- Habría “mecido la cuna”
Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- Uno. El rafagueo a Marijose Gamboa
La Fiscalía de Veracruz busca a un hombre “que tira la piedra y esconde la mano”. Fue, digamos, el hombre que lanzó un rafagueo mediático en contra de la diputada Marijose Gamboa ligándola a los malandros. Por ahora, el presunto no tiene nombre, tampoco rostro, menos edad, nexos familiares, y más aún, identidad política.
Muchos, sin embargo, lo imaginan.
Unos piensan que “la mano que meció la cuna” está en el ex procurador de Justicia y exfiscal Luis Ángel Bravo Contreras, pues, según parece, está harto de que la diputada rastree su huella en el caso de los cientos de desaparecidos en Veracruz en la noche más sombría, que fue en el duartazgo.
Y como la diputada abandera la causa de las ONG integrada por familiares de los desaparecidos, y como ella misma cabildea en la LXIV Legislatura y también en la Fiscalía reclamando justicia, y como de igual manera, llena de indignación crónica, vive obsesionada con llevar al paredón al famoso “Fisculín”, entonces, Bravo Contreras habría, digamos, orquestado el bombardeo en su contra.
También, claro, y como mera hipótesis, hipótesis que como decía Ernesto “El che” Guevara, sirven para aproximarse a la verdad, en la bolita de cristal también aparece como una posibilidad la estancia de la diputada en el penal de Tuxpan durante 9 meses y en donde conoció “el monstruo por dentro”.
Y el monstruo consiste, entre otras cositas, el legendario y mítico co-gobierno en los penales donde la dirección de Prevención y Readaptación Social alterna en el mando con los malandros.
Y como Marijose escribe un libro sobre su experiencia penitenciaria, entonces, le habrían enviado un calambre.
Y, bueno, como en nombre de la cólera y el hígado con que Javier Duarte des(gobernó) Veracruz, nada fácil sería que los pocos, excepcionales amigos, socios y aliados que le restan a Duarte, se estarían ocupando de la diputada para evitar que siga investigando y escribiendo y puliendo y volviendo a pulir su libro y lo publique.
Dos. “¡Cómo chinga Marijose!”
Bravo Contreras, el Fisculín, pareciera, sin embargo, el más interesado en descarrilar a la diputada en su objetivo, pues el tema de los desaparecidos lo avasalla por todos lados.
Cierto, si en el sexenio anterior los panteones se llenaron de cruces y los hogares de incertidumbre y zozobra por los hijos, más mujeres que hombres, desaparecidos, fue culpa directa del secretario de Seguridad Pública de Duarte, Arturo Bermúdez Zurita, conocido como “El capitán Tormenta”.
Pero resulta que el Fisculín era el responsable máximo de procurar justicia y nunca, jamás, se aplicó, pues desde que estudiaba Leyes en la Universidad Villa Rica era flojo, desidioso y negligente como aquella ocasión cuando en un examen ninguna pregunta contestó y entregó la hojita a su maestro, Marcos Evens, el asesor número uno de Jorge Wínckler, con la siguiente leyenda:
“¡Maestro, ayúdeme, no estudié nada!”.
El caso es que, por ejemplo, en el carril penal ha trascendido que cuando Bravo Contreras se desempeñó como Fiscal los expedientes estaban integrados con un solo dato, aquel donde únicamente asentaba el nombre de la persona desaparecida y la calle y la ciudad donde fue levantada y pare el lector de leer.
Es decir, expedientes chafas, simple y llanamente, “tomadura de pelos”.
Más todavía: de tres mil desaparecidos solamente existían unos, digamos, 526 expedientes, y lo que expresa la más alta irresponsabilidad del llamado “Señor Justicia”.
Peor si se considera que desde entonces las ONG de familiares victimizadas aseguraban que el número de desaparecidos llegaba a unos quince mil.
Y como la diputada sigue la pista al tema, entonces, Bravo Contreras resumió su coraje con las cuatro siguientes palabras:
“¡Cómo chinga, cómo jode!”.
Tres. La diputada implacable
Aristóteles decía que los seres humanos tenemos siempre un enemigo interior. Se llama imaginación, una rara y extraña facultad que de igual forma como encumbra también descarrila.
Y ahora cuando cayó preso José Oscar Sánchez Tirado, director duartiano de Prevención y Readaptación Social, encargado de los penales, acusado de desaparición forzada con siete policías aliados y cómplices, y que tanto supieron y conocieron el mundo sórdido y siniestro de entonces, nadie dudaría de que el Fisculín habría “puesto sus barbas a remojar”.
Y, por añadidura, nada tan urgente, como si fuera razón de Estado, como intimidar, acosar, nulificar, obstruir y destruir a la diputada local incómoda.
Nadie, por ahora, según parece, ha delatado al Fiscal como el posible autor del rafagueo mediático en contra de Marijose.
Y aun cuando el góber azul ha anunciado, implacable, que “no hay perdón, ni intocables, ni acuerdos” y que irá por más duartistas para “llenar el penal de Pacho Viejo” con todos ellos, el bombardeo mediático en contra de la más honesta de los diputados de la LXIV Legislatura significó el peor error de “los emisarios del pasado”.
El francotirador de Marijose Gamboa y sus autores y actores intelectuales están en la sombra. Y por eso mismo, la diputada a cada rato está en la Fiscalía, buscando “las cinco patas del gato”, simple y llanamente, porque el agravio ha sido el peor.
Y como cuando el ser humano pierde el respeto por sí mismo, el respeto por su dignidad interior, pierde todo, entonces, la diputada sigue con su lámpara de Diógenes buscando al culpable.
Y más cuando los vientos políticos han cambiado y soplan a su favor…