- Antes que Dios, los médiums
Malecón del Paseo
Luis Velázquez
Veracruz.- EMBARCADERO: La Biblia es un libro fascinante… El Antiguo y el Nuevo Testamento… Es el Corán al mundo árabe… El más grande libro de crónicas y reportajes jamás escrito en la historia de la humanidad… Carlos Monsiváis Aceves y Carlos Fuentes Macías lo leían una vez cada año… Monsiváis, por ejemplo, lo leyó cuando tenía diez años de edad, porque su señora madre era cristiana… Miraban en la biblia el compendio de la literatura fantástica, claro, pero también, de la literatura periodística… Desde luego, Lev N. Tolstói, el más grande escritor ruso y del resto del mundo, lo siguió al pie de la letra en su vida cotidiana, como por ejemplo, cuando distribuyera sus bienes, que le habían sido heredados, entre los pobres de su hacienda y llevó una vida monástica, de asceta… Tan es así que, por ejemplo, murió en la estación de un tren, sin que nadie supiera su identidad…
ROMPEOLAS: En todos los hoteles de Estados Unidos suelen poner una biblia en cada cuarto… La devoción al libro más antiguo es tan relevante que el presidente jura ante una biblia cumplir con la Constitución Política… En algunos hoteles del país también hay una biblia en cada habitación, aun cuando son pocos, excepcionales los turistas que la abren… Incluso, hay quienes la miran con desdén y menosprecio… Pero la biblia es, digamos, más, mucho más importante que “El Quijote de la Mancha” en lengua española… O “La Divina Comedia”, de Dante Alhigieri, en el mundo italiano… O “Ana Karenina”, de Tolstói, en el mundo ruso… Más, mucho más que “Pedro Páramo” y “El llano en llamas” de Juan Rulfo en México… Simple y llanamente, significa una osadía su comparación… Cada semana, el sábado, los Atalaya tocan la puerta de la casa para predicar la biblia como parte de su práctica religiosa… Y lo hacen con fervor, creídos y convencidos de que constituye su tarea apostólica en el mundo y así, claro, ganarán indulgencias en el otro lado del charco…
ASTILLEROS: En todo caso, la lectura de la biblia significa el amor por la lectura y la cultura… Y por aprender y reaprender una filosofía de vida… Y vivir, si fuera posible, de acuerdo a la enseñanza superior… Dios, por ejemplo, tiene unos dos mil nombres en las distintas religiones… Y aun como decía André Bretón, el amigo y padre espiritual que fue de Octavio Paz, tan Dios no existe que nadie lo ha visto, el ser humano cree en un Ser Superior, y así vive la mitad del mundo y la otra mitad… “Gracias a Dios no creo en Dios” decía un pintor muralista… Okey… Pero la biblia gira alrededor de un dios y la religiosidad es avasallante, con todo y que, por ejemplo, los sacerdotes pedófilos y pederastas han provocado la más terrible y espantosa crisis moral en el Vaticano de Francisco…
ARRECIFES: Mario Vargas Saldaña fue presidente municipal en el siglo pasado en el puerto jarocho… Cuatro veces diputado federal, estuvo en la antesala de ser candidato priista a gobernador en el tiempo del tuxpeño Jesús Reyes Heroles en la presidencia del CEN del partido tricolor… Entonces, en la búsqueda de sí mismo, en la búsqueda cultural, una vez a la semana llegaba con una jarra con café y canillas a la casa del filósofo Héctor Rodríguez, maestro en la UNAM, ya pensionado, y quien vivía solo casi casi en la avenida Independencia en un departamento… Y el alcalde platicaba horas con el filósofo… De hecho y derecho, en aquellas tardes de plática parecía que el presidente municipal leía dos, tres, cuatro, cinco libros de un jalón que el filósofo le resumía y le explicaba… Era, pues, un hombre, el edil atrás de una norma de vida, aunque fuera terrenal, para seguir empujando la carreta, y que el filósofo generoso le ofrendaba, como si fuese un alumno más en su clase… Para otros, la Biblia es la respuesta…
PLAZOLETA: José Vasconcelos fue maestro de América Latina, filósofo, escritor y político… Secretario de Educación con el presidente Álvaro Obregón, también fue rector de la UNAM… El acuñó, por ejemplo, la frase célebre de la UNAM de que “por mi obra hablará mi espíritu”… En su infancia fue monaguillo en la iglesia del pueblo en Oaxaca… Vivió las tareas del espíritu hasta un tiempo determinado de su vida cuando se involucró en la política… Se volvió agnóstico… Dejó de creer en Dios y dejó de leer la Biblia… Hacia el final de su vida, en la mesura y el reposo, volvió al seno de la iglesia… Incluso, escribió un libro, “La flama”, donde testimonia su fe y creencia en un Ser Superior… Es más, se arrepintió de su vida crapulosa y pidió perdón, digamos, por sus pecados mortales y que fueron, en materia sexual, intensos y volcánicos… La Biblia, entonces, como eje rector en un intelectual fuera de serie…
PALMERAS: Cada sábado, en la iglesia del pueblo, el sacerdote David Constantino vivía a plenitud… Iniciaba con un desayuno con los niños del Frente Infantil Católico, el FIC, en que cada niño tenía toda la libertad para platicar entre ellos… Luego, una hora de plática sobre la Biblia regida por el diálogo, nunca, jamás, por el monólogo… Después, a jugar basquetbol en la cancha de la iglesia, y en donde el cura también participaba en el torneo… Aquel modesto y sencillo ministro de Dios en un pueblo solía encauzar, orientar, dirigir, guiar, adoctrinar a los niños por el misterio de la creación humana y de la naturaleza y por sus historias alrededor narradas en la Biblia… Muchos de aquellos niños terminaron en el Seminario Menor de Xalapa y otros caminaron en su vida con un vaso comunicante como fue la Biblia… Lo importante, en todo caso, es creer en algo y en alguien pues cada quien abraza sus creencias y hay quienes como Francisco Ignacio Madero y Plutarco Elías Calles, los dos presidentes de la república, terminaron creyendo en los médiums y se comunicaban con sus muertos en el más allá…