Redacción El Piñero
Loma Bonita, Oaxaca. –Julio Domínguez Campos llegó al lugar de la piña allá por 1940, siendo un joven veracruzano con gran ilusión de salir adelante.
En estas fértiles tierras a sus escasos veintitantos años, se instaló sin dudar que aquí haría una buena vida, y sus primeros oficios fueron ser zapatero, carpintero, preparador de bebidas de aguardientes con frutos y yerbas curativas; elaborador de bolillos con chile jalapeño y queso, y hasta sembrador de piña.
Con la frase “Cada Familia tiene una Historia, bienvenidos a la nuestra”, este innovador y esforzado veracruzano permite conocer parte de su intensa y feliz vida en esta pequeña geografía de Oaxaca.
Julio Domínguez, una vez que supo que en Loma Bonita estaba su presente y futuro, no dudó en proponerle matrimonio a la joven Jacinta Reyes Arguelles, con quien procreó diez hijos, y adoptó a tres de su futura esposa: Ángel, Miguel y Lidia.
Una vez juntos, la pareja acordó comprar un espacio para edificar su casa y tener una tienda de abarrotes.
Como buen hombre de negocios, Julio eligió comprar un terreno en la esquina donde confluye la Avenida 16 de septiembre esquina Querétaro, lugar donde el veracruzano procedente de Apazapan, cerca de Xalapa, continuó su actividad comercial. Julio Domínguez Campos no dudó en bautizarla como “La Bondad”.
Los diez niños de la pareja conformada por Julio y Jacinta llegaron al mundo y Julio Domínguez empezó a vender alimento económico y de buen sabor para los campesinos de Loma Bonita y chamacada de la ciudad.
Lo novedoso de “La Bondad2 fueron bolillos rellenos de chiles en vinagre y queso, chiles que el mismo Julio preparaba, y también empezó a vender preparados de aguardiente con frutas y yerbas. Entre ellos de jobo, nanche, ruda y yerbas curativas. Una de esas bebidas se usaba para los piquetes de serpientes, y posteriormente para no enfermar del covid.
Los hombres de campo pedían su bolillo con refresco rojo o una cerveza fría, y lo mismo hacían los niños y jóvenes al salir de la escuela.
Los hombres y los adolescentes llegaban a sus casas con el estómago lleno y el corazón contento.
En sus días de descanso, ya adulto Julio, salía a cazar con amistades de este lugar, entre ellos Mario Flores y Odilón Malpica, entre otros hombres de igual valor moral.
Lo mismo cazaban conejos que armadillos, iguanas, venados y conejos, animales que repartían equitativamente entre los participantes. Así transcurrió la vida para unos y otro. Don Julio, decidió comprar un terreno para sembrar piña, pero no faltó el envidioso que le quemó la cosecha. Don Julio, por las muchas amistades que tenía en Loma Bonita, supo quién le hizo el daño, pero por amor a su familia no quiso hacer nada.
De esta vida nadie se va sin pagar las cuentas, decía él y dice también su hija Teresa de Jesús, la mayor de las diez criaturas concebidas con la joven Jacinta.
Don Jacinto murió de un paro cardiaco en el año 2000, y partió cuando él estaba por cumplir 75 años de edad.
Su amada esposa, oriunda de Achotal, localidad de San Juan Evangelista, Veracruz, murió a los 74 años, hace siete años.
Pese a que Julio Domínguez Campos le llevaba 17 años a la joven Jacinta, ellos supieron ser felices, y de su amor nacieron diez hijos:
Teresa de Jesús, Julio, Edith, Victoria, Miguel, Arturo, Leticia, Idalia, ya fallecida, Rebeca y Fernando.
Pese a su Juventus, a ser huérfano de padre, y a estar tan distante de la tierra que lo vio nacer, Don Julio supo construir una gran familia y edificar una tienda que hoy sigue de pie, atendiendo a la población de este pintoresco municipio de la Cuenca del Papaloapan, en la zona cálida de Oaxaca.