➡ Desde el área de Asuntos Religiosos del Ayuntamiento, organizó una misa pública de Acción de Gracias en Palacio Municipal
Redacción El Piñero
Loma Bonita, Oaxaca.- El Gobierno de Luciano Sánchez Gama, Presidente de Loma Bonita, Oaxaca, faltó al principio de laicidad del Estado luego de evidenciar su preferencia hacia el sector evangélico y organizar un evento religioso y público en el palacio municipal.
Con estas acciones la autoridad municipal de Loma Bonita estaría transgrediendo la laicidad que en México implica la separación del Estado y los grupos religiosos, donde el orden político se esgrime bajo la soberanía exclusiva del pueblo en su conjunto, de acuerdo con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Casos como este violan tanto la ley bíblica, así como las leyes humanas con sus artículos que establecen la laicidad del Estado Mexicano, como son: artículos 24, 40 y 130 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, así como los artículos 1, 3, 25 y 29 fracción IX de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público.
El evento público denominado “Acción de Gracias 2022” fue organizado por el área de Eventos Religiosos del Ayuntamiento, que dirige Ever Pérez, y contó además de la asistencia del edil, con las funcionarias Dalia Naranjo Mota, Secretaria Municipal y Felisa del Carmen Miranda Pacheco, Regidora de Obras Públicas, entre otros servidores públicos.
Para el ministro Alejandro González Alcántara, “un Estado neutral es aquel que se abstiene de realizar cualquier manifestación o proposición sobre un modelo perfeccionista y único del ser individual de las personas con la finalidad de orientarlos o, incluso, imponerles pautas de conductas determinadas”. Esta es la garantía fundamental que evita que un gobierno determine cuál es el modelo de vida a seguir y permite que cada persona decida su proyecto de vida.
El doctor en derechos humanos Joaquín Mejía precisó que el Estado (Ayuntamiento) no puede asumir los valores de una religión o de una creencia porque eso implicaría imponerlo al resto de la población e incluso a aquellos que no piensan igual.
En consecuencia, el Estado laico garantiza algo fundamental, la neutralidad, lo cual implica que el Estado tiene una obligación positiva de generar las condiciones para que todas las creencias puedan desarrollarse libremente.