Eugenio GONZÁLEZ | El Piñero
Oaxaca.– A través de una publicación en redes sociales, la usuaria Mara Cruz Zavaleta denunció el reciente rescate de dos personas que estuvieron a punto de morir ahogadas en la playa Estacahuite, en Puerto Ángel, región Costa de Oaxaca, y la falta de apoyo gubernamental para los salvavidas voluntarios que vigilan la zona.
En su mensaje, la denunciante agradeció públicamente a su padre, hermano, primo y a un pequeño grupo de amigos, quienes desde hace años, de manera voluntaria, vigilan y atienden emergencias en la playa.
Señaló que, pese a promesas realizadas durante la administración de la llamada “Cuarta Transformación”, nunca llegó el equipo de salvamento que se había solicitado para reforzar su labor.
“Llevamos más de tres años esperando el equipo prometido. No se pidió sueldo, solo equipo de salvavidas”, señaló Zabaleta, resaltando que los rescates actuales se realizan con material en muy malas condiciones.
Su padre, quien cuenta con amplia experiencia tras haber sido salvavidas en la peligrosa Playa Zipolite durante 15 años, continúa desempeñando esta arriesgada tarea junto a sus familiares.
Desde el restaurante “El Bucanero”, ubicado en una zona elevada de Estacahuite, ellos monitorean constantemente el mar para actuar de inmediato ante cualquier emergencia.
Mara Cruz también subrayó que, en temporadas de mar de fondo, las condiciones se vuelven extremadamente peligrosas para quienes no tienen experiencia nadando en mar abierto.
Además, criticó la falta de conciencia y agradecimiento de algunas personas rescatadas, quienes tras ser salvadas, no muestran ni una palabra de gratitud.
“Queremos que la gente sepa que este esfuerzo es voluntario, que no recibimos salario y que seguimos arriesgando nuestras vidas para salvar las de otros”, escribió, haciendo un llamado a las autoridades para que cumplan con su compromiso y doten a los rescatistas de los insumos básicos necesarios.
Mientras tanto, gracias a la dedicación y valentía de estos salvavidas improvisados, Playa Estacahuite sigue contando con una vigilancia que ha evitado tragedias mayores, aunque a costa de grandes riesgos y con mínimos recursos.