer negocitos con la expedición de los RVOE a escuelas particulares en su tiempo como directora del área en la secretaría de Educación que fue comandada por Adolfo Mota Hernández, Flavino Ríos Alvarado y Xóchitl Osorio.
El mito ha terminado. La muerte de Callejas Arroyo significó la libertad total y absoluta para el gremio magisterial.
Dos. La caída del PRI
Nadie dudaría de que entre los profes hay priistas convencidos, como rezaba el clásico, “a prueba de bomba”, quizá, y sobre todo, agradecidos con su plaza.
Y más, porque en cada elección municipal, por ejemplo, Callejas Arroyo recibía cien candidaturas a regidores y veinte a alcaldes, y el maestro Juan las repartía a gusto y conveniencia.
Pero en estos tiempos, y además, cuando el PRI ha sufrido tres derrotas consecutivas (la gubernatura, la mayoría en la LXIV Legislatura y la mayor parte de los Ayuntamientos), y cuando la oferta partidista se ha multiplicado y cuando el tricolor va en tercer lugar de la encuesta presidencial, y cuando Callejas ha muerto, el mito de la sección 32 se ha diluido.
Ya nada queda, más que el recuerdo.
Y menos, cuando el gobernador es un panista, Miguel Ángel Yunes Linares, a quien Callejas padre le jugara las contras por todos lados.
Quizá otros sindicatos magisteriales repunten en el liderazgo sindical y político electoral.
Pero en el tiempo de la llamada revolución educativa de Aurelio Nuño Mayer, los profes estarán más ocupados y preocupados que nunca por conservar la plaza, y que significa la garantía de llevar la torta a casa y asegurar el itacate por siempre.
Y más, cuando de cara hacia el futuro, el sistema pensionario de México y del mundo está en crisis con tanta dimensión trágica que en otros pueblos hay broncas sociales que han llegado a la violencia con muertos.
Diríase, incluso, que Callejas Arroyo se fue a tiempo, aun cuando todavía le correspondió vivir (y padecer quizá) la caída del PRI, que lo encumbró como diputado local y federal por la vía pluri en cinco ocasiones, y en que también fuera nombrado por dedazo coordinador de la bancada legislativa.
Era nuestro salvador… diría Javier Duarte a su muerte.
Tres. El padre y el hijo
El voto corporativo del PRI ha ido descarrilando en el país, y por añadidura, en Veracruz.
El primer aviso indicativo y significativo fue cuando “La Quina” indujo el voto a favor de Cuauhtémoc Cárdenas como candidato presidencial ante Carlos Salinas y quien, incluso, y en venganza, lo encarcelara.
El segundo cuando la escisión magisterial con la profe Elba Esther Gordillo, la dueña máxima del SNTE y que con todo y su partido político, el Panal, terminó encarcelada convertida en la primera presa política del Peñismo.
Fue cuando la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, la CNTE, tomó fuerza y se volvió dolor de cabeza para Los Pinos.
Y, en tales circunstancias, el fallecimiento de Callejas Arroyo arrasó con la época de oro, tanto sindical como política, de la sección 32.
Hay, no obstante, elites priistas que mirando la tempestad permanecen erguidas y dicen que ya se verá la fuerza del SNTE el año entrante con la elección de diputados locales y federales, y senadores, y gobernador, y presidente de la república.
Pero en Veracruz, la lucecita ya se apagó.
El hijo nunca pudo alcanzar el buen karma del padre.