Editorial | Piñadero
Tuxtepec, Oaxaca.- Irineo Molina convoca al pueblo de Tuxtepec a ¡Levantar la basura! y ¡Tapar baches!. Así se leería la convocatoria que el edil electo realizaría de cara a su mandato. Hoy cuando una población irritada urge de un líder que manifieste entrega y disposición para que, mucho antes de ejercer funciones, rompa paradigmas solidarizándose con el pueblo pero, sobre todo, acompañándose y resolviendo juntos los graves problemas que están a la vista.
Aunque Noé Ramírez ha prometido resolver el problema de la basura cuyos montones lucen a cielo abierto en cada colonia, lo cierto es que desde el interior del Sindicato 12 de Julio -encargado del servicio de limpia pública- se persiguen intere$es oscuros que solo afectan al pueblo, al que provocan coraje y dejan expuesto a graves problemas de salud.
Aunado a esto, las carreteras se exhiben destrozadas, con innumerables hoyancos, baches de groseras dimensiones, saldo de anteriores gobiernos que, gracias al poder la corrupción, nunca se supervisaron ni mucho menos se demandaron a aquellas empresas que utilizaron ínfimos materiales para sus rehabilitaciones. Y el pueblo, como siempre, víctima de esas impunes atrocidades.
No hace falta poner ejemplos cuando, todos los días, el ciudadano muestra las terribles condiciones de las venas económicas por donde miles de autos circulan para detonar la economía de la que se presume como la segunda ciudad más importante del estado: Tuxtepec.
De entrada, ahora mismo, esos dos graves problemas están afectando al elector, al ciudadano convencido de que su voto a favor de Morena tendrá resultados inmediatos. Y que Irineo será el alcalde que revolucione y dinamice la administración pública.
Y convocar al pueblo, en franca solidaridad, previo a su mandato, es una alternativa que en muchas ciudades de la república mexicana se ha establecido con gran éxito, logrando, para empezar, la empatía con un pueblo que necesita ver en su gobernante un aliado, máxime en temporadas turbulentas como la presente.
Prueba de ello es que Irineo ya está trabajando. Ya tiene, incluso, su Ley de Ingresos para su gobierno que, aunque navega a la deriva por la negativa de Noé Ramírez, demuestra que no está perdiendo el tiempo.
Y si no está perdiendo el tiempo y en su mente está en dar soluciones a Tuxtepec, ahora es cuando para salir al frente de los problemas y resolverlos, especialmente cuando a su lado hay aliados que nada les constaría activar un dinámico plan para recolectar la basura y sanear, momentáneamente, los neurálgicos tramos carreteros en lo que llega al poder y busca las gestiones y los recursos necesarios para rehabilitarlos totalmente.
La convocatoria, pues, está en la órbita de sus capacidades.
En el 2013, a manera de proselitismo, Antonio “El Gordo Sacre” logró -mediante un dinámico operativo de embellecimiento y rehabilitación de caminos- ganar las elecciones que lo hicieron alcalde. Puso maquinaria a reparar caminos, recoger basura y embellecer la zona centro. Fue, digamos, buena estrategia que, en su momento y antes de gobernar, funcionó y dio resultados. Aunque al final, como todos lo saben, la compra, rehabilitación y construcción de hoteles terminaron siendo su prioridad y la ciudad quedó devastada, blanco de un impune saqueo.