- Operativo azul
Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- Uno. El poder por el poder
Plan Estatal de Desarrollo yunista.
Primer punto: encarcelar al mayor número de duartistas y hasta la esposa y su familia de Javier Duarte y hacer polvo todo lo que huela a elites priistas.
Segundo punto: reproducir “al pie de la letra” la llamada “Operación licuadora” y que la página web “Animal Político” ha demostrado que también se aplica en el Peñismo.
Y cuarto punto: fortalecer al máximo a la bancada panista en la LXIV Legislatura seduciendo por todos los caminos posibles al mayor número de diputados de la oposición.
Única consideración general:
La pobreza, la miseria, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los salarios de hambre, la migración, la prostitución femenina y la pésima calidad educativa, de salud y de seguridad… solo servirán para ganar simpatías y votos para las cinco elecciones del año 2018.
Tal cual, el punto cuatro está alcanzado su dimensión estelar, por lo siguiente:
En el Congreso local los siguientes diputados han sido convertidos al panismo:
Uno. La última, Regina Vázquez Saut, a quien el duartismo con su alfil, Érick Lagos Hernández, ungieron como secretaria General del CDE del PRI en un par de ocasiones, además de legisladora, además de que a su hermana Fabiola la nombraron subsecretaria de Desarrollo Agropecuario. Antes fue priista y luego panista y luego priista y ahora otra vez panista.
Dos. Basilio Picazzo, uno de los caciques de la sierra de Papantla, ilustre priista que ahora se incorpora al redil panista.
Tres. Rodrigo García Escalante, que representa al cacique huasteco, su padre, Ricardo García Guzmán, ex presidente municipal de Pánuco, dos veces Contralor del gobierno de Veracruz y ex diputado local. La familia es priista y ha sido panista cuando le conviene. Ahora, es azul.
Dos. Más políticos doblados
Cuatro. Sebastián Reyes. Llegó al Palacio Legislativo nominado por MORENA como candidato pluri, elegido en el famoso sorteo democrático de “La tómbola”. De pronto, descubrió que en el partido de “El Peje”, les imponen una cuota, digamos, para el partido, y renunció. Así, de un partido político de izquierdo mudó peor que Gregorio Samsa, de Kakfa, en un instituto de derecha, como quien se cambia la ropa interior, toda sucia y cochina, de un día para otro.
Cinco. El sórdido y siniestro manejo del desafuero de la ex diputada local de MORENA, Eva Cadena, luego de ser usada con toda la perversidad del mundo para zangolotear a Amado Cruz Malpica y Rocío Nahle, señalándolos, ajá de corrupción.
Seis. Los diputados locales priistas, Vicente Benítez, “El señor de las maletas voladoras” y Juan Manuel del Castillo, los dos tesoreros de la secretaría de Finanzas y Planeación de Javier Duarte, en que hacían y deshacían. Uno y otro, doblados y arrodillados, aseguran en el carril priista, por el llamado “Vómito negro” y que consiste en despepitar todo (versiones, escrituras, pistas, grabaciones, etcétera) en contra de Javier Duarte.
Siete. Doblados, igual que ellos, y por las mismas razones (se afirma en el pasillo tricolor), los diputados federales, Érick Lagos Hernández, Jorge Carvallo Delfín, Adolfo Mota Hernández y Édgar Spinoso Carrera.
El operativo de los Judas tiene otro objetivo: fortalecer el proyecto político familiar del PAN con el primogénito como candidato a gobernador el año entrante incorporando a la bancada legislativa al mayor número de diputados con arraigo y liderazgo en sus distritos para así sumar votos, alianzas y complicidades.
El último caso fue el control de la Junta de Coordinación Política en la LXIV Legislatura.
Tres. Calibrar a los políticos
Nadie tiene, claro, pruebas de que el par de diputados priistas (Regina Vázquez y Basilio Picazzo, los dos últimos convertidos al PAN) descubrieran su nueva vocación ideológica y partidista, digamos, porque hubo un financiamiento ordinario o extraordinario.
Sea por conveniencia. Sea, digamos, porque camino a Damasco de pronto, zas, redescubrieron sus principios y valores, sus ideas e ideales. Sea, por el modelo ramplón y barato de Judas. Sea por el futuro que viene. Sea por el presente que viven. Sea porque ningún futuro miran al tricolor y dan como un hecho que perderá la presidencia de la república, la gubernatura y las curules locales y federales. Sea porque son políticos pragmáticos.
El caso es que luego de usufructuar privilegios y canonjías en otros tiempos tricolores desertaron del partido rojo.
Y se fueron, ni más ni menos, que al PAN, el partido en el poder político, económico y social.
Nunca la vida democrática les ha caracterizado. Tampoco el bienestar social del millón de indígenas y los dos millones de campesinos y los tres millones de obreros.
Su sentido patrimonial los mueve y recicla.
Allá cada partido político (en el caso el PRI y MORENA, de donde han migrado los diputados locales y federales) a los que está faltando la lupa de Diógenes para buscar al político ideal, con principios y valores firmes y arraigados, tanto en las buenas como en las malas.
Un político, dice Suetonio en “Los doce Césares” ha de ser, ante todo, un buen catador de hombres. Conocer como la palma de su mano de la naturaleza humana y la política. Hurgar en la biografía pública de cada uno para medir y calibrar sus alcances.
Pero, bueno, si Jesús se equivocó con Judas, y también con San Pedro, que lo negara “tres veces antes de que el gallo cantara”, cualquiera ganaría la apuesta si de aquí al primer trimestre del año entrante más políticos desertan de unos partidos a otros.
Se trata de un objetivo concreto y específico del Plan Estatal de Desarrollo yunista.