Malecón del Paseo
Luis Velázquez
Veracruz.- EMBARCADERO: En el viejo edificio del IVEC, Instituto de Cultura, hay un pasillo largo… Le llaman “El pasillo de la libertad”… Allí se congregan los invitados cuando hay un evento… Y sueñan… Soñaron, por ejemplo, los estudiantes de la facultad de Comunicación de la Universidad Veracruzana, Facico, que expusieron obra fotográfica… Primera vez, parece, que la casa de estudios se proyecta en la comunidad con su creación… Hay en las fotos un gran sensibilidad y un profundo sentido artístico… Se concentran en retratar a la naturaleza, digamos, como en las viejas películas mexicanas de blanco y negro donde el paisaje era quizá el actor principal… Emilio “El indio” Fernández en su decibel más alto… También, claro, las cinco mil fotos que dejara el escritor Juan Rulfo en su recorrido por el país vendiendo llantas, aun cuando, además de la naturaleza, también retrataba los rostros humanos… En el caso, el puerto de Veracruz es el objeto y el sujeto de estudio… Quizá porque el año entrante serán conmemorados los 500 años de la fundación de Veracruz…
ROMPEOLAS: Los alumnos apostaron a la naturaleza y excluyeron al ser humano, salvo un par de casos… Quizá, claro, en alguna otra exposición ya se habrían ocupado del tema… Por lo pronto, fueron excluyentes… En todo caso, lo mejor, es alternar… El maestro José Luis Bolado, toda una institución fotográfica, y Carlos Cano, pareciera que agotaron el paisaje como actor principal… Para ellos, sin embargo, el misterio de la creación, el gran misterio de la naturaleza, es más artístico que las expresiones del rostro humano, como por ejemplo, aquella fabulosa descripción de Ernest Hemingway en “El viejo y el mar”, donde todo en el pescador era viejo, menos sus ojos… Los ojos, por ejemplo, de Nahui Ollín que enloquecieron a Gerardo Murillo, el famoso pintor conocido como el Dr. Atl… El mundo sorprendente y alucinante en las caras de los pescadores, los campesinos, los indígenas, los albañiles, los vendedores ambulantes, etcétera… Mirar al ser humano antes que a la naturaleza…
ASTILLEROS: El estudiante José Esteban Hernández expuso una fotografía sobre la Catedral jarocha en la noche… La noche cayendo sobre la torre de la iglesia… Las luces de la avenida en la noche… Tres cruces en lo más alto de la torre arropadas por la noche… Rubén Castillo también retrató la noche… sobre la bahía, la playa, las luces, el Golfo de México… Quizá fue en un amanecer, cuando unas gaviotas confundieron la noche con el día y quisieron así ganar al calor tropical… Eymi Domínguez quiso retratar el puerto, pero se detuvo en las nubes blancas y negras alternando en el cielo limpio y despejado, aun cuando también fotografió el viejo castillo de San Juan de Ulúa con el deterioro del tiempo, el abandono y el descuido… Israel Pérez puso un nombre subjetivo a su fotografía… “El astronauta del mar”, quizá, acaso, en el tiempo de los súper héroes…La foto de Andrés Bernal se intitula “Camino del océano”… Martín Hernández se zambulló en otro mundo… Los árboles, las ramas secas, los pájaros dispersos en las ramas, el sol, las palmeras, la noche cayendo, la bahía con un fondo negro casi todo…
ARRECIFES: “Los 4 elementos” se llama la foto de Ana Porter… Una pareja en diferentes facetas visuales… Las miradas inexpresivas… Fue la alumna que se detuvo en la mirada gozosa del ser humano… Rosa Málaga recuerda con su foto a Carlos Pellicer, el poeta tabasqueño de la naturaleza y los colores, las flores y los árboles, los pájaros y el amanecer… La vida, resumida en una flor… En Pedro Hernández, la pasión por las mariposas… Una mariposa solitaria… Cinco mariposas alternando la vida con un par de grillitos cantores… Igual que Ana Porter, Carlos Álvarez se detuvo en los ojos humanos… “Esplendor geométrico” se llama la foto de Estefanía Rivera y que evoca y convoca al surrealista André Bretón, uno de los amigos extraordinarios de Octavio Paz en Europa… Diana Enríquez intitula su foto “Insignificante”… Le faltó, claro, ejercicio… Hemingway, por ejemplo, solía coleccionar hasta mil títulos provisionales sobre la novela que escribía para luego elegir el mejor…
PLAZOLETA: La exposición fue lanzada con un título raro y extraño… Quizá surrealista al mejor estilo de los poemas de Arthur Rimbaud… Se llama “Visión imperceptible”… La clave está, más que en la visión, en la mirada, digamos, imperceptible de las cosas… Se ignora si fue un título democrático elegido entre todos como debiera, pues finalmente fue una exposición colectiva… El espectador todavía sigue preguntándose la razón del titular tan subjetivo cuando, caray, la vida es demasiado compleja para convertirla exprofeso mucho más… La tarde del jueves 14 había en “El pasillo de la libertad” del IVEC varios jóvenes mirando y admirando la exposición… Incluso, unos niños, un padre con su hijo, una pareja de novios… Ellos miraban y debatían, y entre ellos se ayudaban a observar y escudriñar…
PALMERAS: El trabajo de un fotógrafo está en la calle… En el caso, nada mejor que alternar la formación académica (técnica, claro) con una política educativa al ras del suelo… La realidad real siempre será más efectiva y formativa… Y aun cuando sobre el arte han discurrido ene número de filosofías y tendencias ideológicas (todos los ismos del mundo), fotografiar los días y los años es tarea superior de un artista… Y mucho más enaltecedor la mirada sobre la vida humana… Retratar la naturaleza con sus paisajes, flores, plantas y árboles, animales, edificios, etcétera, es admirable, pero más enriquecedor centrarse en la complejidad social… Sabemos de los 33 años de la dictadura porfirista y de los 300 años de la dictadura de los Romanov en Rusia por sus escritores… Y también, por sus artistas, entre ellos, los fotógrafos… Ha, entonces, de retratarse el tiempo social que a cada uno toca vivir…