- Interpone ONG denuncia penal
Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- ESCALERAS: Por fin, Javier Duarte, en el paredón. Gracias al dios de cada quien, los derechos humanos en el carril penitenciario. “Delito de lesa humanidad” llaman a la desaparición forzada y que significa la alianza de policías, políticos y malandros para secuestrar y asesinar a civiles.
Así, el miércoles 2 de agosto, el Colectivo por la Paz Xalapa, interpuso la denuncia penal en la PGR, Procuraduría General de la República, para denunciar a Duarte, y su aliado, Arturo Bermúdez Zurita, por desaparición forzada.
Y todavía, de ñapa, advirtieron:
“No hay avance en las investigaciones en la Fiscalía de Veracruz”.
Luego, fueron al Reclusorio Oriente para gritar su indignación crónica.
Diez días después, oh paradoja, Duarte se declaraba en huelga de hambre. Y según él, que para detener la persecución política en su contra y en contra de su esposa y familiares y en contra de sus colaboradores, presos, algunos, en el penal de Pacho Viejo.
En el fondo, “el peine ya apareció”. Duarte busca con su huelguita conjurar la denuncia por desaparición forzada.
El Colectivo por la Paz, por ejemplo, interpuso denuncia para que sea juzgado (por lo pronto) por cincuenta desaparecidos que estuvieron representados por quince familias, además de que en los días que corren más familias se habrán sumado o se han sumado.
Todos ellos sólo esperan que la PGR “cumpla con su responsabilidad de investigar los crímenes en contra de mucha gente que fue desaparecida” (La Jornada Veracruz, Norma Trujillo, 4 de agosto, 2017).
Los derechos humanos, en el tapete nacional.
Javier Duarte y Bermúdez contra las cuerdas.
Los días sombríos y oscuros del sexenio anterior, cuando los malosos financiaban a los policías y que se pusieron a sus órdenes, y con el uniforme y la patrulla por delante, y la macana, el tolete y la pistola, secuestraban personas y las entregaban a los carteles y cartelitos.
Incluso, y como en el caso de algunos de los cinco jóvenes (una mujer y cuatro hombres) originarios de Playa Vicente levantados en Tierra Blanca y entregados al jefe de la narcoplaza, y asesinados, destazados e incinerados al mejor estilo de “El Pozolero”.
PASAMANOS: El delito de desaparición forzada nunca extingue. Siempre estará vigente, así transcurran varios sexenios. Simple y llanamente, se trata de los derechos humanos y que son universales.
Y, bueno, con un Veracruz salpicado de norte a sur y de este a oeste de fosas clandestinas…
Y con tantos cadáveres que esperan identificación y sepultura en los Forenses…
Y con tantos y tantos padres que buscan a sus hijos y familiares desaparecidos…
Y con las historias sórdidas de narcopolicías, y en donde uno que otro delegado de Seguridad Pública está involucrado…resulta inverosímil que el secretario de Seguridad Pública ignorara el trabajo sucio de sus cuerpos policiacos.
Y todavía, de ñapa, resulta insólito cien por ciento que Javier Duarte también fuera ajeno.
En todo caso, se trata, y de entrada, de un pecado de omisión.
En Tamaulipas, por ejemplo, la DEA denunció a los ex gobernadores priistas, Tomás Yarrington (preso en Italia, en lista de extradición) y Eugenio Flores Hernández (prófugo de la justicia) de tener alianzas con los carteles a cambio de millonarias aportaciones en dólares.
Y los malandros hacían y deshacían, entre otras cositas, el asesinato de los 72 migrantes de América Central en San Fernando, todos, con el tiro de gracia, más un sobreviviente que se hizo el muerto y pudo escapar y quien avisara a la comandancia militar.
Y, bueno, sin inculpar a nadie, los días oscuros de Tamaulipas en aquella Decena Trágica bien pudieron repetirse en el duartazgo.
El sexenio más caliente y más despiadado, cruel y atroz en la historia local, porque las personas incomodas, más que ser enviadas a la cárcel, más que ser acusadas de disolución social, eran detenidas por los policías y entregadas a los narcos.
Un gobierno, entonces, al servicio de los barones de la droga.
¡Vaya infierno!
CASCAJO: El gobierno azul busca refundir a Duarte y los suyos en la cárcel por el saqueo de las arcas oficiales.
Y aun cuando nadie pensaría en una especie de frialdad o lejanía o indiferencia, los defensores de los derechos humanos, y los ciudadanos afines, están a la expectativa para que la denuncia penal en la PGR tenga resultados, así los días y meses se vuelvan más calientes, digamos, de cara a la elección de gobernador el año entrante.
Las ongs de familiares de desaparecidos quieren justicia por la desaparición forzada y también por los desaparecidos en forma directa por los malandros, asentados como nunca en Veracruz, y lo que es peor, sin ninguna discreción, como el caso, por ejemplo, del Estado de Sitio que se vive y padece en muchos poblados de Veracruz, entre ellos, Soledad de Doblado, la tierra del góber azul.
Y por supuesto, en ningún momento se trata una petición difícil de satisfacer, si como en el caso del Colectivo por la Paz Xalapa han interpuesto su denuncia penal en la PGR, pues los agravios, el dolor y el sufrimiento nunca, jamás, sanarán.
Duarte y Arturo Bermúdez (ya se sabrá si la denuncia incluye a Luis Ángel Bravo Contreras, quien se soñó Fiscal durante nueve años) han de ser juzgados por el delito de lesa humanidad, pues como dice la vocera Sara González, “no hizo nada para que se frenara la desaparición forzada de niños, jóvenes y mujeres”.
Incluso, ha de referirse que el Tribunal de la Haya, con sede en Holanda, “ya admitió la demanda en contra de Duarte por delitos de lesa humanidad” (Norma Trujillo) y que en el caso se refieren a los medicamentos apócrifos de quimioterapias para niños y mujeres con cáncer.
Por eso, constituye un agravio más que el abogado de Duarte, Marco Antonio del Toro, hable de “una cacería política” contra su cliente, como cuando asegura que “estamos llegando a momentos que pondrán al descubierto conductas ilegales de algunos de los artífices de esta cacería” (La Jornada México, Gustavo Castillo, 19 de agosto).
En campaña, el góber azul tuvo palabras duras contra el duartazgo. Y las sigue teniendo, porque más cruel es la realidad.
Pero con todo, más terrible será que el Peñismo y el Yunismo terminen su periodo constitucional y los derechos humanos pisoteados por Javier Duarte y los suyos (Arturo Bermúdez y Bravo Conteras y sus gentes) queden en la impunidad.
El Colectivo por la Paz Xalapa ha dado el primer paso seguro y firme.
Mientras, el Solecito (Lucía de los Ángeles Díaz Genao, quien sigue buscando a su hijo Luis Guillermo Lagunes Díaz) dice que la Fiscalía azul oculta los casos de desaparecidos en los últimos nueve meses.