Connect with us

Hay estilos para pedir “una limosnita, por el amor de Dios”; las cornadas del hambre

El Piñero

  • Sostén de la economía

Escenarios

Luis Velázquez

Veracruz.- UNO. Vivir pidiendo limosna

s creyendo será bendecida con unos centavitos

El chico sin brazos en el crucero del bulevar mordiendo con la boca un vaso de plástico para el donativo.

El señor de “70 y más” sin piernas en el crucero.

El anciano con bastón y ropita muy sencilla y modesta y una risita pícara con una mirada de lástima.

El reportero inventando que su esposa necesita operación en hospital de la Ciudad de México y pide 40, 50 mil pesos al político encumbrado.

El político que solicita el diezmo y el doble diezmo a cambio del dedazo para la obra pública.

El agente de Tránsito pidiendo para “las aguas”.

La cortesana solicitando su regalito luego de la faena sexual.

El policía diciendo al infractor “coopelas o cuello”.

El migrante de América Central ofreciendo una crucecita tejida con palma a cambio de diez pesitos.

La indígena en el crucero cargando una niña de uno o dos años diciendo que está enferma y debe comprar la medicina.

El campesino mostrando un oficio del Ayuntamiento para que le den el óbolo, padrino.

 

DOS. “Muchas cornadas da el hambre”

 

Los carteles imponiendo el derecho de piso en los pueblos, incluso, hasta a las señoras con un puesto de fritangas.

La chica de Los Portales que vende cacahuates o su cuerpo, lo que sea pero que sea.

El profe pidiendo una botella de whisky para aprobar al estudiante perezoso.

Los adolescentes del malecón pidiendo al turista arroje una moneda al fondo del mar para que la levanten con los labios o con las manos.

El sonero de medio pelo tocando “El tilingo lingo” en el café.

Las chicas vestidas de jarochas haciendo que bailan “La bamba” en la avenida con el semáforo rojo mientras otras sonríen y extienden la mano al conductor “para un cash” como dijera Ernesto Zedillo al pordiosero defeño.

El jaranero que toca sábados y domingos en el desayuno y la comida en el restaurante y canta “La zandunga, mamá por Dios”, mientras su ayudante, vestido con guayabera impecable de manga larga, pasa entre los comensales con el sombrero de ala ancha para la propinita.

El franelero de la esquina que hace que limpia y limpia el parabrisas.

El despachador de gasolina que en un dos por tres hace que lava el automóvil por delante y por detrás y lo deja reluciente, pero con los vidrios rayados.

 

TRES. Regalito para la nudista

 

Las coristas con su streap-tease en un reservado en el antro, donde nadie tiene derecho a tocar, más que a mirar y admirar, aun cuando, claro, todo puede cambiar con un buen billetito y una propina decorosa.

El mesero exigiendo el diez al quince por ciento al cliente según la ley en cada cuenta, consciente de que, ni hablar, ley de la selva, deberá aportar al mismo tiempo el diez por ciento de la propina para el resto del personal, sobre todo, para las cocineras y afanadoras.

El capitán de meseros que todos los días busca uno o dos ingenuos clientes a quienes les habla de una urgencia familiar, por ejemplo, los útiles escolares de los niños, una medicina para la bebé malita, la vista que está perdiendo por falta de unos lentes, y con frecuencia sorprende a medio mundo, y aun cuando jura y perjura que pagará la quincena entrante, el día nunca llega.

CUATRO. “Una limosnita por el amor de Dios”

 

Según el INEGI, uno de cada tres jefes de familia lleva el itacate y la torta a casa con los ingresos obtenidos con el changarro en la vía pública vendiendo picadas, gordas, tacos, tortas, tlayudas, garnachas y refresco de cola.

Pero ninguna duda hay de que la industria de “la limosnita por el amor de Dios” y las propinas significan una elevada, elevadísima fuente de ingresos para el ingreso de la población desde los más jodidos hasta los políticos encumbrados con un cargo público jugoso, donde tienen presupuesto a ejercer y burócratas a su servicio.

Y si la corrupción política ha llevado al país al primer lugar en América Latina y a uno de los primeros lugares en el mundo…

Y si en Veracruz, por ejemplo, las remesas enviadas desde Estados Unidos por los paisanos migrantes sin papeles se han vuelto más importantes que los ingresos por las industrias de la caña de azúcar, el café y los cítricos…

Y si el tráfico y el consumo de drogas en Veracruz es una fuente incalculable de ingresos para los malandros…

Y si Veracruz ocupa el primer lugar nacional en producción y exportación de trabajadoras sexuales según la investigadora Patricia Ponce…

Entonces, las limosnitas y las propinitas constituyen un sostén de la economía local, además, claro, de que nadie paga impuestos por tales ingresos.

Bien lo decía Rafael Hernández Ochoa en el siglo pasado, 1974/1980, gobernador de Veracruz:

“Aquí nadie muere de hambre. En las mañanas sale al patio y levanta verduras para desayunar.

Al mediodía se va al río y/o a la playa y pesca.

Y en la noche otra vez sale al patio y corta unos platanitos y cena contento y feliz”.

Le faltó, claro, agregar las limosnitas y las propinitas que mucho enaltecen el Producto Interno Bruto.

Comentarios

Comentarios

Comentarios

Entradas Relacionadas

NOTICIAS

Veracruz: Motorizado derrapa y pierde la vida en la Poza Rica – Cardel

Redacción El Piñero | Corresponsalía Tras conducir a exceso de velocidad y sin precaución, un motociclista sufrió un fatal percance al derrapar y perder la vida sobre la carretera federal 2080 Poza Rica – Cardel en el tramo Papantla – Gutiérrez Zamora, en inmediaciones de la comunidad El Coco. El

Leer más »