Luis Velázquez | Malecón del Paseo
24 de abril de 2021
EMBARCADERO: En el siglo pasado, hacia 1930, para los hijos con padres pobres y en la miseria únicamente había dos caminos para enfrentar la vida… El primero, meterse de soldado raso en el Ejército… Y el segundo, irse al seminario para ver si cuajaba la vocación sacerdotal… En cualquier lado, la papa estaba asegurada, digamos, por un tiempo… Y en el caso del Seminario, entonces, se podía seguir estudiando, mínimo, hasta el bachillerato… O en el Seminario Mayor… Y en una de esas, hasta curitas se volvían…
ROMPEOLAS: Incluso, los chicos podían ingresar al Seminario desde la escuela primaria y que, entonces, funcionaba en Teocelo… Así, decían los curas, la formación eclesiástica era integral pues comenzaba desde el primer año de la primaria hasta los estudios superiores de Filosofía y Teología… Y en un descuido, el seminarista terminaba hasta en Roma, en la especialidad… Además, comida garantizada… Y lectura intensa… Y deporte al por mayor… Muchos chicos del pueblo partieron a Teocelo enviados por sus padres y pocos, excepcionales, menos de cinco, terminaron oficiando misas y confesando…
ARRECIFES: Otros muchos agarraron camino al Ejército… Se metieron de soldados rasos y estudiaron… Uno de ellos, caray, insólito, llegó a la universidad y terminó de general… Y anduvo por ahí, en el país, al frente de comandancias militares… Y hacia el final de sus días fue premiado con par de ellas en el estado de Veracruz… Ninguna duda existe de que el par de opciones tiene vigencia, con todo y que cada vez las Diócesis se quejaban de un desplome en las vocaciones sacerdotales, equivalente, digamos, y por otras razones, entre ellas, la económica, a la deserción en las universidades privadas y públicas…
ESCOLLERAS: De la generación de Héctor Fuentes Valdés, 1935, unos diez condiscípulos se fueron al Seminario Menor para cursar la secundaria y el bachillerato… Unos, trascendieron al Seminario Mayor y estudiaron Filosofía… Pero aun cuando unos llegaron más lejos que otro ninguno alcanzó el estadio superior… Poco a poco fueron migrando, la mayoría, porque una chica se les atravesó… Y ni modo, la fuerza de la carne es más intensa y volcánica que la fuerza del espíritu… Casi casi, Luzbel derrotando a Dios… La madre Eva, al padre Adán… Las hijas de Lot, a Lot, a quien emborracharon para tener sexo… Sodoma y Gomorra, consumidas por la lujuria…
PLAZOLETA: Mucho invierte la iglesia en la formación de sacerdotes… Y con el riesgo inevitable de que la mayoría de los estudiantes terminan agarrando otros caminos, pues las vocaciones se reorientan o redescubren… En su tiempo, Héctor Fuentes comprobó que de cada salón de clases con unos veinticinco chicos, menos de cinco terminaban la carrera y se ponían los hábitos para salvar al mundo del pecado… Una sangría incalculable para las finanzas de la iglesia…
PALMERAS: La formación en el Ejército y el Seminario es de primera… Disciplina educativa, principios, valores, solidaridad humana, integridad… En el siglo pasado, el gran crédito de ambas instituciones… El respeto profundo, inalterable, de las familias y los ciudadanos de a pie por los soldados y los sacerdotes… Incluso, a los curitas se les solía dar un besito en su anillo como símbolo de humildad y sencillez ante su grandeza humana… Y ante los soldados, todo mundo se cuadraba, el ejército de la ley y el orden… Por eso, la demanda insólita de jóvenes, entre otras cosas, porque entonces, y ahora, “el hambre (y la miseria) solían causar muchas cornadas”…