María Moya
México.- Los impulsos eléctricos en esta región cerebral amplían nuestra capacidad para almacenar recuerdos.
La amígdala es la región del cerebro encargada de hacernos sentir emociones. Esta zona, además, permite regular la memoria. De hecho, se ha demostrado que los sucesos que van acompañados de un estímulo emocional persisten en el cerebro por más tiempo que los sucesos neutros.
Partiendo de esta premisa, el reto que se ha planteado un equipo de neurocientíficos ha sido someter a la amígdala humana a impulsos eléctricos para mejorar los sistemas de la memoria sin necesidad de vincularlo a las emociones. El estudio ha mostrado cómo la amígdala puede modular los procesos de consolidación de la memoria en otras regiones del cerebro, como el hipocampo y la corteza perirrinal.
El experimento se ha llevado a cabo en el Hospital de la Universidad de Emory, en Atlanta (EEUU). El objetivo era reforzar en los pacientes el recuerdo de unas imágenes que se les había mostrado un día antes.
Catorce pacientes con epilepsia se sometieron a monitorización intracraneal, un procedimiento invasivo utilizado para el diagnóstico del origen de los impulsos cerebrales, durante el cual se introducen electrodos en el cerebro del sujeto.
Todos observaron una serie de fotografías de objetos neutros, 160 en total. Para la mitad de estas imágenes, los participantes recibieron estimulación eléctrica durante un segundo después de que cada imagen desapareciera de la pantalla.
El efecto de la estimulación en el reconocimiento inmediato no fue estadísticamente significativo y tampoco provocó una respuesta emocional subjetiva. Sin embargo, al día siguiente, los efectos sobre las imágenes estimuladas fueron claros. Se había provocado una mejora en la memoria.
“Elegimos la amígdala tras a décadas de investigación en roedores, comprobando que modula estructuras de memoria”, afirma uno de los autores Joseph Manns, profesor asociado de Psicología. “Queríamos estimular su función endógena, que creemos que es señal de prominencia, algo sobresaliente, para recordar experiencias específicas en el futuro“, apunta.
Resultados del hallazgo
Este descubrimiento supone el primer ejemplo de estimulación eléctrica del cerebro en humanos.
Los resultados muestran que el 79% de los participantes (es decir, 11 de los 14 participantes totales) mostraron una mejoría en las pruebas de memoria durante la noche, mientras que el 21% restante no presentó ninguna mejora o deterioro.
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Por tanto, se entiende que la amígdala puede iniciar procesos de priorización de memoria endógena (que se forma por causas internas) en ausencia de una aportación emocional extra. Según los científicos, esto abarca una pregunta fundamental y abre el camino hacia futuras terapias.
“Queremos comprender mejor los mecanismos endógenos del cerebro para la modulación de la memoria antes de seguir adelante con un dispositivo”, dice Manns.
El equipo de la Universidad de Atlanta ahora se centra en ajustar los parámetros de la estimulación de la amígdala para continuar avanzando en la optimización de la memoria. Por ello, se están teniendo en cuenta otros tipos de pruebas de memoria, como tareas espaciales o verbales, así como tareas que imiten más fielmente la memoria para sucesos del mundo real.
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