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Gánem y los proveedores; otro viacrucis en puerta en Veracruz

El Piñero

Luis Velázquez Barandal

Veracruz, 02 de agosto de 2017.-ESCALERAS: El jefe de la Oficina del gobernador, el tuxpeño Manuel Muñoz Gánem, alimenta la esperanza de los proveedores de servicios a quienes Javier Duarte les quedó a deber dinerito millonario.

Les dice, por ejemplo, que les pagarán después de que el gallo cante, y por tanto, y como dice el presidenciable Miguel Ángel Osorio Chong (MAO le llaman sus barbies), que “tengan fe”.

La fe, claro, es una virtud teologal, y como dice Albert Camus, está más cerca de la resignación que de la esperanza.

Pero, bueno, en medio del caos y el saqueo y las arcas vacías, todo es posible.

Y es que mirando la tempestad, Gánem les ha dicho “con claridad meridiana” (como dice el clásico) que les pagarán, pero…, pero después de las siguientes cositas:

Uno. Después de que la reestructuración de la deuda pública esté caminando.

Dos. Después de que se aplique el programa de Retiro Voluntario de los burócratas (y que, por cierto, fuera aplicado en el duartazgo por el secretario de Finanzas y Planeación, el elbista Tomás Ruiz González).

Tres. Después de que yunilandia pague el subsidio pendiente a la Universidad Veracruzana y que anda por los dos mil 500 millones de pesos.

Cuatro. Después de actualizarse en el pago a los empleados del Poder Ejecutivo.

Cinco. Así, y aunque suene “a tomadura de pelo”, les pagarían siempre y cuando (ojo, mucho ojo) “sobre dinero”.

Tal cual, y luego de cumplir con tales pendientes, si “en ese momento hay disponibilidad, si es que sobra”, les pagarán. (La Jornada, sábado 24 de junio)

Por tanto, y luego de la homilía, todos los proveedores podrán retirarse en paz, la liturgia administrativa del bienio azul ha terminado.

“Tengan fe”, entonces, los prestadores de servicio que fueron engañados y estafados por Javier Duarte.

La historia una vez más repetida: todos los que crean en los demás entrarán al reino de los cielos.

 

PASAMANOS: Muñoz Gánem es el súper ministro sin cartera de la yunicidad. El hombre de mayor confianza del jefe máximo de la revolución azul. Fue su director administrativo en la dirección general del ISSSTE en el Calderonismo. Los hijos de Miguel Ángel Yunes Linares le llaman “tío”, digamos, y como mera referencia, como llamaban “tía” a la profe Elba Esther Gordillo. Y como los hermanos Carlos y Raúl Salinas de Gortari llamaban “tío” a Carlos Alberto Madrazo, el padre de Roberto Madrazo Pintado.

A tono con el estilo personal de gobernar y ejercer el poder, el jefe de la Oficina del gobernador advirtió a los proveedores:

“Primero es lo primero. Cumplir con la nómina, subsidios a la UV y pensiones y una vez satisfechas, y si sobran recursos habrá de aplicarse a obra y algo también (claro, claro, claro) para pagar a los proveedores”.

Se reproduce así el proverbio popular de que “debo no niego y pago no tengo”.

Ha de recordarse, entonces, que ocho meses después de iniciado el bienio azul, un montón de contratistas han quebrado.

Unos, por ejemplo, cerraron su empresa y sin liquidar a los trabajadores.

Otros, han vendido parte de su maquinaria para seguir enfrentando el tiempo adverso.

Otros más, viven azorrillados de que puedan ser demandados, de igual manera como el constructor César Augusto Morando, preso en el penal de Pacho Viejo, por el caso de la Torre Pediátrica.

Otros más, andan desesperados tocando puertas en el gobierno federal esperando un milagro.

Y otros más, de plano, buscan trabajo como asalariados.

Y ni modo, ocho meses después del reino de yunilandia, Muñoz Gánem advierte que los proveedores han de esperar otros cuatro meses para que en caso de que sobre dinerito podrían, quizá, quizá, quizá, abonar o pagar a uno que otro.

“Tengamos fe” dice MAO.

 

CASCAJO: Los proveedores han de tener dos veladoras prendidas. Una, de color blanco, a la yunicidad, y otra de color negro, para seguir odiando a Javier Duarte y a sus últimos secretarios de Finanzas y Planeación (Antonio Gómez Pelegrín y Mauricio Audirac Murillo, por ejemplo) que los trajeron a las vueltas, promesa tras promesa, sin nunca cubrir los pendientes.

Y es que el tuxpeño sólo se asienta en la realidad avasallante.

Por ejemplo, el gobierno federal sigue enviando los recursos federales etiquetados y lo que es de los alcaldes para los alcaldes y de la UV para la UV, “y ahora todo va en orden y todo marcha bien”.

Pero ni un centavo extra para pagar deudas.

Gánem estaba predestinado para la secretaría de Finanzas y Planeación, pero el tiempo se le vino encima y en nombre de la salud mejor quedó en la Oficina del gobernador, y en donde se desempeña, digamos, como la versión jarocha de Joseph Córdoba Montoya, el ministro atrás del trono salinista.

Y sin mostrar la cara, con bajo perfil, pian pianito, aplica y vigila la línea marcada por el jefe.

Incluso, lo ha expresado, con la deuda reestructurada apenas, apenitas, alcanzaría para pagar “un poco” las deudas pendientes.

Por eso mismo, la CMIC de Veracruz, encabezada por el ingeniero Pedro Aguilar Pizarro, cabildeó con el senador Pepe Yunes Zorrilla la posibilidad de obra pública y de pronto, zas, les anunció 350 millones de pesos federales extras para construir infraestructura.

Pero… el socavón duartista es mucho más grande. Descomunal. Tanto, que ocho meses después todavía siguen crucificando a Javier Duarte y los suyos como el único culpable de la terrible y espantosa recesión jarocha.

Todo lo que piensa el Yunes azul lo dice Muñoz Gánem.

Y es que en el corazón del góber en primer lugar está Muñoz Gánem. En segundo, Enrique Pérez Rodríguez. En tercero, Jaime Téllez. En cuarto, Ricardo García Guzmán. En quinto, Joaquín Guzmán Avilés. En sexto, Leopoldo Domínguez Armengual. Y en séptimo, Arturo Iván Suárez Villa.

El corazón de Yunes es así un multifamiliar.

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