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Historia de Fidel Kuri

Staff El Piñero

Luis Velázquez/Barandal

Veracruz.-17 de abril de 2017.-PASAMANOS: Nunca le ha ido mal en la vida. Siempre echado pa’lante, atenido al poder del dinero, Fidel Kuri Grajales, originario de Orizaba, avecindado en la riviera jarocha de Alvarado, primero quiso la alcaldía de Boca del Río y ahora la de Veracruz. Y como siempre, dispuesto a todo con tal de ganar en las urnas.

En dos ocasiones ha sido, y es, diputado federal. Según su biógrafo, en la primera, 2009/2012, compró a los candidatos adversarios para que se retiraran de la contienda. Y quedó solo. Y avasalló. Y en la segunda, ésta última, repitió la pócima.

Es, afirman, “una copia burda de Fidel Herrera Beltrán”.

Kuri, el dueño del club de los Tiburones Rojos, un político soberbio. Petulante. Echón. Tanto que, por ejemplo, no conoce de reglas. Y las violenta. Y le vale.

También tiene fama de bravucón. Un priista se alegra de que pudiera habilitarse como candidato a la presidencia municipal, porque aun cuando perdería la elección, fastidiaría los días y las noches de Miguel Ángel Yunes Linares empujando a su hijo Fernando.

“Te imaginas, dice. Las tiburoncitas regalando camisetas y gorras a los fanáticos. Además, en un juego estelar de gratis”.

La palabra final está por darse, o ya se dio, en el CEN del PRI. Quizá se habría diferido unos días porque Javier Duarte fue capturado en Guatemala.

Pero a estas alturas, el tricolor ha dado excesivos bandazos buscando un candidato. Gustavo Sousa, Nino Baxzi, Francisco Ávila Camberos, Anilú Ingram, Antonio Sierra, Marlon Ramírez y Raúl Díaz Diez.

Y ninguno ha quedado. Renato Alarcón, el presidente del CDE del PRI, lo dice así:

“Los jarochos pactan cuando son aspirantes. Pero cuando de entre ellos sale el candidato todos se le van encima”.

Con todo, Alarcón y Fidel Kuri son viejos conocidos.

 

BALAUSTRADAS: En el PRI de Fidel Herrera Beltrán, que venía del Alemanismo, estuvieron juntos. Adolfo Mota, presidente. Alarcón, tesorero. Y Kuri, secretario de Organización.

Eran los días cuando se protegía mucho en Bertha Hernández, la lideresa de la Liga de Comunidades Agrarias habilitada como secretaria General, pues Kuri a nadie conocía, más que a uno, su tocayo Fidel Herrera.

Y con Fidel, fue “de todo y sin medida”. Digamos, su capacidad económica repuntó a lo máximo.

El fogoso, por ejemplo, le dio a construir los llamados “Pisos fieles” en la sierra de Zongolica. Y según la leyenda, sin el diezmo pa’que se ayudara. Y se enriqueció más.

Entonces, le apareció su vocación parlamentaria. Y fue candidato. En la LXI Legislatura. Tiempo en que Víctor Flores Morales, líder y cacique ferrocarrilero, también lo fue. Y Rafael Rodríguez, el esposo de Amada Gasperín Bulbarela, alcaldesa de Acayucan, de igual manera.

Y el trío afianzó una amistad fuera de serie, dice el biógrafo, “en el chupe y con las cortesanas”.

Tanto que, incluso, el Congreso de la Unión lo llevó a otros negocitos en sociedad, se afirma, con Víctor Flores. Primero, con el primer club de fútbol, el de La Piedad, Michoacán. Y luego, con la cadena de casinos de nombre Winpot.

Para entonces, Flores Morales (quien de joven se soñaba el Elvis Presley de la negritud y se vestía y arreglaba tal cual) era ya un magnate, como ahora.

Y entre otras de sus acciones generosas estaba, se afirma en el pasillo priista, financiar las campañas electorales tanto de Fidel Herrera como de Javier Duarte.

Pero Duarte y Fidel Kuri tenían los cables cruzados por el asunto de los Tiburones Rojos, luego de que el anterior concesionario, Mohamed Morales (el noviecito de Belinda, la actriz preferida del gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles) denunciara que el fogoso le debía 150 millones de pesos.

Así, Duarte descarriló a Mohamed y Víctor Flores intervino para que la franquicia le fuera concesionada a Fidel Kuri, quien ya traía a “los Tiburoncitos”, pues hacia el final del día, los dos eran socios.

Y es que ni el fogoso ni Duarte nada podían negar nada a Flores Morales. Estaban en deuda con él. Era su mecenas electoral.

 

ESCALERAS: Enriquecido (nadie se atreve a calcular su fortuna), Kuri quiso de nuevo la diputación federal.

Y como en el PRI se la estaban haciendo cardiaca, entonces, de plano, estuvo a punto de irse al partido Acción Nacional.

Incluso, se afirma que hasta se entrevistó con Miguel Ángel Yunes Linares.

Así, doblegó, mejor dicho, arrodilló al tricolor y se salió con la suya.

Como siempre, envalentonado con la fuerza del billete.

Uno y otro tienen descendencia árabe. Y una de dos: se arreglan o se destrozan. Al Yunes azul ya le pasó una vez. Fue el año anterior. Con ex primo, el senador Héctor Yunes Landa. Ahora, de consumarse, sería con otro más. Fidel Kuri.

Pero Kuri es político y hombre de negocios. Además, socio de Víctor Morales, otro viejo conocido del Yunes azul.

Y nada fácil sería que las famosas concertacesiones de Carlos Salinas pudieran encarnar en Veracruz, con todo y que Kuri trae fundidas las pilas con el alcalde de Boca del Río, el primogénito de Yunes Linares.

Hacia el final del día, como cacarean en el pasillo político, habría tres árabes disputando la presidencia municipal, la primera fundada por Hernán Cortés en la tierra firme del continente americano: Fernando Yunes por el PAN. Fidel Kuri, por el PRI. Y Ricardo Exsome, por MORENA.

 

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