- $400 millones de pago mensual
Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- Uno. IPE, entre la espada y la espada
Cada mes, el Instituto de Pensiones del Estado, IPE, está entre la espada y la espada. Ha de pagar unos 400 millones de pesos a los pensionados. Y por eso mismo sienten que cada vez “el destino los alcanza”. Incluso, hay quienes vislumbran el peor de los mundos. El infierno mismo, cuando un día llegue y el IPE toque fondo. Y las calles y avenidas de Veracruz se inunden de personas de la tercera edad declaradas en rebeldía perpetua.
Igual están en otras latitudes del país y del mundo. Por ejemplo, ahora mismo hay un aproximado de diez universidades públicas con gravísimos problemas para pagar los salarios y aguinaldos del mes de diciembre, pero más, mucho más atrapadas y sin salida para cubrir el pago de las pensiones.
Pareciera una historia de nunca acabar. Y en la cancha las partes plantean soluciones y así han transcurrido los años.
Ya… que mejor las cuentas individuales, como en Chile en el tiempo del general golpista, Augusto Pinochet, y que ahora tienen a la presidenta Michelle Bachellet bajo las cuerdas porque la protesta social aterrizó en las calles.
Ya que mejor cuentas mixtas, como en el estado de México.
Por lo pronto, resulta significativo que en los once meses de gobierno, Miguel Ángel Yunes Linares ha pagado de manera puntual las pensiones, con todo y el saqueo de Javier Duarte y Karime Macías.
Dos. Pensionados con más de $50 mil
En el caso de Veracruz se encima otro pendiente. El 25 por ciento de la nómina de los pensionados recibe una pensión de más de 50 mil pesos y que llega hasta más de cien mil pesos.
Durante treinta años de trabajo ininterrumpido laboraban, por ejemplo, tanto en el salón de clases como en el gobierno del estado.
Entonces, cuando llegó el momento de jubilarse procuraron hacerlo cuando tenían el más alto ingreso mensual y su pensión se disparó.
Y si alcanzaron el privilegio se debió a que la ley entonces lo permitía, con todo y que solo hayan aportado la cuota correspondiente al IPE durante un tiempo menor a los años en que usufructuaron un sueldo bajo.
La ley, parece, fue reformada buscando reglamentar un tope máximo para evitar que de cara al futuro inmediato el Instituto seguía haciendo agua.
Tres. La vejez es más larga que la juventud
Una ventaja del sistema mixto de pensiones como opera en el estado de México permite, por ejemplo, dar una oportunidad al trabajador de generar un ahorro individual extra para su propio beneficio.
Así, y por su propia voluntad, cada mes va aportando una cuota adicional que le permitirá una vejez más tranquila, si se considera que en la vida el tramo de la juventud, con todo y su fogosidad, es más corto que el tramo de la senectud.
Además, claro, de que la juventud suele pasarse en “la vida loca” que describe Ricky Martin en su canción, en tanto la vejez se pasa en el consultorio médico, en las farmacias, en el hospital y en la iglesia pidiendo perdón por los pecados cometidos.
Y es que el problema del IPE, igual que sus organismos homólogos en el resto del país, es financiero.
Por ejemplo, cada vez aumentan los burócratas en edad de jubilarse, mientras los activos son los mismos y día llegaría en que trabajadores en activo y pensionados se emparejen.
Entonces, el IPE colapsaría por completo si nadie enfrenta “el toro por los cuernos”.
Cuatro. Una voz mesurada
Hay en Veracruz un experto en el tema de pensiones. Es Carlos Enrique Levet Rivera, quien acaba de titularse como doctor en Derecho Público por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Veracruzana con la tesis “Retos y perspectivas del sistema de pensiones en Veracruz”.
Levet Rivera fue subdirector jurídico del IPE durante doce años y en que recuperara para el Instituto los hoteles Xalapa, Chachalacas y Tajín que el gobernador Miguel Alemán Velasco concesionara y que, además, estaban en el abandono.
En su tesis analiza las pensiones en el país y en parte de América Latina, aun cuando se detiene más en Veracruz planteando soluciones.
Y lo hace, primero, desde su experiencia en la tarea pública, y segundo, con mesura académica, pues es académico de la Universidad Veracruzana con maestría y doctorado y que le permite una visión más amplia de la realidad económica y social.
Es una voz serena y mesurada en el largo y extenso túnel de las pensiones.