- Dirigencia del PRI aplaudió “parranda” y destapes en Tuxtepec
Por: Roberto POLO| Laraya| El Piñero
Oaxaca, México.– Alfonso Durazo dejó la titularidad de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSyPC) y, como despedida, en Oaxaca aparecieron mutilados los cadáveres de dos personas, justo en San Miguel Soyaltepec, la tierra de Karina Barón, titular de la Coordinación Territorial para la Construcción de la Paz en Oaxaca.
En la región de la Cuenca del Papaloapan, la zona más violenta de la entidad, las mesas de seguridad -que encabeza el Gobierno Federal a través de la Sedena y SSyPC- han fracasado, tal y como lo muestra su innegable realidad con la exposición casi diaria de ejecuciones, secuestros, extorsiones y asaltos.
El resultado de este frustrado intento de seguridad se nota aún más en la desesperación social y económica que se pulsa en la región, traducida en un masivo cierre de comercios y el obligado éxodo de miles de personas cuya mayoría sigue teniendo como ruta principal el norte del país y los Estados Unidos.
Con Durazo y Karina Barón no hubo resultados. Y su agenda de seguridad la entregaban trepados en el poder, apartados de la palpitación popular, desconociendo el miedo y protegidos con exclusiva seguridad pagada con el dinero del pueblo.
Durazo se va contento, persiguiendo el deseo de gobernar Sonora bajo las siglas de MORENA, mientras que Karina, tal parece, seguirá inyectada al presupuesto federal, eso sí, apartada de la región que intentó gobernar y en donde le asesinaron a su principal operador político Gabriel Reyes Bejines cuyo caso sigue, para variar, impune.
DIRIGENCIA DEL PRI APLAUDIÓ “PARRANDA” Y DESTAPES EN TUXTEPEC
El primer evento masivo del PRI en Oaxaca fue en Tuxtepec. Y cuando el semáforo epidemiológico se mantiene en color de riesgo (color naranja) la dirigencia –encabezada por Eduardo Rojas Zavaleta y Amairani Morales Valenzuela- invitó a diestra y siniestra a sus militantes para consumar y aplaudir prematuros destapes.
Lo anterior se llevó a cabo desobedeciendo al gobernador del estado Alejandro Murat, quien de manera estricta ha prohibido los eventos masivos en la entidad a fin de evitar más contagios de COVID-19 y regresar al semáforo color rojo.
Pero bueno, eso no les importó y festinaron triunfos ajenos, como los alcanzados en Hidalgo y Coahuila, los cuales -vaticinaron- se van a lograr en Oaxaca.
Pero más allá de la irresponsabilidad sanitaria, la cual es grave, la dirigencia priísta pareció haber recaído en Alejandro Avilés y Gustavo Díaz “El Gato”, quienes llevaron la batuta del programa al son de loas y destapes, opacando por completo los soporíferos discursos de Eduardo y Amairani, quienes, al final, tuvieron que aplaudir cada uno de los cuestionables destapes.
Eduardo y Amairani tuvieron que estar convencidos de lo que escuchaban, de las propuestas y de cada uno de los destapes para aceptarlos con aplausos, sí, entre ellos el de Alejandro Avilés a quien “El Gato” candidateó para suceder al gobernador Murat.
De esta manera la dirigencia ¿O aceptó todo, pecó de ingenuidad o la chamaquearon?. Lo cierto es que quedó reducida a infantes escuchando a los adultos y aplaudiéndoles entre risas sin saber el por qué…y aceptando inminentes decisiones de una dupla que presume control en un territorio donde el PRI –dijo el célebre Gabriel Cué– no estaba muerto, sino de parranda.