- Diputada vuelve a la carga…
Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- ESCALERAS: Miguel Alemán Velasco tuvo su Colegio de Periodismo. Su objetivo fue impartir cursos de capacitación al gremio reporteril y que, bueno, de acuerdo con la ley Federal del Trabajo, es tarea de los dueños de los medios.
Fidel Herrera Beltrán respetó la investidura constitucional y el Colegio de Periodismo siguió igual.
Javier Duarte, vía su vicegobernadora, María Georgina Domínguez Colio, quiso dejar su huella y cambió de nombre al Colegio por Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas, CEAPP.
Incluso, nombró de titular a la tía política de Érick Lagos Hernández, Namiko Mutsumoto, quien “se tiró al piso” de la oficialidad y cobijó, por ejemplo, a Arturo Bermúdez Zurita, secretario de Seguridad Pública.
Luego, la Namiko fue premiada con la Comisión Estatal de Derechos Humanos, donde de pronto ha descubierto ultrajes y agravios con la llamada desaparición forzada.
Ahora, la diputada local, Maryjose Gamboa Torales, obsesionada con cambiar de piel a la CEAPP, ha lanzado su iniciativa de reforma a la Constitución Política para crear y recrear una cosita llamada Comisión Veracruzana para la Atención a Periodistas y que por el nombre parece “la misma gata, pero revolcada”.
Y revolcada… por todos lados.
Por ejemplo, según la iniciativa considera que el gobernador y el Fiscal en turno han de tener representatividad directa, y sin voto, pero que tampoco necesitarían en un momento determinado para inclinar la balanza por un lado, pues el jefe es el jefe “aún estando en pelotas” como reza el proverbio ranchero.
En contraparte, el asesinato de trabajadores de la información y los atropellos, abusos y excesos del poder sigue, imparable, y lo peor, la mayor parte de los crímenes en la impunidad, igual que las decenas, cientos, miles quizá, de personas secuestradas, desaparecidas, asesinadas y sepultadas en fosas clandestinas.
PASAMANOS: Javier Duarte quiso así, vía Gina, desaparecer la huella de Fidel Herrera y Miguel Alemán.
Ahora, la diputada intenta desaparecer el rastro de Duarte, cuando el pobrecito está hecho polvo y talco.
En dos iniciativas de ley, la legisladora ha fracasado, hasta donde se sabe.
La primera, con los mototaxis, y la segunda, con la legalización del matrimonio gay.
Ahora, ya se verá.
Y es que desde hace ratito cabildea para, de plano, desaparecer la CEAPP, y como de pronto, zas, “topó con pared”, ahora desea mudarla, con la misma intensidad con que Kafka convirtió a Gregorio Samsa en un insecto una mañana al despertar.
Habría, entonces, de recordar que entre la diputada y uno que otro miembro de la CEAPP hay un cortocircuito y sabrá el chamán la parte de la razón.
Claro, la nueva iniciativa tiene sello de casa desde que, y por ejemplo, en su integración participen el vocero del gobernador en turno y el Fiscal.
Además, que el Comisionado Ejecutivo y el Consejo Cultivo sean nombrados por el Congreso local a propuesta del gobernador, durando cuatro años en el cargo “con posibilidad de reelección por una sola vez”.
Es decir, ocho años, de igual manera como el Fiscal nueve años y como los diputados locales que podrán reelegirse un periodo más, y los alcaldes también.
Al paso que vamos con esta vocación reeleccionista (que ya está en la Universidad Veracruzana), entonces, caray, habríamos de volver al siglo XVIII cuando Antonio López de Santa Anna se reeligió tres veces gobernador (1829), y Antonio Juille y Moreno una (1833), entre tantos otros.
En el fondo, parece tratarse de la maldición lampedusiana de que “se cambia para seguir igual”, y nada más para hacer sentir el chirrión, pues los crímenes y la impunidad y los agravios continúan, y la calidad de vida laboral del gremio está peor.
CASCAJO: Si se lee la iniciativa para mudar la CEAPP es un embrollo. Un laberinto de palabras y de frases y de propuestas hechas. Chorizo, diríamos. Rollo puro.
Incluso, tomaduras de pelo.
Por ejemplo, en una parte dice que “la Comisión Veracruzana para la Atención a Periodistas tendrá a su cargo las funciones de dar orientación jurídica a los periodistas víctimas de violaciones a derechos humanos por parte de autoridades estatales y municipales”.
Vamos, entonces, por partecitas:
A: El gobierno de Veracruz otorga, por ahora, 21 millones de pesos anuales de presupuesto, con cargo al erario.
B: Y si el gobierno de Veracruz financia a la Comisión, ni modo que “se escupa para arriba” cuando, y por ejemplo, un funcionario estatal ultraje y violente los derechos humanos de los trabajadores de la información.
Y si alguna duda existiera está el antecedente de Namiko Matsumo tendida a los pies de Arturo Bermúdez cuando amenazara con la cárcel al fotógrafo Félix Márquez por las gráficas tomadas a los guardias comunitarios de los Llanos de Sotavento.
C: hablar de simple “orientación jurídica a los periodistas víctimas de violaciones a derechos humanos” es igual a nada, pues otra cosita diferente, años luz de distancia, es llevar el asunto penal “hasta las últimas consecuencias”.
D: Y ni modo que la Comisión reciba, por un lado, el subsidio oficial, y por el otro, truene en contra de un funcionario estatal y/o municipal con influencia política en las alturas.
Y es que en tales circunstancias, una Comisión de Periodistas ha de ser cien por ciento autónoma e independiente al poder público, como son muchas ONG en el país y en el mundo.
Nadie pensaría que la rebatinga por la CEAPP sólo busca adueñarse de los cargos públicos que tan bien son pagados, y más si se cotejan con los sueldos habituales en el oficio reporteril.
Lo que está fuera de duda es que se trata de una lucha de egos bajo el lema universal de que de pronto se tiene “el sartén en la mano” y como ya llegamos al poder, en automático nos volvemos dueños del día y de la noche y del destino común.
El tiempo, el esfuerzo físico y emocional, la vida suele consumirse en infiernitos, y como decía Hillary Clinton, “en cosas que no valen la pena”.
Y más, cuando se cambia para seguir igual, o peor.