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Gran reporteraza en Veracruz; la verdad, al desnudo

El Piñero


Luis Velázquez Escenarios
28 de marzo de 2018

UNO. Eirinet Gómez ante el INAI

Un abrazo a Eirinet Gómez López. Gran reportera. Reporteraza. A: Rigurosidad informativa. Y, B: Pulcritud literaria. Los dos ejes rectores del mejor periodismo. Desde luego, C: el apego a la verdad. Pero más, y D: la búsqueda de la verdad, aunque sea necesario, como decía don Julio Scherer García, escombrar, hurgar, remover las piedras.
Primero, solicitó información vía INAI, Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información, sobre las estadísticas de fosas clandestinas halladas en un predio de Veracruz.
Se la negaron.
Entonces, pidió de nuevo la información y la volvieron a negar.
Contrató a una abogada.
La asesoró de la A a la zeta.
Y se amparó.
Y el Juez Cuarto de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México, Juan Pablo Gómez Fierro, le otorgó la razón.
Y el INAI habrá de entregar la estadística correspondiente.
Eirinet, en el uso legítimo de su derecho.
A: como reportera.
B: como ciudadana.
Una cosita, la libertad de prensa. Otra, la libertad de expresión. Otra, claro, la libertad de la empresa. Otra más, el abuso de la autoridad.
El respeto por la reportera.
Vida ascendente, sólida, firme, que ha llevado en la vida reporteril hasta mudar en corresponsal de La Jornada, la más alta satisfacción, por lo pronto.
Pero más aún, ganando cada día un espacio en el carril informativo, pues todos los días en el periodismo, siempre, siempre, siempre, hay un reportero que logró una exclusiva, una mejor información, estuvo en el momento oportuno en el lugar preciso, concreto y específico.
Se le admira.
Honra el oficio.
Lo dignifica.
En el trámite tuvo reveses y en vez de cruzar los brazos, doblarse, resignarse, aceptar el rechazo, su sangre periodística fermentó y siguió empujando la carreta.
Pocas, excepcionales como ella.

DOS. La fosa más grande de América Latina

El INAI ha ordenado a la Policía Federal, PF, entregar una versión pública, con los datos, cifras, estadísticas relacionadas con los indicios encontrados en las fosas clandestinas del predio “Colinas de Santa Fe”, allí mismo donde en el sexenio anterior, los jefes policiacos y los policías y los malandros tenían su fosa clandestina, considerada la más grande de América Latina.
El juez federal fue contundente sobre el amparo 1232/2017 otorgado a Eirinet:
El hecho de que la información “se encuentre inmersa en una investigación ministerial en ningún momento demuestra que su difusión impida u obstruya las funciones que ejerce el Ministerio Público durante la investigación o en ejercicio de la acción penal ante los tribunales judiciales”.
Y, por tanto, ningún “riesgo real de perjuicio al interés público” significa que la reportera tenga acceso al documento oficial “toda vez que la publicación de esos datos se desvincula de las personas y objetos de los cuales deriva”.
Además, y de principio al final, quedan reservados, como establece la ley, “los nombres de los servidores públicos relacionados con la persecución del delito y no se entregará información sobre las líneas de investigación o que permita identificar a las víctimas y a los responsables”.
Por encima de todo, el objetivo de la reportera, y que también constituye el objetivo ciudadano, como es el sentido social del descubrimiento de las fosas clandestinas.
Eirinet Gómez, mirando más allá del árbol, que el árbol fue publicitado cuando el Solecito trascendiera la existencia de las fosas clandestinas de “Colinas de Santa Fe” y la autoridad iniciara la búsqueda.
La periodista, cumpliendo a cabalidad el más alto atributo de un reportero como es dudar y seguir dudando siempre, siempre, siempre, de los hechos primarios.
Hacia arriba del árbol crecen los troncos, las ramas y las hojas, y que todo mundo mira.
Y hacia abajo, en el suelo, en la tierra, crecen las raíces, todas amontonadas.
Eirinet desenredando las raíces de los hechos sociales como el viejo topo de Carlos Marx.
Atrás, siempre, de la verdad.
He ahí los años luz entre un trabajador de la información y otro.

TRES. En el frente de batalla

Pocos, excepcionales reporteros, activistas, sociólogos, politólogos, académicos, ONG, etcétera, apuestan a la búsqueda de la información a través de los caminos institucionales como la Transparencia y el Acceso a la Información.
Pocos suelen tener la fe y la firmeza para mantenerse en el frente de batalla.
Otros más apuestan, como Eirinet además, a recolectar la información en el lugar de los hechos.
Y a la frenética búsqueda al lado de las personas sencillas y comunes que siempre existen alrededor de cualquier hecho social, de lado, claro, de los afectados, de las víctimas, en vez de conformarse con la versión oficial.
Más aún, cuando el reportero nunca, jamás, toma partido por un partido ni por un político, y en todo caso, toma partido con la gente.
“Los desheredados de la fortuna” les llamaba Albert Camus.
“Los condenados de la tierra” les decía Franz Fanon.
“Los precaristas”, les decía Oscar Lewis.
“Los olvidados” les denominaba Luis Buñuel.
“Los jodidos” decía John Reed.
“Los proletarios” los definía Lenin.
Eirinet Gómez pertenece a esa extraña y fascinante raza de bronce.
Su amistad, un privilegio.

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