Laura Rojas
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El gobierno federal y el de Miguel Ángel Yunes Linares han metido mano dura contra los jefes de la mafia en el puerto jarocho y en el sur de Veracruz, lo que ha dejado como resultados la detención de Hernán Martínez Zavaleta, alias “El Comandante H”, y Ricardo Pacheco Tello, alias “El Quino” o “El Nacatero”; piezas de relevancia dentro de las estructuras criminales a las cuales pertenecían.
Sin embargo, nada se ha hecho, por ejemplo, contra los políticos, jefes de la policía o autoridades que han estado coludidas con estos personajes y que los dejaron operar a sus anchas.
En Veracruz, puerto, por ejemplo, durante el reinado de El Quino, se enumeran varios hechos sangrientos, el peor, la aparición de las fosas de Colinas de Santa Fe, de las cuales han exhumado unos 250 cadáveres de personas, entre ellos el de Pedro Barradas Huesca, al morir, Fiscal adscrito a la operación Veracruz Seguro.
Pese a que se lanzaron docenas de cuerpos y hay indicios que desde el 2010 esta fosa ya estaba operando, es la fecha en que se desconocen los alcances de las investigaciones contra autoridades que en complicidad u omisión permitieron esta matanza.
SALPICADOS POR “EL H”
El 30 de junio pasado, la Procuraduría General de la República (PGR) informó la detención de Hernán Martínez Zavaleta, Comandante H, “integrante de un grupo delictivo con presencia en el estado de Veracruz e investigado de ordenar y participar en la privación de la vida de seis personas, cuatro de ellas menores de edad, el pasado 24 de junio en Coatzacoalcos”.
También que es originario de Martínez de la Torre, pero que desde hace tiempo colabora con una organización (Los Zetas) en Coatzacoalcos “y entre sus principales actividades delictivas destaca en tráfico de drogas, robo de hidrocarburo, secuestro y extorsión”.
En la página 240, del libro Osiel, Vida y Tragedia de un Capo, el periodista Ricardo Ravelo dice que Martínez Zavaleta, allá por los años 90’s, era uno de los hombres de confianza dentro de la estructura que cuidaba a Osiel Cárdenas Guillén -ex jefe del Cártel del Golfo- y sus negocios en el estado de Veracruz, especialmente en Coatzacoalcos, apoyado por Javier Solís Garduza, El Loro Huasteco.
Desde entonces, El H fue creciendo en el mundo de criminal, su primer detención se recuerda en marzo del 2012, se dio con otras dos personas, entre ellos Bernardo Cruz Mota, su segundo al mando, asesinado un día antes de que le dieran muerte a la familia completa en la Nueva Calzadas, y aunque no lo menciona, es el hecho violento al cual hizo referencia el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares al condenar el homicidio múltiple y la responsabilidad del padre, que era taxista.
Hombre de buenos gustos, siempre vestido a la moda, y sin presunciones ni excesos, al comandante H le fascina el mundo del jet set porteño, de ello quedó constancia en la prensa local el pasado 10 de marzo con la inauguración de uno de sus negocios, el Gimnasio “Golden Bull-Fitness & Gym”, cuyo listón fue cortado por la boxeadora profesional “Mariana La Barbie”, evento al que se dieron cita personajes de la política de Coatzacoalcos, como los Chagra.
El edificio en donde se abrió el negocio, de hecho, es propiedad de la familia Chagra, quien más da la cara y sale en fotos con el Comandante H es Beto Chagra, ex síndico del ayuntamiento de Coatzacoalcos, ex candidato del Partido Verde a la alcaldía porteña y principal promotor de Javier Herrera Borunda para cargos de elección popular en Veracruz.
Roberto Chagra también es hermano del regidor José Antonio Chagra, del ayuntamiento de Coatzacoalcos, quien ha mostrado más bajo perfil que la vida de escándalos de su hermano.
El edificio ya fue clausurado por la PGR, el pasado viernes, dentro de las investigaciones por el escándalo del comandante H, además otro de sus negocios, el restaurante The Port House”, del malecón porteño, uno de los lugares más exclusivos y más lujosos de la zona.
A la apertura de ese gimnasio, que ocupó planas rosas en los diarios locales, también se dio cita Víctor Rodríguez Gallegos, quien perdió la diputación local de Coatzacoalcos en las elecciones del 2016, de favoritos del cacique Marcelo Montiel. Víctor Rodríguez no tuvo empacho de tomarse fotos junto a quien ahora la PGR ubica como barón de la mafia en el sur.
Una más en el evento fue Beba Chagra, prima de Roberto Chagra, Secretaria de Mujeres del Partido Verde Ecologista de México en Coatzacoalcos, y cuyas redes sociales están llenas de fotos con el comandante H.
En una de ellas se aprecia a Roberto Chagra, Beba Chagra, el Comandante H y hasta Jesús Moreno Delgado, quien fue candidato del PAN-PRD en la pasada elección al gobierno de Coatzacoalcos, y quedó en tercer lugar. Moreno llegó al PAN después de que en el PRI no le dieron la candidatura. En distintos eventos se jactaba de que la candidatura se la había dado el mismo Miguel Ángel Yunes Linares.
Otro negocio que cerró antes del actual escándalo, fue el bar 11-11, en el malecón de Coatzacoalcos, que abrió Roberto Chagra en sociedad con otros empresarios locales, y que resultaron amenazados en un narcomensaje que dejaron junto al cuerpo del empresario Luis El Gallo Lazcano, cuya ejecución se atribuyó el Cártel de Jalisco Nueva Generación, hechos ocurridos en agosto del 2016.
Los Chagra ascendieron a la política meteóricamente de la mano de Fidel Herrera Beltrán, quien como gobernador los impulsó y enriqueció.
TIRADERO EN VERACRUZ
El cártel de Jalisco Nueva Generación hace su entrada triunfal en septiembre del 2011, lanzando 35 cadáveres de presuntos zetas frente a Plaza Américas; días después, abandonaron otros 33 cadáveres en dos casas de Boca del Río.
En ese entonces, el líder de los jaliscos era un ex chofer de la dirección municipal de Tránsito de Veracruz, Juan Carlos Carranza Saavedra, El Ñaca, a quien el gobierno también acusó de haberle dado muerte a la familia de Miguel Ángel López Solana, subdirector del diario Notiver.
El Ñaca fue asesinado en Zapopan, Jalisco, ya siendo un jefe de la delincuencia para el grupo fundado en ese estado, en 2013, desde entonces, se sabe, un carnicero del mercado Unión Veracruzana, muy cercano al Ñaca, sería quien asumiría el mando, Ricardo Pacheco Tello, Alias El Quino o el Nacatero, su furia contra los zetas se alimentaba del destino fatal que había corrido su padre, al ser víctima de secuestro de los Zetas. Los odiaba.
La llegada del Cártel de Jalisco a Veracruz coincide con la implantación de la operación Veracruz Seguro, coordinada por la Marina Armada, para sacar a Los Zetas de Veracruz, y replegarlos a otros municipios. Las autoridades iban por las denuncias de extorsión, robos, secuestros, abusos y desapariciones; el grupo criminal por el gran botín de las rentas de la delincuencia.
En una entrevista a Rafael Lucio Hernández Lechuga, hecha por elementos de la Marina, consignada en la indagatoria PGR/SIEDO/UEIDCS/539/2011, éste confiesa que las ventas de droga en Veracruz puerto redituaban al mes 35 millones de pesos, lo que les dejaba libres los 30 millones necesarios que destinaban al mes para pagar la nómina de autoridades corruptas. Quedaban libres importantes negocios como el robo de gasolina, la extorsión, el cobro de piso, la venta de piratería, cuotas a bares, etcétera, por eso la batalla en la que se perdieron docenas de vidas para quitarle a los Zetas el negocio millonario.
En un reportaje publicado por la agencia AVC noticas, sobre los mandos policiales que estaban al frente de la seguridad en la zona conurbada cuando comenzaron las desapariciones sistemáticas y la operación de la fosa de Colinas de Santa Fe, se ubica una larga lista de autoridades que fueron omisas con lo que hoy es una de las peores violaciones a los derechos humanos en el contienen americano.
Así, en el texto se leen nombres como los de Mauricio Crispín Hernández, quien fue comandante de la Policía Naval para encabezar el Veracruz seguro entre 2011y 2012.
José Pedro Ladino Bonilla, de octubre de 2012 a septiembre de 2013.
Francisco Javier Castaño Suárez, coordinador de la Naval de septiembre de 2013 a enero del 2015; Antonio Morales Hernández, de enero del 2015 a marzo del 2016.
“Todos ellos, encargados de dotar de seguridad a la zona conturbada, no vieron detuvieron la creación del cementerio clandestino (De colinas de Santa Fe)”, cita el texto de la periodista Ana Alicia Osorio.
Por el estado, estaban Noé Campuzano Rodríguez, comandante de la policía estatal de 2013 a 2016; Gonzalo Martínez Alvarado, comandante del Agrupamiento Veracruz en apoyo a la Policía Naval de abril de 2015 hasta abril d 2016 y Jorge Vidaña Méndez. Todos ellos incurrieron en la misma omisión, y lejos de investigaciones, gozan de nuevos puestos en Veracruz o otros estados, resume el reportaje.
Durante el reinado de El Quino en Veracruz, numerosos fueron los hechos de violencia de gran alcance, como acostumbra este grupo, para someter y causar miedo, el último de ellos, el asesinato de dos personas que fueron hechas pedazos y posteriormente lanzadas a las afueras de la oficina del secretario de Seguridad Pública, Jaime Téllez Marié, con amenazas en su contra después del anuncio de la campaña de recompensas para encontrar a los jefes de la mafia.
Luego, en marzo, abandonaron once cuerpos, con narcoamenazas, en una camioneta en el corazón de Boca del Río. En octubre de 2016, desaparece la joven Génesis Urrutia Ramírez, con otros cuatro jóvenes, que son encontrados hechos pedazos en el municipio de Camarón de Tejeda. A finales de febrero del 2017 desaparecen tres elementos de la Marina Armada que presuntamente hacían labores de inteligencia para dar con los jefes de la delincuencia en Veracruz, y posteriormente aparecen en la fosa de Arbolillo, Alvarado, junto a decenas de cadáveres, la mayoría hechos pedazos, en bolsas negras.
En enero del 2016, es asesinado Bernabé Ricárdez Méndez, súper intendente de la terminal de almacenamiento de combustible El Sardinero. Le dan 13 puñaladas, aparentando ser un robo, aunque en las líneas de investigación también se ha abordado la posibilidad de que no quiso colaborar con los huachicoleros.
En febrero de 2016, a menos de 50 minutos del puerto de Veracruz, la gendarmería da con el rancho El Limón, en Tlalixcoyan, último destino de los cinco chicos de Playa Vicente, que fueron detenidos ilegalmente por la policía estatal, y entregados a una célula del Cártel de Jalisco Nueva Generación que determinaron asesinarlos sin motivos aparentes. En ese rancho, según las investigaciones, se desaparecieron a cientos de personas sistemáticamente usando molinos de caña, y echando combustible a los restos. Por ese rancho hay ocho policías detenidos, entre ellos el ex delegado de la SSP en Tierra Blanca, Marcos Conde, al igual que once civiles; la mayoría originarios del estado de Jalisco.