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México.- Si bien al hablar de harinas, muchas personas suelen pensar en esa lluvia blanca proveniente del trigo y que invita a exquisitos placeres para el paladar.
Lo cierto que es que no es un elemento requerido por el organismo. Menos aún, en las versiones refinadas -la más consumida es la de trigo-, que resultan altamente inflamatorias y no reportan beneficios nutricionales.
La realidad es que no tenemos un aparato digestivo adaptado para las harinas. No somos granívoros sino frugívoros, esto significa que para conservar una salud adecuada seremos capaces de tolerar adecuadamente pequeñas cantidades de granos y mucha más cantidad de frutas y vegetales.
Pero, también hay que tener en cuenta que se trata de un producto muy instalado culturalmente y que forma parte de la dieta habitual de la mayoría de las personas.
La mejor opción, entonces, es buscar las alternativas más convenientes e incluirlas en una proporción adecuada. ¿Cómo elegirlas?
El primer punto es que cualquiera sea el grano o semilla de donde provengan siempre conviene que sean integrales. Esto significa que sea una molienda completa que incluya desde el germen (la parte interna) hasta la cáscara. Siendo así, toda harina que sea integral completa, es superior a cualquiera refinada, porque aportará fibras, fundamentales para la salud.
Las harinas de frutos secos, legumbres y pseudo cereales, las más recomendadas.
Luego, entre las opciones que existen en el mercado, habrá que ver las variantes más convenientes. La harina de arroz no contiene gluten y por eso, es una opción para los celíacos. El consejo: no resulta tan fácil de manipular y aporta almidones, que no tienen demasiado beneficio nutricional.
Pero también hay otras más aconsejadas. Esta es la selección.
De legumbres
– De garbanzos. Es una de las más utilizadas y una buena alternativa para reemplazar al huevo. Para ello, se deberá unir una cucharada de harina de garbanzos con tres cucharadas de agua. Además de servir para ligar ingredientes, aportará proteínas y minerales.
– De soja. Su ventaja es que es muy fácil de manipular. Aunque, solo es recomendable consumir la de tipo orgánico, que se consigue en dietéticas y almacenes especializados.
– De lentejas. Es un poco más áspera para digerir. Por eso, es mejor realizar las preparaciones con los granos de lentejas.
De pseudo cereales
Dentro de este grupo, están las variedades de mijo, quinoa o amaranto. Al ser cereales tan chiquitos, permiten una mejor manipulación y hacer muchos más preparados, tanto dulces como salados.
Si se consume harina de trigo, conviene que sea integral.
De frutos secos
La de almendras, por ejemplo, es muy utilizada en la repostería.
En síntesis, para una mejor respuesta del cuerpo, lo mejor será optar por las opciones más nutritivas y siempre en las versiones integrales. Pero, aún así, la recomendación es consumirlas en poca cantidad y en cambio, basar la alimentación en los alimentos para los que nuestro cuerpo fue diseñado: agua, frutas frescas, semillas y frutos secos, legumbres, algas, germinados y brotes y fermentados. Estos sí son alimentos funcionales y fundamentales.
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