Luis Velázquez /Escenarios:
02 de febrero de 2018
UNO. Gulag de migrantes
Hay en Otero, Nuevo México, un centro de detención de migrantes.
Es el equivalente a los campos de concentración de José Stalin, el político más sangriento en la historia del mundo.
Al cruzar la frontera de México y Estados Unidos y ser detenidos son enviados a Otero, cárceles en donde nunca, jamás, han respetado los derechos humanos.
Y más, luego de que América Latina viera la película “Desierto” con Gael García enfrentando, como migrante al lado de otros compañeros, la brutalidad de un francotirador que los va matando uno a uno.
A la menor provocación son enviados a tales celdas de castigo.
Y si se considera que en EU hay un millón de paisanos de Veracruz…
Y que de los 800 mil dreamers, jóvenes hijos de migrantes crecidos en Estados Unidos, 600 mil son mexicanos…
Entonces, ninguna duda existe de que los compatriotas enfrentan el peor de los mundos, igual que el resto de hispanos indocumentados.
Todo, debido al fracaso de la política económica en un Veracruz pródigo en recursos naturales, habitado por gente pobre, miserable y jodida.
¡Ay, aquel tiempo cuando Rafael Hernández Ochoa alardeaba que en Veracruz nadie se moría de hambre!
Y nadie, porque en la mañana salías al patio de la casa y levantabas las verduras que comerías.
Y al mediodía ibas al río o al mar para atrapar los pescaditos que comerías.
Y en la noche salías de nuevo al patio para recoger unos platanitos de la plantita sembrada en un extremo y cenarlos bañados con cremita.
DOS. El infierno migratorio
Un reportaje en Proceso 2151 de Lourdes Cárdenas retrata el infierno en el Centro de Procesamiento de Inmigrantes:
A: “Te tratan como a un criminal aun cuando no hayas cometido un delito”.
B: “Te castigan por todo, hasta por meterte los pantalones dentro del calcetín”.
C: “Te confinan en una celda de castigo totalmente aislados hasta por 23 días”.
D: “Te envían al ‘Tanque rojo’ donde conviven los detenidos considerados peligrosos”.
E: “Hay cateos innecesarios, falta de cuidado médico, condiciones higiénicas deficientes, fallido sistema de clasificación de detenidos y abuso de la segregación o aislamiento como forma de castigo”.
F: “Un detenido fue aislado varios días solo por compartir el café con sus compañeros”.
G: “Algunos internos son encerrados por violaciones menores a las reglas como negarse a hacer la limpieza”.
H: “Los teléfonos nunca funcionan”.
I: “No sirve de nada quejarte. Los guardias se quedan con las quejas y no hacen nada. Dicen que aquí no tenemos derechos y que mientras tengamos el uniforme puesto, no tenemos ningún derecho”.
Tales son las historias, vivencias y experiencias que la reportera levantó en el lugar de los hechos.
Por eso, resulta inverosímil que la política económica del país (y por añadidura, de Veracruz) haya alcanzado los niveles de deshumanización, indiferencia, negligencia y desdén para que la población jarocha siga migrando, con todo y Donald Trump, a Estados Unidos.
TRES. Cárceles privadas
La barbarie y la crueldad se dan en los penales norteamericanos por una razón simple y sencilla:
“El gobierno ha ido privatizando los centros de detención de inmigrantes”.
A la fecha, solo el diez por ciento de las cárceles para migrantes son manejadas por el Servicio de Inmigración y Aduanas, dependiente de la Casa Blanca.
El resto son operados por contratistas privados.
Y para ellos, los empresarios de las cárceles lo único que cuenta es el billete, el negocio lucrativo y fenicio, las ganancias.
Y aun cuando en teoría son supervisados por Inmigración y Aduanas, solo queda en los buenos deseos.
Los delitos en contra de los derechos humanos en el país que se proclama gran defensor humanitario y exige democracia al mundo en la peor barbarie.
CUATRO. 11 millones de ilegales
La siguiente estadística es para documentar el optimismo de la secretaría de Desarrollo Económico de la yunicidad, y de paso, también, de la secretaría General de Gobierno, a cuyo cargo (Rogelio Franco Castán) está la política migrante:
A: El diez por ciento de la población de Estados Unidos, 35.8 millones, es mexicano o descendiente de mexicanos.
Y de esos 35.8 millones, once millones son ilegales. Y obvio, una parte considerable originarios de Veracruz.
B: “En los dos Estados más grandes del suroeste (y los más ricos de EU), California y Texas, el 40 por ciento de la población es hispana, la mayoría, mexicanos”. (EL País, Pablo Ximénez de Sandoval)
Y lógico, una parte son jarochos.
C: La mayor parte de norteamericanos, incluso hispanos con papeles, dejan claro a los ilegales que son ciudadanos de segunda y tercera clase.
D: Unos doce millones de mexicanos residentes en EU “tienen visado para visitar, trabajar o estudiar legalmente en EU” frente a los once millones sin papeles.
E: En el centro comercial de tiendas de lujo de Woodlands (allí donde Javier Duarte y los duartistas soñaron con el paraíso) solo se oye hablar español. “La gente latina que vive aquí tiene dinero. Y por lo general (salvo la generación duartista) son latinos que han trabajado duro en EU” para alcanzar tales niveles.
Pero son, claro, los menos, ante la población ilegal.
CINCO. El paraíso perdido
En la frontera con Estados Unidos hay 25 puertas de entrada terrestre.
Y en el año 2015, ciento ochenta y un millón de personas cruzaron al otro lado desde México.
Cada día, medio millón de personas entran legalmente a trabajar y comprar en Estados Unidos.
Pero son más, mucho más, de México y de América Latina, que todos los días intentan ingresar al paraíso trumpiano.
Muchos, muchísimos de ellos terminan en las cárceles de Otero, Nuevo México.
Es el cambio que la yunicidad ofreció a la población.