Yolanda Portugal Guzmán | Redacción El Piñero
Oaxaca, México.- El asesinato de Alexander Martínez, de 16 años de edad, se suma a la brutalidad policíaca que ha sido exhibida en México y en el mundo y que ha causado manifestaciones desde el homicidio de George Floyd en Estados Unidos.
La noche de ayer –martes- el municipio de Acatlán de Pérez Figueroa, ubicado en la región de la Cuenca del Papaloapan, con más de 44 mil habitantes, fue escenario de este crimen que silenció la voz de Alexander pero no la de su familia, amigos y personas que han hecho suya la petición de justicia
En redes sociales, el mensaje de la familia de Alexander se ha hecho viral; en Twitter se usa la etiqueta #JUSTICIAPARACHANDER, acompañado de una imagen de él.
Alexander, quien también es ciudadano americano, murió por una bala que salió de un arma, de quienes debieron cuidarlo, policías municipales, elementos que excusaron su ‘error’ diciendo que lo confundieron con un delincuente porque traía cubre bocas, según versiones de testigos, y lo mataron, igual que a Giovanni, en Jalisco, igual que a George Floyd en Estados Unidos USA y muchas víctimas más del salvajismo policíaco.
Su madre, llena de dolor y rabia gritó que le habían arrebatado a su bebé, a la mitad de su vida y pidió justicia, petición a las que se han unido miles en las redes sociales.
Alexander, estudiaba becado en Orizaba, Veracruz y actualmente jugaba para la tercera división y su sueño era ser parte de La Liga MX, lo estaba logrando, pero hoy yace inerte al interior de un ataúd, mientras es velado por su familia.
El ayuntamiento de Acatlán ha entregado al presunto culpable a la Fiscalía, pidió una investigación clara y rápida, pero el dolor sigue en quienes lo conocían.
Después de esto y bajo las circunstancias en que sucedió la pregunta es, ¿cuántos Alexanders, Giovannis y George deben existir para que alguien ponga límites a las autoridades?