Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- ESCALERAS: Veinte años de militancia priista han alcanzado la plenitud. Pepe Yunes Zorrilla es precandidato a la gubernatura. Premian su lealtad. También, uno de sus atributos más importantes, como es la honestidad. Y más, en un país casi casi líder mundial en corrupción política.
También, claro, reconocen su integridad.
Por ejemplo, desde más o menos la mitad del sexenio de Javier Duarte marcó su raya del político preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, entre otras cositas, por delincuencia organizada. Y delincuencia organizada porque formó una banda de malhechores “de cuello blanco” para saquear el erario.
Y su deslinde fue notorio, cuando como senador de la república empezó a cabildear recursos federales (en total fueron cinco mil millones de pesos) para entregar en forma directa la secretaría de Hacienda y Crédito Público a los presidentes municipales y productores, y Duarte y su equipo se indignaron porque deseaban manejarlos ellos para aplicar su gran “Operación Licuadora” y que como el mundo sabe consiste en desviar los fondos oficiales a otros programas, ajá, a otras regiones, ajá, y/o a otros bolsillos, de plano.
Hombre firme en sus decisiones, se mantuvo a las presiones y represiones de Duarte, y nunca, jamás, permitió que los duartistas “metieran la mano al cajón”.
Incluso, en el Fidelato también fue menospreciado y supo con firmeza marcar su deslinde.
Y tan decente que, por ejemplo, prefirió retirarse de Veracruz para incorporarse al CEN del PRI de su amiga Beatriz Paredes Rangel contra quien Fidel Herrera Beltrán jugó las contras.
Ahora, es precandidato del tricolor a la silla embrujada del palacio.
“Encontrarán, dijo en su registro, liderazgo y firmeza, claridad y resolución, preparación y disposición para trabajar”.
Todo junto necesita el viejo partido político fundado en 1929 por “El turco” Plutarco Elías Calles.
Más la unidad. Unidad “a prueba de bomba”.
El duartazgo y el karimazo (de Karime Macías) y los duartistas ambiciosos y sin escrúpulos todos descarrilaron al PRI y enviaron al sótano de la preferencia ciudadana.
Pepe Yunes ha de alistarse, digamos, para resucitar un cadáver, consciente y seguro, como dice Jorge Uscanga Escobar, ex de todo, menos de gobernador, que en política “no hay hombre muerto”.
Tampoco, claro, partido político muerto, como por ejemplo, la fuerza insólita que ha recobrado el Movimiento Ciudadano.
Y también el Panal, que hasta candidata a la gubernatura registró en el OPLE de Veracruz con la diputada local, Miriam Judith González Sheridan, ex de MORENA y ahora del partido de la profe Elba Esther Gordillo.
La batalla por el trono imperial y faraónico ha comenzado…
PASAMANOS: El senador de la república llegó al recinto oficial para registrarse como precandidato con su familia. Su esposa y sus hijos. Sus padres. Sus hermanos.
La felicidad familiar, por un lado, y por el otro, la euforia priista.
Las elites, en el primer plano del auditorio, muchas de ellas, empujando sus candidaturas a las diputaciones locales y federales y a la Senaduría de la República.
“Muchos, dice el relato bíblico, son los llamados y pocos los elegidos”.
Y si Pepe Yunes esperó veinte años para lograr la nominación a la gubernatura, entonces, cada quien ha de calibrar la posibilidad.
Pero el festín alcanza para todos, porque el pastel es gigantesco.
La pelea, entonces, se está dando en otros frentes.
Y más cuando en el imaginario colectivo privan el trío de derrotas en menos de un año.
A, la gubernatura en el 2016. B, la mayoría en el Congreso local, el año anterior. Y C, la mayoría de presidencias municipales este año.
Y aun cuando el tricolor, como todos los partidos, tiene su voto duro, al mismo tiempo resulta insuficiente para ganar, porque el ejército de indecisos es incalculable.
Más si se considera la inmensa mayoría de jóvenes (diecisiete millones en el país) que por vez primera sufragarán el primero de julio en Veracruz.
Y aun cuando muchos descrean de las encuestas, la moneda está dando vueltas de manera peligrosa.
Y en el caso del PRI, en ningún momento están yendo a una peregrinación electoral atrás del voto en camino de flores y nardos.
Al contrario, lleno de espinas y cardos.
CASCAJO: El precandidato rojo dijo que “Veracruz merece una transformación social”.
Y es cierto. Pero de tanto tanto tanto que lo han dicho cada seis años los candidatos a la jefatura del Poder Ejecutivo Estatal la población electoral se ha vuelto una descreída. Incluso, agnóstica, la parte de la vida en que en nada se cree, y con frecuencia, ni siquiera se cree en un Ser Superior, porque si los dioses son justos, caray, nada de justicia social existe cuando, y como sostiene el politólogo Carlos Ernesto Ronzón Verónica, el uno por ciento de la población mundial es dueña del 80 por ciento del capital mundial.
Una cantidad que de igual manera aplica en cada rincón del planeta, en el caso, en Veracruz.
El CONEVAL lo ha resumido en palabras escalofriantes:
Seis de cada diez habitantes de Veracruz están atrapados y sin salida en la pobreza, la miseria, la jodidez, el desempleo, el subempleo y los salarios de hambre.
Lo peor es que en cada proceso electoral se escucha el mismo discurso.
Peor más: los políticos encumbrados anunciando el nuevo mundo:
Veracruz, han dicho, la potencia energética del mundo.
Veracruz, el primer lugar nacional en alfabetización.
Veracruz, la Houston de América Latina.
Veracruz, a punto de convertirse en potencia económica mundial.
Veracruz, líder del turismo de aventura en el continente.
¡Puras balandronadas en un pueblo rico en recursos naturales habitado por gente jodida!
Por supuesto, la mayoría de los ocho millones de habitantes merecen “una transformación social”.
Y como el discurso lo han repetido hasta el cansancio, resulta difícil creer.
“Es posible”, dijo, no obstante, Pepe Yunes Zorrilla.
La esperanza, decía Albert Camus, es una virtud cristiana.
Pero la esperanza también significa resignación. Tanto como cruzarse de brazos a esperar un milagro. Y en la espera, el número de muertos (muertos por razón natural) resulta incalculable.
RODAPIÉ: Si el discurso del precandidato se lee y relee, entonces, está echando chispas.
Por ejemplo:
Habló de que “muchos analistas han desahuciado al PRI en muchas ocasiones”.
Y aun cuando tendría razón, en Veracruz el único que desahució al partido tricolor se llama Javier Duarte, por cierto, muchos de sus seguidores beneficiados con el billete fácil en la impunidad.
Se refirió a que “no podemos permitir el arribo de la ocurrencia” a la gubernatura, porque “el conocimiento que Veracruz demanda… no se improvisa en una mesa y no se aprende con una candidatura”.
Una sola candidatura ha usufructuado, por ejemplo, Cuitláhuac García Jiménez, el candidato de AMLO y MORENA a la gubernatura.
Su contraparte, Miguel Ángel Yunes Márquez, ya lleva tres candidaturas, dos presidencias municipales (de Boca del Río) y una diputación local.
El mismo Pepe Yunes lleva candidaturas a una alcaldía, a una diputación local y otra federal y dos senadurías, la primera de las cuales perdió en el Fidelato, porque el góber fogoso así quiso, él, Fidel Herrera, quien nunca en su vida “ha perdido ni un volado”, aun cuando, claro, perdió en las urnas con Carolina Gudiño como candidata.
Pepe dejó especificado que su “claro objetivo… es acabar con la impunidad. La procuración de justicia, dijo, no puede ser discrecional”, refiriéndose quizá a los duartistas presos en el penal de Pacho Viejo, en tanto 315 políticos en la mira de la Fiscalía por desvío de recursos denunciados por la vía penal por la Contraloría azul.
Y más cuando el precandidato rojo dijo que la procuración de justicia “no puede ser un aparato de intimidación ni un aparato de cooptación”… y que en la cancha priista así lo consideran las cúpulas y los grupos, pues a estas alturas de la yunicidad azul, más que estar padeciendo la rudeza viven azorrillados con la guillotina totalmente afilada.
POSTES: El precandidato se fue al corazón social de los grandes pendientes y que, bueno, son arrastrados desde “la noche oscura de todos los tiempos”.
Un ejemplo:
Es hora, dijo, “de combatir la pobreza… pero no repartiendo despensas”.
Y es que, caray, tanto el PRI como el PAN son conocidos en el mundo como partidos que apuestan a redimir a los pobres… con despensitas demagógicas, pues apenas y alcanzan para una semana, y a duras penas.
Otro ejemplo:
Es hora, dijo, de abatir “los asombrosos y tristes niveles de inseguridad, ese flagelo que agobia a nuestra gente”.
Cierto, cierto, cierto.
Pero… en la década de los años veinte en Veracruz, el cacique y latifundista de Naolinco, Manuel Parra, asesinó con sus pistoleros y sicarios a cuarenta mil campesinos en medio de aquella enconada lucha agraria.
El número de muertos en el sexenio de Agustín Acosta Lagunes con su “Sonora Matancera”, nunca, jamás, ha sido cuantificado por algún investigador de la Universidad Veracruzana.
La violencia en el tiempo del tres veces gobernador de Veracruz y once ocasiones presidente de la república, Antonio López de Santa Anna, uno de cuyos escoltas tenía una banda de pistoleros y que guardaban su armamento en palacio, tampoco, jamás, ha sido detallada.
El tiempo del narcotráfico en Veracruz que inició con Patricio Chirinos Caso (José Albino Quintero Meraz, el capo mayor), siguió con Miguel Alemán Velasco y Fidel Herrera y Javier Duarte y continúa ahora con Miguel Ángel Yunes Linares, en un momento cuando los carteles y cartelitos disputan la jugosa plaza nacional.
Cierto, en los primeros cuarenta días, Fernando Gutiérrez Barrios, el policía-político, el político-policía, pacificó Veracruz como gobernador, cuando encarceló a unos caciques y sus pistoleros, y otros, de plano, salieron huyendo de la tierra jarocha esperando mejores tiempos.
Con todo, “es un flagelo”, pues como dicen el arzobispo de Xalapa y el obispo de Córdoba, “todos los días hay ejecuciones”.
Y, bueno, ni Felipe Calderón Hinojosa ni tampoco Enrique Peña Nieto… han podido.
“Es posible que todos podamos vivir con tranquilidad y en paz” ofreció y garantizó Pepe Yunes Zorrilla en el discurso de su registro como precandidato.
La esperanza, dice el viejito del pueblo, siempre “muere al último”, aun cuando la mitad del mundo y gran parte de la otra mitad ha fallecido en la espera.