Hace un par de meses, Olga Sánchez Cordero se reunió en privado con el líder del sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, Carlos Romero Deschamps. El encuentro había sido solicitado por la Secretaria de Gobernación y a la cita acudió puntual el sempiterno dirigente del sindicato de Pemex. Ahí, recibió un mensaje del presidente: “que considere su renuncia anticipada a la dirigencia del sindicato para dar paso a la elección de una nueva dirigencia por voto abierto, directo y secreto de los trabajadores petroleros”.
Romero Deschamps salió de aquel encuentro con el compromiso de que prepararía las cosas para una “transición pacífica” en la dirección nacional del SNTPRM, y desde entonces se dedicó a planear el momento de su salida de la Secretaría General que finalmente se hará oficial en este miércoles, a pesar de que todavía le quedaban cinco años para concluir el periodo para el que fue reelecto el 11 de diciembre de 2017 y que terminaba hasta el 2024.
Solo el primer mensaje se lo dio Olga Sánchez Cordero y posteriormente los términos, tiempos y acuerdos para su salida los negoció con otros personajes cercanos al Palacio Nacional con los que Romero Deschamps siempre mantuvo un diálogo fluido con el que intentó evitar cualquier embate de la 4T en su contra y prefirió pactar una salida tersa y negociada, que incluye la inmediata convocatoria para una elección democrática entre las distintas secciones sindicales de Pemex para votar a un nuevo secretario general.
Con todo, el enriquecido dirigente petrolero no se salvó de que ayer el presidente López Obrador confirmara que sí hay investigaciones abiertas en su contra en la Fiscalía General de la República y que “si él quiere renunciar (a la dirigencia del sindicato) está en su derecho, como lo hizo también el ministro de la Corte, Eduardo Medina Mora, pero eso no evitará que se sigan las investigaciones que hay sobre su dirigencia sindical”.
Y es que por la forma en que él llegó a la dirigencia del sindicato petrolero hace 26 años, después de cuatro años del “Quinazo” de Carlos Salinas de Gortari contra el dirigente Joaquín Hernández Galicia, y para desplazar a los secretarios de transición, los quinistas Salvador Barragán Camacho y Sebastián Guzmán Cabrera, Romero Deschamps sabe muy bien el precio de enfrentarse a un presidente de la República y, al mismo tiempo, sabe también lo que puede lograr una buena “negociación” y “sumisión” al gobernante en turno, pues así fue como construyó su emporio político y económico en las últimas dos décadas al frente del sindicato petrolero, en el que no sólo acumuló cargos como senador y diputado para él y los suyos, sino también amasó una considerable fortuna que ha sido denunciada por los trabajadores petroleros y que es parte de lo que investiga la FGR.
Todavía está por verse si es verdad lo que dice el presidente López Obrador, de que lo seguirán investigando una vez fuera de la dirigencia sindical, por acusaciones de corrupción y lavado de dinero o si, como parte de su salida, el líder tampiqueño negoció también un “perdón y olvido” del gobierno de la 4T con el que siempre colaboró y se plegó desde la campaña del hoy presidente de la República.
Por lo pronto lo que sí es un hecho incontrovertible es que, con la caída hoy de Romero Deschamps, se suma una cruz más a los asistentes a la llamada “boda maldita” de la hija del abogado Juan Collado, que se celebrara aquel sábado 18 de mayo en el venue de Jajalpa, en el Estado de México. El líder petrolero es otro de los invitados a aquel evento, al que también acudió como invitado principal el expresidente Enrique Peña Nieto, lo que tanta molestia causó en la 4T. Aquella boda y la difusión de sus videos en las redes sociales detonaron una serie de investigaciones por temas de corrupción, desvío de recursos y lavado de dinero por la que ya han sido acusados el propio anfitrión de aquella boda, Juan Collado, preso; Rosario Robles, presa; Eduardo Medina Mora, ministro renunciante de la Suprema Corte; Alfredo del Mazo Maza, gobernador del Estado de México, señalado por tener una cuenta en Andorra; y ahora Carlos Romero Deschamps, que renuncia a la dirigencia del poderoso sindicato de Pemex. ¿Quién es el próximo?
NOTAS INDISCRETAS… Por cierto, ayer mismo otro eco de esa misma boda resonó hasta el pequeño principado de Andorra en Europa, cuando la justicia de aquel país ordenó embargar 76.5 millones de euros (83.1 millones de dólares y 1,598 millones de pesos) que tenía en cuentas el abogado Juan Collado. El embargo de la millonaria suma fue ordenada por el fiscal de Andorra ante la “sospecha lógica y razonable de que los activos depositados a nombre de Collado o de sociedades que representa, tienen un origen delictivo”. Cosa de recordar para quiénes trabajaba como abogado y financiero, desde la Caja Libertad, el otrora poderoso litigante: sus amigos Enrique Peña Nieto y Carlos Salinas de Gortari, además del hermano de éste, Raúl Salinas de Gortari, entre muchos otros personajes del antiguo régimen que eran muy cercanos a Collado Mocelo…Ayer en los pasillos de la Secretaría de Turismo trascendió la renuncia de Amaranta Arroyo, titular de la Unidad de Administración y Finanzas (Oficialía Mayor). Su salida se da después de que se documentara en esta columna el otorgamiento de contratos por asignación directa para arrendamiento, mantenimiento y combustibles para el parque vehicular de la Sectur y de los Ángeles Verdes por más de 42 millones de pesos, en asignaciones que además se dieron a proveedores con vigencia hasta el 31 de diciembre de este año, cuando la Secretaría de Hacienda había pedido que sólo se otorgaran contratos hasta el mes de junio porque después se harían compras consolidadas. También se supo que otra de las causas posibles de la renuncia de la administrativa de Miguel Torruco fue que alquilaron una flotilla de autos Aveo, a pesar de las medidas de austeridad, aunque al parecer todo fue por indicaciones de sus superiores que despachan desde Presidente Masaryk… Se lanza el tiro. Capicúa de los dados.