Luis Velázquez
ESCALERAS: Una señora lucha contra la impunidad en Veracruz. El corazón y las neuronas la llevan a defender las más antiguas garantías sociales de la vida, de los que ya se habla en la biblia, incluso desde 450 años de Cristo con Herodoto, desde 460 años antes de Cristo con Tucídides en la “Historia de la guerra del Peloponeso” (el libro que tanto fascina a Bob Dylan), como son los derechos humanos. Los desaparecidos, los secuestrados, los asesinados y sepultados, quizá, en fosas clandestinas, encarnan en ella. Ella misma, con la nostalgia de un hijo “levantado”.
Es Lucía Díaz Genao, del Solecito. Y lucha, de frente, sin medias tintas. Incluso, de forma radical… que radical suele volver la vida cuando se atraviesan las injusticias y más, cuando son “en carne propia”.
Por eso, se ha ido a la yugular de Arturo Bermúdez Zurita, el poderoso, poderosísimo secretario de Seguridad Pública en el duartazgo, el sexenio más siniestro en la historia nacional.
Es hora, dice, de revisar las pruebas que vinculan a Bermúdez en crímenes. Y lo peor, en desapariciones forzadas.
Y aun cuando el padre de Gibrán Mártiz, “La voz México” de Televisa, ha documentado la noche sórdida de Bermúdez, Bermúdez es juzgado por otros delitos y que como dijera el diputado Cuitláhuac García, de Duarte, la Fiscalía le imputa delitos “para liberarlo”.
Mal. Y mal, cuando, además, en el carril político se asegura que Bermúdez devolvió millonaria, millonarísima cantidad para evitar la condena azulesca de la historia.
Más todavía:
La señora Díaz Genao lo dice con claridad. “Hay indicios muy claros de que Bermúdez era la persona detrás de todo”.
Nunca la señora Rosario Ibarra de Piedra pudo evitar la impunidad con el secuestro de su hijo Jesús Ibarra en Monterrey, acusado de formar parte de la “Liga 23 de septiembre”.
Pero ella, igual que doña Lucía, luchó y luchó, con un amor ansioso, desesperado de madre, por encontrar al hijo.
La justicia es ciega porque ciegos son los políticos que llegan a la dependencia. Ciegos, y con frecuencia, soberbios, petulantes, engreídos, y que hacen escarnio del dolor y el sufrimiento.
Ojalá su dios siempre, siempre, siempre, los proteja. A ellos y a sus familias.
Y ojalá la maldición bíblica de que “los carniceros de hoy son las reses del mañana” nunca les alcance. Caso Arturo Bermúdez, caso Luis Ángel Bravo Contreras, oh paradoja.
BALAUSTRE: Las señoras del Solecito se han puesto a vender ropa usada y antojitos. Lo hicieron, por ejemplo, en Semana Santa en las playas de Boca del Río. Lo hicieron en el carnaval. Ellas se financian… hasta donde posible es.
Por eso, ahora cuando “la respetada y respetable” LXIV Legislatura, aquella en la que según la diputada panista, Cinthya Lobato Calderón se gasta el erario en borracheras, drogas, mujeres fáciles y orgías, aprobara un presupuesto para la Comisión Estatal de Víctimas, las madres estallaron en indignación.
Indignación crónica se llamaría… luego del reality-show de otorgarles la medalla “Adolfo Ruiz Cortines” en el mes de diciembre 2016, y luego de tanto show en la campaña electoral del candidato aliancista del PAN y PRD al trono imperial y faraónico.
“Es inmoral y bochornos” el presupuesto aprobado aseguró doña Lucía, detallando que apenas, apenitas, le otorgaron el 0.07 por ciento del ingreso anual del gobierno de Veracruz.
El recurso, dijo, “si acaso les alcanzará para comprar el papel de la copiadora y quizá los sueldos”.
“Una burla a las víctimas”, dijo, aun cuando quizá la palabra correcta es humillación.
Así, expresó, “se trabajará en la miseria”.
Y más, cuando, y por ejemplo, a otros organismos, por ejemplo, la Comisión Estatal de Atención y Protección a Protección, les canalizaron veinte millones de pesos que permite al cuerpo directivo percibir sueldos más de 150 mil pesos mensuales, más un par de bonos anuales por 300 mil pesos.
Solo faltó que el ex diputado de Morena, encarnado en el PAN, Sebastián Arellano, dijera que “nadie tiene dinero”, aun cuando con su alma destemplada, oh Señor, también dijera, a propósito de que la secretaría de Protección Civil le negó apoyitos, que “no sabemos en qué se está ocupando el dinero público”.
CASCAJO: La realidad es atroz:
Si la Canacintra (Juan Manuel García, presidente) dice que resulta “imposible maquillar lo que ocurre en Veracruz”, convertido ya en un “Estado cerca de crisis fatal”…
Y si por cuarto mes seguidito Córdoba se ha vuelto la ciudad más violenta de Veracruz (Semáforo Delictivo), entonces, tampoco puede “taparse el sol con un dedo” de que al gobierno azul los derechos humanos le valen.
Hay priistas, por ejemplo, que siguen insistiendo en que el duartazgo fue peor que la yunicidad y que en ningún momento estamos peor ahora que antes, pues antes, por ejemplo, los malandros solían llegar hacia las nueve, diez de la mañana al palacio de Xalapa y entraban como en su casa a la oficina del secretario General de Gobierno, Erick Lagos Hernández, el intocado e intocable diputado federal gracias a su red amical con Rogelio Franco Castán.
Pero, bueno, si ahora, digamos, se vive un tiempo mejor, al mismo tiempo es un tiempo atroz y cruel, porque mientras el Solecito con doña Lucía y sus compañeras de viaje sigan buscando a sus hijos el dolor y el sufrimiento humano expresarán el fracaso del llamado Estado de Derecho.
“No somos machas, pero somos muchas” diría el Solecito reclamando el castigo para Arturo Bermúdez, de igual manera como las vecinas de la colonia “Las Fuentes” de Xalapa, que se han integrado en una especie de autodefensas, armadas con palos, escobas y cuchillos de cocina con el que suelen cortar el tomate, la cebolla y la papa.