Luis Velázquez Escenarios
20 de febrero de 2018
UNO. Panista privilegiada
Indira Rosales ha sido privilegiada en el clan yunista. De secretaria de Desarrollo Social fue premiada con la candidatura plurinominal al Senado de la República. Es en el tercer lugar de la lista, debajo de Josefina Vázquez Mota y Miguel Ángel Mancera. Es decir, está ultra contra súper amarrada para el Congreso de la Unión.
Pero…, varias mujeres de la yunicidad quedaron atrás. Incluso, y con más, muchas más cualidades y atributos. Más aún, con prendas mejores de servicio público. Fogueos en el campo de batalla. Experiencia política, social y partidista. Lealtad “a prueba de bomba”. Hechos y resultados en su biografía.
Con todo, una vez más queda comprobado en la cancha. Juan Maldonado Pereda, QEPD, 4 veces diputado federal, secretario de Educación con Miguel Alemán Velasco, secretario General de Gobierno en la Ciudad de México con el salinista Ramón Aguirre Velázquez, lo decía de la siguiente manera:
“En política, nunca llega el más capaz, sino el que más conviene”.
Indira Rosales conviene sobremanera ya al gobernador Yunes, ya a su hijo, el virtual candidato a gobernador, Miguel Ángel Yunes Linares. Ya a los dos, casi casi Indira como la Gela Frutis de Rafael Hernández Ochoa, 1974/1980, la primera mujer al poder en Veracruz, directora de Ecología del gobierno del Estado.
DOS. Políticas rebasadas
Atrás quedaron, por ejemplo, políticas más capaces.
Una de ellas, Mariana Aguilar López, secretaria del Medio Ambiente.
Militaba en el PRD y había sido diputada federal cuando en el año 2010 renunció al sol azteca y se fue con Miguel Ángel Yunes Linares, entonces, candidato del PAN a la gubernatura.
Puso, entonces, su capital político y que era bastante a las órdenes del Yunes azul.
Su sensibilidad política y social, fuera de serie. Operadora política. Callada, discreta, firme y hábil en el cabildeo.
Quedó excluida la secretaria de Trabajo, Silvia Edith Mota Herrera, quien desde Yunes en la dirección general del ISSSTE en el Felipismo, estuvo a su lado, y aun cuando ahora fue premiada con un cargo en el gabinete legal, tampoco la premiaron con la candidatura pluri y más en el tercer lugar de la tabla, que significa ganar la curul senatorial sin hacer campaña, sin gastar un solo centavo y sin exponerse a la derrota.
Quedó fuera, claro, Clementina Guerrero García, la efímera secretaria de Finanzas y Planeación, enrocada en el equipo de asesores del gobernador, pero con un bajo, bajísimo perfil, como si de hecho y derecho estuviera en el limbo.
Excluida también, Maribel Sánchez Lara, la otra efímera rectora de la Universidad Popular Autónoma de Veracruz, UPAV, quien dejara la rectoría en la UVM, donde tenía su vida académica forjada, para ir en pos de la aventura incierta.
Y con todo y que Veracruz fue declarado el puntero nacional en la campaña de alfabetización (600 mil de 14 años de edad en adelante que no saben leer ni escribir), también quedó fuera Shiara Desyanir Tienda Haces, directora del IVEA.
Quizá se deberá, digamos, a que Indira Rosales habla inglés, francés, japonés y el español clásico de la edad de Oro de la literatura hispana.
“Suerte te de Dios” reza el adagio popular.
TRES. Igual que “La bamba”
Los políticos del PAN y PRD (Julen Rementería del Puerto y Rogelio Franco Castán, quizá Pepe Mancha) pudieron soñar con la candidatura pluri al Senado.
Pero, bueno, y de entrada, habría de considerar la llamada “Cuota de género” y ahí, ni hablar, Indira de Jesús Rosales apuntaló como la favorita.
Se dirá que del cien por ciento de las candidaturas, y de acuerdo con la ley electoral, el 30 por ciento es para jóvenes menores de 30 años de edad, considerando que 6 de cada 10 jóvenes son menores de las tres décadas.
Pero Indira rebasa los 30 años y por tanto, quedaría cerrada la posibilidad y nadie pensaría que adulteró su acta de nacimiento.
Y si el tope es de 30 años, entonces, las otras mujeres en el equipo yunista habrían rebasado, y con mucho, la posibilidad.
En todo caso, quedó Indira.
En el pasillo político, sin embargo, refieren que Indira es la encarnación de Dominga Xóchitl, Anilú, Corintia y/o Ainara del sexenio anterior, pero tal observación es demasiado superficial y ligera.
Atrás de su nombramiento por dedazo, el dedazo supremo del jefe máximo, se habría conjuntando el himno nacional de Veracruz de “La bamba” de que para bailarla se necesita un poquito de gracia “y otras cositas más”.
CUATRO. Soñar con el 2024
Ningún grupo social trae atrás Indira Rosales para calibrar su peso político. Más peso político tendría, por ejemplo, Topacio, la dirigente de colonias populares de Xalapa que pasó más de un año en el penal de Pacho Viejo por bloquear una avenida en Xalapa y decidiera pactar su libertad.
Ningún arrastre, digamos, académico, tiene Indira, como profesora de alguna universidad privada, aunque fuera escuela “patito”.
Y la ocurrencia de haberse vestido de indita como Pocahontas y ponerse pestañas postizas y viajar a la montaña negra de Zongolica, en Soledad Atzompa para enseñar a las mujeres indígenas a echar tortillas a mano en una estufita ecológica, ningún liderazgo social engendra, ni menos, significa.
Pero, bueno, “donde manda capitán”… se cerraría el círculo para seguir pensando en “la inmortalidad del cangrejo”.
Ella será senadora y aun cuando se puso triste porque dejaba la SEDESOL, en la curul senatorial tendrá el país como escenario y tiempo suficiente para soñar con la candidatura a gobernadora en el año 2024, pues según afirman el alcalde jarocho, Fernando Yunes Márquez, ningún interés tiene (por ahora) en la silla embrujada del palacio de Xalapa.