Luis Velázquez | Escenarios
19 de mayo de 2021
UNO. Reportero y activista
Ignacio Carvajal García es el cronista más importante del estado de Veracruz. Contador de historias, la historia de la vida cotidiana, también es activista social.
Desde sus orígenes en el duartazgo ha estado del lado de los Colectivos, integrados con padres con hijos desaparecidos.
Al lado de ellas, en las horas sombrías y oscuras ha tomado la pala y escarbado la tierra rastreando pistas, huellas, señales.
También ha marchado con ellos. Y, claro, los ha asesorado en materia periodística.
En las convivencias se ha sentado al lado de las madres y escuchado los relatos sórdidos y siniestros.
DOS. Vivir en el día con día
De los trabajadores de la información, pocos, excepcionales, como en su caso, el profundo conocimiento de los carteles y cartelitos.
Más, mucho más, y por ahora, en el sur de Veracruz donde vive desde hace más diez, doce, trece, catorce años en Coatzacoalcos.
Vive pendiente de la incertidumbre y la zozobra. Y cada vez cuando en el otro extremo de Veracruz hay una tragedia, un desaguisado, un secuestro, un crimen, sigue la información “al pie de la letra”, ya por el celular, las redes sociales, el whatsapp, la multiplicidad de amigos reporteros. Y si puede, se traslada.
TRES. Amenazado de muerte
Ignacio Carvajal está amenazado, digamos, de muerte.
Un presidente municipal, de Playa Vicente, y la síndica, Gabriel Antonio Álvarez López y Yamileth López López, ambos panistas, lo tienen en la mira.
Incluso, perdieron el control de la bilirrubina y las neuronas y se fueron contra él en un noticiero radiofónico.
Y lo acusaron, háganos favor, de que por su culpa el pueblo quedó sin la vigilancia policiaca.
Ningún trabajador de la información, ningún Colectivo, ningún ciudadano lector de medios, desearía que sufriera un ataque fulminante de caspa porque, entonces, los presuntos responsables y culpables serían el alcalde y la síndica.
CUATRO. Policía agresora
Los policías de Playa Vicente han interceptado y amedrentado al cronista.
Todo, porque ha documentado con hechos concretos, específicos y macizos el oleaje de violencia en el pueblo.
Incluso, el alcalde lo ha difamado. Y entre otras cositas, lo ha llamado “pseudoperiodista”, cuando, caray, tendrá unos veinte años de egresado de la facultad de Comunicación de la Universidad Veracruzana, FACICO.
Más, porque desde el primero o segundo año de la carrera empezó a laborar en medios locales.
Entonces, cuando los policías lo injuriaban, el cronista inició una transmisión “en vivo y en directo” de los agravios y los policías municipales enfurecieron más.
El alcalde/cacique, feliz y dichoso, con su cuerpo policiaco.
CINCO. Los dueños del pueblo
El hostigamiento al reportero se ubica en terreno más peligroso, porque un lema filosófico de ejercer el poder de la síndica es el siguiente:
En un video ordenó a los policías “vestirse de civiles para partir el queso a mis enemigos políticos”.
Ignacio Carvajal, periodista, declarado “enemigo político” de la síndica y del presidente municipal.
Dueños del poder en Playa Vicente, dueños que se creen del día y de la noche y del destino social, dueños de la vida ajena, acostumbrados a mandar como el pueblo “de un solo hombre”, todo puede ocurrir.
Entre otras cositas, que los policías para congraciarse con los patrones, hagan peligrar la vida del reportero.
SEIS. Asesinados 32 reporteros
Más, mucho más, en un Veracruz donde de Miguel Alemán Velasco a la fecha, un total de treinta y dos trabajadores de la información han sido asesinados.
Y en la mayor parte de los homicidios, los asesinos físicos y los responsables intelectuales gozando de la impunidad galopante.
El último día del mes de diciembre del año que camina, el alcalde y la síndica de Playa Vicente entregarán el poder municipal.
Pero de aquí para entonces, quedan seis meses y trece días y noches para liberar su pasión enconada contra el cronista.
Ignacio Carvajal ya interpuso una denuncia penal en la Fiscalía General.
Por lo pronto, ojalá y se abstenga de salir de noche y andar exponiéndose. Menos, mucho menos, caminar solo. Por cualquier imprevisto en un mundo de oficiosos, han de tomarse todas las medidas posibles de seguridad.
Las letras y las palabras suelen ser más peligrosas que las R-15 y las Magnum.