- Bronca con López Obrador
Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- 1
El nombre y la marca de Javier Duarte están en la lona, despedazado. Y aun cuando según Jorge Uscanga en política “no hay hombre muerto”, Duarte lo estaría. Reducido a cachitos. Todavía el fin de semana, los últimos puñetazos.
Por ejemplo, la versión de que él y los suyos desviaron más de cien millones de pesos de la Torre Pediátrica.
Pero además, un hospital infantil que soñaban para niños, iniciado con Fidel Herrera con 250 millones de inversión y que con Duarte se elevó a 700 millones y todavía el año anterior cabildearon 250 millones más.
La policía de la Yunicidad ya tomó posesión del control de la presa Yuribia, a cuyos líderes indígenas Duarte les pasaba 2.5 millones de pesos mensuales y que entre ellos se los repartían.
La Procuraduría General de la República, PGR, rastreando la pista a 15 compañías más que habría recibido dinerito oficial de Duarte y que operaban a su favor con prestanombres, ya para adquirir bienes, ya para el blanqueo de capital.
Los más de 23 millones de pesos hallados en cajas de cartón en su residencia en la colonia Del Valle, lo que expresa el grado de corrupción a que llegara el prófugo de la justicia desde 92 días.
Los últimos 172 millones de pesos que la Yunicidad ha recuperado del “dinero robado” de Duarte a las arcas oficiales, aun cuando se trata, como se firma de “migajas”, pues el erario sustraído se considera incalculable.
La búsqueda de Duarte por todo el mundo según ha puntualizado el subprocurador jurídico de la PGR, Alberto Elías Beltrán, con todo y que Andrés Manuel López Obrador
asegura que el góber azul pactó con el Peñismo, en tanto Miguel Ángel Yunes Linares, simple y llanamente, le exige pruebas.
Y la insistencia en una parte de la prensa de la Ciudad de México para que la PGR, mejor dicho, Enrique Peña Nieto aseste el manotazo y de una vez por todas detengan a Duarte.
Tal cual, del operativo político y mediático Javier Duarte ha quedado talco y polvo.
De entrada, el duartismo desaparecido, y ojalá para siempre, de Veracruz.
Y en el caso del prófugo de la justicia, bastaría referir que hasta la casa donde naciera en el puerto jarocho, en la calle Lerdo, ha sido vaciada, con lo que significa el exilio de la familia de la tierra jarocha.
El descrédito total y absoluto.
Así terminó el gobernador impuesto por Fidel Herrera para ampliar su Maximato.
2
En contraparte, ninguno de los otros ex gobernadores priistas está preso.
Rodrigo Medina de Nuevo León. Roberto Borge Angulo de Quintana Roo y César Duarte de Chihuahua.
Lo peor del asunto es que Guillermo Padrés, de Sonora, ya está preso.
Y que otro panista, Luis Armando Reynoso Femat, de Aguascalientes, fue sentenciado a seis años y nueve meses de prisión por agravio a la administración pública, a partir de la rara y extraña desaparición de un tomógrafo para un hospital público.
Por eso quizá ha trascendido que el góber azul seguirá, claro, con su feroz campaña en contra de Javier Duarte.
Pero más aún, que pronto la redoblará en contra de Fidel Herrera Beltrán y Miguel Alemán Velasco.
Y por lo pronto, el fin de semana la inició contra Andrés Manuel López Obrador, el líder fundador de MORENA, apuntalado como favorito para la elección presidencial del año 2018.
Y más, porque AMLO lo acusó de pactar la libertad de Duarte con el Peñismo, y en respuesta le exigió pruebas.
Y todavía le recordó que desde hace muchos años lo tiene en la mira.
3
El estado normal del góber azul es tener siempre un enemigo.
Y entre más, mejor.
Y si le falta, lo inventa, como decía Umberto Eco, en el sentido de que “tener un enemigo es importante no sólo para definir nuestra identidad, sino para enfrentar un obstáculo contra el cal podemos medir nuestro sistema de valores”.
Enemigo, por ejemplo, desde hace más de veinte años, Fidel Herrera.
Enemigo desde el año 2010, Javier Duarte.
Enemigo también, y en su tiempo, de Miguel Alemán.
Incluso, disparó su R-15 en contra de Fernando Gutiérrez Barrios cuando le llamó “el jaranero”, entre otras cositas.
Enemigo de Roberto Madrazo Pintado, primero, y luego de la profe Elba Esther Gordillo.
El fuego amigo y enemigo en contra de José Antonio Meade, secretario de Hacienda y Crédito Público.
Un sicólogo, un siquiatra, diría que la peor ofensa al góber azul es ignorarlo, porque entonces, él mismo se bombardea frente a un espejo.
Y desde su estado natural, genes son genes y vísceras vísceras, despedazó a Javier Duarte, más que por Duarte en sí mismo, porque es hijo putativo de Fidel Herrera, el cónsul que desde Barcelona orquesta todo para terminar adueñándose del PRI en Veracruz, luego de que ya tiene al PVEM en su puño.
Así, la jugada magistral será en el año 2018 cuando lance a su hijo, el diputado federal, Javier Herrera Borunda, como candidato a gobernador, en que una vez más se topará con el clan de los Yunes azules.
Y Veracruz de nuevo en el infierno político, social y mediático.