Carlos Marín
Muy raros estos tiempos de transición.
Leo lo que dijo el ex secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong al referirse a la noche de Iguala y José Luis Abarca: “Lo que hizo este Gobierno, en 2012 o 2013, fue iniciar (la averiguación) por enriquecimiento ilícito y pensamos que por ahí íbamos a poderlo detener. Debíamos tener pruebas, entonces empezamos por enriquecimiento ilícito e íbamos muy adelantados y luego se dan los hechos trágicos de Iguala”.
Ah caray. De eso, primera noticia. Porque lo que él y el ex procurador Murillo sabían perfectamente, al menos un año antes, era que había un enorme cúmulo de evidencia contra Abarca por su presunta responsabilidad en el homicidio de Arturo Hernández Cardona, a mediados de 2013.
Es más, la fiscalía de Guerrero había entregado miles de fojas de aquella investigación al gobierno federal desde un año antes de la noche de Iguala.
En 2015, los alumnos de la maestría de periodismo del CIDE tuvieron acceso al expediente y publicaron en Nexos un reportaje que se puede leer aquí: https://goo.gl/Ni9CzU, y que concluye: “La revisión de más de siete mil fojas del expediente de aquel homicidio dice algo escalofriante: autoridades estatales y federales, instituciones de seguridad y justicia de todos los ámbitos, legisladores de Guerrero y federales sabían que Abarca era presunto responsable de esos homicidios, y tal vez de otros. Lo sabían desde por lo menos un año antes de la noche de Iguala. Lo discutieron en reuniones privadas y se debatió en público, incluyendo la tribuna del Senado de la República”.
René Bejarano, entonces líder de la corriente política en la que militaba el asesinado, ha dicho que él personalmente se reunió desde aquellos lejanos días con Murillo Karam y… sí… Osorio Chong, para que se atrajera el caso y se actuara contra Abarca. Nunca quisieron hacerlo.
Hasta después de la noche de Iguala. En noviembre de 2014, la detención de Abarca se dio por aquel asesinato que la PGR ignoró año y medio y reaccionó después de la desaparición de los normalistas.
“Si Abarca era presidente municipal de Iguala el 26 de septiembre de 2014, no fue por falta de pruebas en su contra, sino por la omisión deliberada de las autoridades facultadas para investigarlo y consignarlo. Y la tragedia de aquella noche tal vez podría no haber sucedido”.
No, senador Osorio, o le falla la memoria o cree que la transición da para todo.
Y pues no.
Twitter: @puigcarlos