Redacción El Piñero
Después de tantos años, el Hotel Oaxaca-Loma, ese monumento rectangular, ese ícono de concreto en el cruce del boulevard 16 de Septiembre y la esquina de Vicente Guerrero, dice adiós, cerrando sus puertas.
Ya no habrá más luces encendidas en esos pasillos, ni el eco de las voces que llenaron esas 36 habitaciones. El hotel, con sus tres niveles bien plantados en el centro de la Ciudad Piñera, ha sido vendido, y su vida de servicio y hospitalidad quedarán relegadas en el álbum de recuerdos de los que alguna vez lo visitaron.
¿Qué se hará de su espacio? Pues, una renovación urbana, un futuro comercial radiante, algo que seguirá latiendo seguramente en el corazón del centro, pero sin el toque de hospitalidad del hotel. Y así se concreta la visión de Don Benito Carmona, el mismo que años atrás había mandado traer a un arquitecto desde Miami, sí, desde Miami, Florida, para erigir un lugar con estilo, con la mejor calidad, un sitio para alojar a todo aquel que quisiera ver y saborear las tierras de la piña.
Pero los años, los años no perdonan. Y Don Benito, con sus canas y su rostro curtido, ha decidido que es hora de descansar. Hace tres años, en el 2021, en una entrevista nostálgica con El Piñero habló de su necesidad de pasar la estafeta, pero la estafeta no tuvo quién la recibiera. No había quien continuara ese legado de recibir y atender, de velar por huéspedes, de dirigir un pequeño mundo de sábanas limpias y habitaciones ventiladas. ¿Y ahora? Ahora, Don Benito se retira. Se retira para descansar, para “disfrutar de lo que le resta de su vida” y ahora su reloj será sólo para él y su familia.
Como las luces de un teatro que se apagan después del último acto, el Hotel Oaxaca-Loma deja su lugar en la ciudad. Tal vez el espíritu de Don Benito rondará por ahí, en la memoria de las paredes, en cada eco de las risas que alguna vez resonaron en los pasillos, mientras él mismo sonríe desde algún balcón imaginario, disfrutando de una vida libre de horarios y registros de entrada. Adiós Hotel Oaxaca-Loma