➡️ El edil en lugar de buscar el diálogo, se ha alejado de la población, dejando que el problema se agrave.
Piñadero | Editorial
Loma Bonita, Oaxaca.- La noche de este viernes, la calma en Loma Bonita fue interrumpida por una manifestación ciudadana que podría haberse evitado si no fuera por la indiferencia de quienes deberían velar por el bienestar del pueblo. Un grupo de vecinos, hartos de la falta de respuestas y acciones, decidió protestar en contra de la empresa china Sinopec, cuya presencia ha traído más problemas que beneficios a la comunidad.
La raíz del conflicto radica en las explosiones provocadas por las actividades de Sinopec, que han dejado a su paso varias viviendas fracturadas, familias en la incertidumbre y una creciente sensación de impotencia. La situación llegó a un punto crítico cuando la empresa, que se había comprometido a dialogar con los afectados, canceló de manera abrupta una reunión clave. Para los ciudadanos, esta cancelación no solo fue un desplante, sino la confirmación de que ni la empresa ni las autoridades están interesados en resolver sus problemas.
Como parte de la protesta, los ciudadanos decidieron tomar la justicia en sus propias manos. En las inmediaciones del campamento de Sinopec, situado junto a la carretera Loma Bonita-Playa Vicente, se incendiaron uniformes de la empresa que se encontraban en una camioneta. Este acto de descontento, aunque polémico, es una manifestación del hartazgo de un pueblo que se siente ignorado y desprotegido.
La omisión del presidente municipal, Luciano Sánchez, no ha pasado desapercibida. En lugar de actuar como intermediario entre la comunidad y la empresa, el edil se ha desentendido de la problemática, dejando a las familias afectadas sin un líder que las respalde. Este vacío de liderazgo ha sido llenado por el enojo y la desesperación, canalizados en actos de protesta que podrían haberse evitado con un mínimo de empatía y compromiso por parte de las autoridades.
Luciano, lejos de asumir su responsabilidad, ha optado por culpar a la ciudadanía y a El Piñero por las manifestaciones, ignorando que fue su inacción lo que provocó la escalada del conflicto. En lugar de buscar el diálogo, se ha alejado de la población, dejando que el problema se agrave.
Las redes sociales han sido el escenario donde la indignación de los ciudadanos ha tomado fuerza, exigiendo que el presidente municipal dé la cara y asuma su papel en la solución de esta crisis. Mientras tanto, las familias cuyas viviendas están afectadas continúan esperando una respuesta que parece no llegar, sintiéndose cada vez más desamparadas por un gobierno que ha preferido mirar hacia otro lado.
En Loma Bonita, el descontento crece, y con él, la sensación de que la única manera de ser escuchados es alzando la voz, aunque sea a través del fuego.