Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.- UNO. “La casa que arde de noche”
En la calle Salmón 281, esquina Sardina, del Frac. Costa de Oro de Boca del Río, hay una casita que recuerda siempre el ejercicio del poder. “La plenitud del pinche poder” diría el clásico erudito.
Está en una esquina y con mayor plusvalía. Es una casita que Javier Duarte obsequió a su directora de Espacios Educativos de la secretaría de Educación con cargo al erario. Y que, bueno, fue expropiada a nombre del gobierno de Veracruz en el bienio panista de Miguel Ángel Yunes Linares.
Y desde entonces, hará unos dos años, la casa está vacía.
Se ignora si el yunismo cambió el nombre de la propietaria y lo puso, digamos, a nombre del gobierno de Veracruz. O de alguna dependencia. Sabrá el chamán…
Pero la casa está abandonada.
Se ignora si la clase dominante de MORENA en el palacio principal de Xalapa la haya detectado, digamos, revisando con microscopio los bienes inmuebles del gobierno del estado.
Se ignora si la casa sigue ahí, en el abandono, por omisión. Se les habrá olvidado. Ningún registro tendrían.
O en todo caso, quedó a nombre de un particular y están dando “tiempo al tempo” para adjudicársela.
DOS. La calle del pecado
En realidad, el regalito de Duarte fueron tres casitas. Las tres, en fila india, el frente dando a la calle Salmón.
Y en la locura vertiginosa de la yunicidad para quitar los bienes, digamos, mal habidos, la duartismo, y luego de que la directora de Espacios Educativos fue detenida y encarcelada unos días, nomás para apretar tuercas, todo indica la negociación quedó así:
La casa de la esquina, Salmón 281, para el gobierno del estado.
Y las otras dos casitas, para la ex funcionaria estatal, encumbrada como la heredera de Enrique Rébsamen, Enrique Laubscher, Rafael Delgado, Carlos A. Carrillo y José Vasconcelos.
Así, las otras dos casitas están, digamos, ocupados. Hay movimiento día y noche. Pero la casita de la esquina recuerda más o menos como “La casa que arde de noche” de Mario Vargas Llosa.
Han pasado 9 meses y 18 días de la yunicidad y vamos “viento en popa” en la era Cuitláhuac y la casita de Salmón sigue cerrada.
Alguien por ahí dejó las ventanas abiertas quizá para refrescarla y ahuyentar los malos espíritus. Y más, en esa calle alguna vez definida como “La calle del pecado” pues otra Barbie, otra funcionaria estatal, también fue bendecida con una casita por otro gobernador.
TRES. Un pastel para la casita abandonada
El gobierno de Veracruz tiene mucha, demasiada, excesiva chamba. Ahora más, con la cacería de allegados al ex Fiscal, todos, candidatos al penal de Pacho Viejo.
Y por tanto, resulta inverosímil que la era Cuitláhuac se ocupe, digamos, de cosas menores, debilidades humanas, resbalones y tropiezos como el regalito duartiano a su Barbie.
Por lo pronto, algunos vecinos se están uniendo para ahora cuando se cumplan los 3 años de que la casa está vacía comprar un pastelito con velitas y unos refrescos de cola y algún sabadito en la tarde.
Segundo, a diferencia del ex penal de Allende invadido por teporochos y pordioseros y en donde hasta violan a chicas, la casita de Salmón 281 nunca ha sido invadida ni siquiera, vaya, por los migrantes asiáticos en su paso por Veracruz.
Y tercero, festejar que cada vez que un vecino pasa por ahí y la mira recuerda la generosidad de Javier Duarte con su directora de Espacios Educativos y a veces, sólo a veces, una mentada de madre resuena en el aire.