VICENTE BELLO/ TREN PARLAMENTARIO
México.- Era un rumor en los territorios del Congreso de la Unión desde que comenzó la semana: que el precio de las gasolinas, programado por el gobierno federal para este viernes 17, tampoco esta vez subirían; como no sucedió en las anteriores fechas programadas: el 4 y el 8 de este mes. ¿Por qué?
Ayer, jueves 16, Fernando Herrera, coordinador de los senadores del PAN, soltó en el pasillerío y en cuantas entrevistas pudo, que, en la víspera, el mismísimo secretario de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade Kuribreña, les había susurrado a los coordinadores senatoriales todos que “era muy probable de que el ajuste de los precios de las gasolinas finalmente no se haría tampoco esta vez”.
Los del gobierno han vuelto a achacar el frenazo de los aumentos exactamente a las dos mismas razones por las que no los subieron el 4 y el 8 recientes: uno: que el peso se estaba defendiendo fuertemente ante dólar, y se recuperaba; y dos: “y por otras circunstancias”.
Pero, ¿cuáles son esas circunstancias, que el secretario de Hacienda no se ha atrevido a mencionar por su nombre?
Este jueves, otra vez el senador Mario Delgado Carrillo salió al paso del gasolinazo frenado para explicar lo que el gobierno no quiere decir ni hacer:
El gobierno de Enrique Peña Nieto, dijo Delgado Carrillo, justificó el aumento de las gasolinas y el diesel con que se tenían que ajustar “con base en la referencia internacional”. Pero dicha referencia, insistió el senador, bajó en febrero. Y por tanto bajaron los precios de los combustibles en los países y en el mismo territorio de los Estados Unidos que utilizan como referencia al precio regulador de Texas.
Actualmente, las gasolinas en aquel estado de la Unión Americana ronda entre los nueve y los 10 pesos mexicanos. En México dichos precios tendrían que estar bajando.
Mario Delgado dijo: “Debería bajar, siguiendo la fórmula y cálculos de Hacienda. No hay razón para que mañana (hoy, viernes) no bajen los precios de la gasolina. Debería darse un anuncio para que bajen a partir del 18 de febrero de 2017”.
Cuando los precios aumentaron el 1 de enero pasado, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público aseguró que el precio de la magna estaría en 15.99 pesos; la premium en 17.79 y el diesel en 17.09.
Muy deshonestamente, la Presidencia de Enrique Peña Nieto a través de su despacho de Hacienda hizo mención de unos precios que, al menos en la ciudad de México, no existen, porque los precios reales son: premium: 18.19 pesos; magna: 16:32, y el diesel: 17.35.
El senador Delgado Carrillo incluso advirtió: “la estrategia de la Secretaría de Hacienda ahora es subir de poco a cpoco la gasolina, para que no nos demos cuenta”.
Y remachaba: “Hemos oído en muchos spots el Gobierno no tiene que ver con el aumento. Si así fuera realmente, entonces estaría bajando, porque simple y sencillamente el precio regulador internacional ya bajó”.
Estos comentarios de Delgado y de Herrera fueron en lo individual. Para las dos Cámaras federales, este asunto del gasolinazo pasó de noche: no fueron incluidos en la orden del día de las dos sesiones ordinarias que se chutaron este jueves los plenos.
Si de veras estuvieran ejerciendo su función de contrapeso constitucional, tanto senadores como diputados tenían la oportunidad de exigir al gobierno federal que tratase de hacer honor a la congruencia y bajar las gasolinas como también ya bajó el precio referencial regulado en Texas, de donde proviene, por cierto, el 90 por ciento de las gasolinas que se importan para su consumo en toda la República mexicana.
Tristemente diputados y senadores volvieron a hacerle al tiololo. Dejan pasar los días, en una manifiesta complicidad con el gobierno de Enrique Peña Nieto, que sólo espera que la gente se canse, deje de “berrear” y se resigne y siga acatando los precios de los combustibles que le imponen a todo el país desde la Presidencia de la República.
ESTRIBO
Al Senado llegó ayer Gerónimo Gutiérrez, recientemente nombrado nuevo embejador de México en los Estados Unidos. Cimbró a los senadores que lo escucharon: “La relación entre México y Estados Unidos de América pasa por un momento crítico y se corre el riesgo de un descarrilamiento mayúsculo”.
Se reunió con la bancada senatorial del PRD. Ahí, Dolores Padierna Luna le restregó la cobardía con que el gobierno de Peña Nieto se ha estado conduciendo con Estados Unidos, sobre todo a partir de la asunción de Donald Trump: “parecer a veces un gobierno apanicado, como a la espera, como a ver si las cosas se componen por ósmosis, como si fuera a ocurrir un milagro”.
El pleno del Senado aprovechó políticamente la ocasión para –en el momento en que Gutiérrez se reunía con los perredistas- aprobar la creación del grupo de trabajo que dará seguimiento a la relación bilateral México-Estados Unidos.
Pero la gente en la calle, en los pueblos, en las ciudades, en la República toda, no debería sentirse satisfecha con lo que hicieron los senadores, porque dicho grupo de trabajo estará controlado por el PRI y el PAN y sólo lo integrarán los coordinadores parlamentarios. Nada que ver con el Pleno de los 128 senadores. Y cuando comparecieran los secretarios como Luis Videgaray, lo harán en comisiones, en privado; como igual comparecerá en San Lázaro, sin cámaras de por medio ni ante el pleno delos 500 diputados. Sólo entre puros alcahuetes, pretextando que podrían estar manejando información de seguridad nacional…