Luis Velázquez | Barandal
19 de junio de 2021
ESCALERAS: Cada vez aumenta el número de aspirantes a la rectoría de la Universidad Veracruzana. Van diez. Son más, mucho más, que los candidatos a rey feo del carnaval.
Quizá porque significa oportunidad de oro para estar en la cumbre del poder. Acaso por el manejo millonario de recursos. Quizá porque desde la UV habrá quienes sueñen con la candidatura a gobernador.
Acaso porque la vocación académica es volcánica y sueñan con engrandecer el destino de la máxima casa de estudios y que, por ahora, en cada ciclo escolar deja fuera más de veinte mil jóvenes.
PASAMANOS: Todos son académicos. Unos, por ejemplo, repiten por segunda ocasión la posibilidad del sueño.
Pero la rebatinga es tan codiciada que en el palenque político se afirma que el gobernador de la 4T tiene un candidato… por más y más que lo niegue.
Es, sería, será, el doctor Darío Fabián Hernández González, a la sazón, director de Planeación en la secretaría de Finanzas y Planeación.
La rectora en funciones también tiene un candidato. Antes, según trascendiera, una mujer. Ahora, que ya cambió por un hombre, y con lo que claro queda la tentación imperial y faraónica del poder de heredar el cargo a uno de los suyos.
CORREDORES: En teoría, la decisión superior está en manos de los 9 Notables integrantes de la Junta de Gobierno.
Pero en la práctica suele darse el tráfico de influencias y el conflicto de intereses y hasta el santo Dedazo.
Bastaría referir cuando en el duartazgo, el góber precioso del PRI, Javier Duarte, envió a sus “porros” a través del secretario General de Gobierno, Érick Lagos, todos enmascarados, para apoderarse de la USBI de Xalapa y frustrar el informe del rector Raúl Arias Lovillo.
Entonces, la Junta de Gobierno miró en aquel asalto en la madrugada el regreso de “los porros” a la UV y se arrodillaron ante Duarte y dejaron fuera a un candidato ligado al rector en funciones.
BALCONES: La decisión será tomada hacia finales del mes de agosto y/o en el mes de septiembre.
Pero desde ahora, la gallera, como le llamaban en el siglo pasado, está alborotada.
Y, bueno, diez aspirantes manifiestan la pluralidad, más si todos tienen una vocación social y académica “a prueba de bomba”.
Pero al mismo tiempo, en ningún momento se trata de una kermesse sabatina o dominical en pueblo chico para casarse con la chica soñada.
PASILLOS: Manuel Carbonell de la Hoz, subsecretario de Gobierno con Rafael Murillo Vidal, amarró a los líderes estudiantiles de la UV para aterrizar como candidato a gobernador, aun cuando únicamente lo fue por 72 horas y que lo tumba Jesús Reyes Heroles, presidente del CEN del PRI.
El doctor Roberto Bravo Garzón siempre soñó con pasar su escritorio de la rectoría de la UV a la gubernatura.
El doctor en sicología, Rafael Velasco Fernández, elegido subsecretario de Salud federal, se sintió en la recta final para la candidatura priista a gobernador con Luis Echeverría Álvarez.
El doctor Víctor Arredondo Álvarez soñó que si pasó de la rectoría de la UV a la secretaría de Educación con Fidel Herrera Beltrán la posibilidad estaba para escalar a la jefatura del Poder Ejecutivo Estatal.
El maestro de todos los tiempos, Adolfo Mota, estaba seguro que de la SEV pasaría a la rectoría de la UV y luego a la candidatura priista a la gubernatura.
La rectoría es un buen escaparate para ascender en el poder político.