CIUDAD DE MÉXICO.- La semana pasada llegó un mensaje inquietante a Los Pinos. El procurador general de la República, Raúl Cervantes Andrade, informó a la oficina de Enrique Peña Nieto que había encontrado en un restaurante a Tarek Abdalá, diputado federal del PRI y extesorero de Javier Duarte, el exgobernador emblemático de la cleptocracia veracruzana.
Abdalá se acercó a Cervantes Andrade para pedirle de forma urgente una audiencia. Su argumentación fue que era necesario hablar con el procurador para que el escándalo de corrupción de Duarte de Ochoa “no salpique aceite cuando se le avienten ajos”.
No fue la única frase enigmática del extesorero implicado en los grandes desvíos de fondos públicos de Veracruz. También le recordó al exsenador y exresponsable jurídico en la campaña presidencial de Peña Nieto en el 2012 que “muchas cosas no se han comentado” y que sería muy desafortunado que salieran a la luz pública.
Unos días después, el domingo 9, circuló en las redes sociales un audio de más de un minuto. En él se escucha a Javier Duarte reclamarle a Tarek Abdalá que no ha llegado el dinero que le envió al PRI “en cajas de huevo”.
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