Luis Velázquez /Barandal
03 de julio de 2019
ESCALERAS: Su debut como vocero en la secretaría de Protección Civil fue con pelo pintado de rubio. Pantalón de mezclilla color azul. Y una playera color chillante. Verde limón.
Luego, en los días que siguieron, el vocero, de unos 27 años, llegó con el pelo pintado de negro. Con playera multicolor. Siempre, claro, color chillante. Y la corbatita, igual, color chillante, quizá sus preferidos.
Un día, desde la vocería del gobierno de Veracruz le enviaron dos chicas, acaso dos secretarias, o par de reporteros.
Y cuando ellas, de pronto, se le perdían de la mirada en la oficina al ratito preguntaba a los compañeros burócratas:
“¿Has visto a mis chicas? ¡Es que se me pierden mucho”!
PASAMANOS: Guadalupe Osorno, originaria de Tlaxcala, con una dispensa tardía en la LXV Legislatura, quizá antes de confundir un municipio de Los Tuxtlas con uno de Puebla, presentó a su asesora estrella, Tania Carola, la ex diputada local, y miembro del primero y único círculo de poder del góber.
Entonces, dijo:
“Cualquier instrucción, orden, cosa, que diga Tania… es como si yo la diera”.
Así, la gran pareja secretarial llega todos los días a la dependencia y se encierra en el sexto, séptimo, octavo piso de la torre que ocupan y nunca ejercen el poder cercano, de entrada, a la población burocrática.
Ellas viven su mundo. Su mundo, digamos, color de rosa, lejos de los estragos naturales de norte a sur y de este a oeste de Veracruz.
Y si se necesitan ejecutar acciones y decisiones, entonces, el enlace son los directores, subdirectores, jefes y subjefes.
Lejos de la chusma…cerca del Príncipe.
CORREDORES: Desde el mes de diciembre del año 2018, tiempo cuando iniciara la era Cuitláhuac, las secretarías del gabinete legal y ampliado crearon y recrearon la Unidad de Equidad de Género.
A partir de entonces, la ley fue elevada a la categoría universal, y todos, absolutamente todos, hasta los jefes, claro, han de respetar la nueva mística social.
Por ejemplo, cuidadito con que un burócrata desee con la mirada a una compañera, o le lance un piropo, o la mire y admire con perplejidad, porque entonces, tendrá dos, tres alternativas:
La primera, una sanción, digamos, el castigo de unos días.
La segunda, si el daño moral, digamos, es grave, entonces, la cárcel.
Y la tercera, el despido.
Claro, prohibido quedó maltratar hasta con la palabra a la diversidad sexual. Todos ellos han de ser respetados, “pese a quien le pese”.
¡Ah!, pero si la comunidad gay de las oficinas burocráticas desea llegar vestido de mujer si eres hombre o de hombre si eres mujer, el respeto invariable está garantizado.
Más todavía: si ellos se dan un besito como una expresión sublime del amor, el cariño, el afecto, les asiste la libertad del mundo.
BALCONES: Antes, mucho antes incluso, una parte del personal asignado en la secretaría de Protección Civil se encargaba de efectuar los mapas comunitarios para detectar los riesgos y peligros de la seguridad social.
Ahora, les encargaron tarea sublime como efectuar encuestas en los pueblos vecinos a Xalapa (Coatepec, Teocelo, etcétera) para preguntar a la población, incluso, de rancherías, su opinión sobre los homosexuales y lesbianas.
He ahí, pues, la gran obra pública acometida en los últimos 7 meses por la secretaría de Protección Civil.
Más aún: en el viaje semestral, la Unidad de Equidad de Género ha organizado cursitos entre la burocracia, a quienes han pasado al pizarrón con una orden suprema, como es dibujar a un homosexual.
El operativo educativo también es sicológico, pues a partir del dibujo detectan el pensamiento y sentimiento más profundo del burócrata sobre la diversidad sexual.
Y cuidadito si les detectan emociones violentas en contra de…, porque entonces, el infierno es poco, al grado, incluso, de detectar a un gay reprimido dudoso de salir del clóset.
PASILLOS: Muchos, claro, están felices con el tiempo de MORENA en el palacio de Xalapa. Su felicidad estriba en que nunca como ahora la diversidad sexual ha alcanzado la libertad laboral, primero, para ser contratada en el palacio, y segundo, para acceder a cargos públicos.
Y en rara y extraña contradicción social y política, en la LXV Legislatura hay un muro Donald Trump para aprobar el matrimonio igualitario, la adopción de hijos, la vida feliz en pareja y el aborto.
En las calles, la comunidad sexual sigue inconforme y protestando.
Caray, bien podría convocar a los suyos en las oficinas del gobierno de Veracruz para estremecer las entrañas del Congreso local.
VENTANAS: La vida era así antes en el palacio. Por ejemplo, un secretario General de Gobierno borró un cuartito enfrente de su oficina de caucho para que cuando se encerrara con sus amantes nadie escuchara el gritoneo en el festín sexual.
Después, siguieron otros secretarios y continuaron utilizando el cuartito del motel oficial.
Entonces, llegó a la SEGOB el panista Gerardo Buganza Salmerón y su primer acto de gobierno en el sexenio de Javier Duarte fue pedir al arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, que fuera a su oficina con agua bendita para, primero, exorcizar el cuarto del pecado, y segundo, bendecirlo.
–Aquí huele a lujuria, y mucho temo a Sodoma y Gomorra, le habría dicho Buganza.
Nadie habría pensado, sentido, olfateado, entonces, que la diversidad sexual llegaría al palacio, a tal grado que entre los burócratas de la secretaría de Protección Civil llaman a su edificio el palacio de las locas, ¡pinches envidiosos!