Luis Velázquez Barandal
22 de junio de 2019
ESCALERAS: Hay un descontento social acumulado y reciclado en Veracruz. Por ejemplo, inverosímil que 6 de los 8 millones de habitantes estén en la miseria y la pobreza: Además, en la estadística oficial del INEGI y CONEVAL.
Es un hartazgo que data de varios sexenios. Muchos. Intrépido y temerario decir un año equis. Y con todo, la duda si la venta de esperanzas por parte de MORENA terminará en añicos. O peor.
Muchas, demasiadas expectativas levantó AMLO, encarnando, claro, a MORENA, su movimiento político.
Pero si los meses y los años siguen caminando sin que el llamado bienestar social se traduzca en el bolsillo, entonces, todo se habrá desplomado. MORENA y los morenos serán igual que los priistas y panistas.
PASAMANOS: Un sexenio, ya se sabe, resulta insuficiente para terminar con tantos años de desigualdad económica, social, educativa, de salud, de seguridad, de procuración de justicia y de desarrollo humano.
Bastaría referir, por ejemplo, que el escritor Paco Ignacio Taibo II, director del Fondo de Cultura Económica, estuvo en Veracruz y aseguró que hay medio millón de personas de 14 años de edad en adelante analfabetas, es decir, que no saben leer ni escribir.
Y, lo peor: semestre y medio ha transcurrido sin que el secretario de Educación mire la realidad avasallante. Le vale. O parece.
CORREDORES: Varias voces de izquierda quedaron en el camino social de Veracruz.
Manuel Velasco, “El ratón”, fue candidato de la izquierda a gobernador y perdió.
Heberto Castillo también de la izquierda y perdió.
La profe Gloria Sánchez fue candidata y perdió.
Arturo Hérviz, del PRD, fue candidato a la silla embrujada del palacio y cuando perdió su primera reacción fue levantar jubiloso y victorioso la mano de Miguel Alemán Velasco, el priista ganador.
Es más, Ignacio Rey Morales Lechuga fue candidato, digamos, de la izquierda, opositor al priismo, y perdió.
Ahora, la gran oportunidad de oro del góber de AMLO a quien ha vitoreado y levantado la mano en repetidas ocasiones para darle oxígeno político y social.
Incluso, el entonces perredista, Juan Vergel, y el panista Enrique Cambranis, integraron una alianza de la izquierda y la derecha para lanzar candidatos comunes a las alcaldías y diputaciones locales y Javier Duarte reventó la posibilidad antes del día de las urnas.
BALCONES: Hay en los ciudadanos repulsión social a las elites políticas. Ellas, y nadie más, son las responsables de la terrible y espantosa desigualdad económica, el punto de partida del desarrollo humano.
Mucho daño causaron los priistas y los panistas a la población. Y el resultado es una gente escéptica, incrédula, y que del mes de julio del año anterior, fecha de las urnas, a la fecha, está atrapada en el desencanto.
La semana anterior, y más allá de la lucha enconada entre los partidos políticos por el poder, hasta algunos diputados locales de MORENA se fueron “con todo y sin medida” en contra de algunos secretarios del gabinete legal y ampliado del gobierno de Veracruz.
PASILLOS: Un semestre y medio ha sido suficiente para visibilizar el Veracruz de las clases sociales empobrecidas con el hambre, desempleo, subempleos, salarios de hambre, ningún empleo creado y cero inversión pública.
Los pequeños asalariados, que son la mayoría poblacional, apostando a la esperanza vana. Palabrerío hueco. Discurso insulso, intrascendente.
Cuidado, Veracruz se está volviendo ingobernable. Soledad Atzompa, el Valle de Uxpanapa, Mariano Escobedo, Jáltipan, las ciudades de Veracruz y Xalapa, Maltrata, etcétera, los pueblos sublevados y en resistencia pacífica.
VENTANAS: De hecho y derecho se está viviendo y padeciendo un Estado Ruinoso y Arruinado, más allá del concepto universal del Estado de Derecho y más, mucho más allá del Estado Delincuencial, el Estado Fallido, el Estado de Sitio y el Toque de Queda.
Incluso, el gobierno de Veracruz ha sido incapaz de levantar expectativas vendiendo esperanzas.
La cruz social es demasiado pesada. Los zapatos les quedaron “demasiado largos” por más y más que el presidente de la república se la pase vitoreando a su gobernador.
PUERTAS: Descompuesto el sistema político, la población necesita, más que de un político, un gran líder social, un extraordinario médico social para recetar los medicamentos necesarios.
Y cuando el grueso de la población sólo aspira a mejorar su destino colectivo, el Príncipe, el tlatoani, el gurú, ha perdido hasta el respeto ciudadano y en “las llamadas benditas sociales” a cada rato, a veces “a tiro por viaje”, desde el anonimato la gente se pitorrea.
Perdido el respeto, ya nada queda. Más que el vacío. El desencanto. La decepción.