EDITORIAL
Cuenca del Papaloapan.- La contaminación del río Papaloapan no sólo es producto de la falta de conciencia ecológica, el crecimiento urbano desmedido, sino también de la omisión de gobiernos municipales, estatales y federales a grandes empresas.
Las grandes empresas, que buscan agua para poder operar, siempre tendrán una manera para poder esquivar las regulaciones de ley que existen para evitar la contaminación de grandes cuerpos de agua como son los ríos.
Y con el nivel de corrupción que existe en México no es una sorpresa que los gobiernos municipales solaparan la omisión de grandes empresas.
La contaminación del Papaloapan preocupa desde hace décadas, preocupación que aumentó con la llegada de grandes industrias que en el papel realizaron el compromiso de proteger y no contaminar las aguas, pero solo hace falta un recorrido por el río para darse cuenta que está a punto de ser un río envenenado.
Ante estos hechos, sólo queda hacernos la pregunta, por qué estas empresas siguen contaminando el río, bajo la protección de quien lo hacen y con la plena seguridad de que nada les pasara, frente a ninguna autoridad.
Ante eso, una de las pocas respuestas que pueden venirse a la mente, es la cultura del ‘moche’ que en nuestro país es casi normal, solapada por una clase política que en la mayoría de los casos solo ve por su bolsillo.
Pero y cuándo es suficiente para dejar que contaminen de esa manera, el río causante que una ciudad se fundara, miles de pesos, cientos de miles de pesos, millones de pesos, acaso este dinero, si es que alguna autoridad lo recibió alcanzará pare revertir el daño que hacen día a día al Papaloapan.
Ese dinero lo podrá usar para hacer que él y más su descendencia puedan vivir sin agua, sin necesidad de un río que llegó primero que la ciudad.
Las grandes empresas que, pese a que su política de comunicación afirma tener un compromiso con la sociedad, es justo eso un mero discurso que poco se lleva a la práctica, porque toman el agua de todos, y nos la regresan en productos que debemos pagar, sumándole la gran contaminación que existe.
La situación del río Papaloapan debe ser tomada en serio, ya que no solo se habla de una ciudad sino de toda una región que depende de esas aguas en todo sentido.