Luis Velázquez/ Expediente 2019
30 de julio de 2019
El lunes 29 de julio inició en Veracruz la Guerra de los Termos. El Fiscal General comenzó el desorden. En rueda de prensa tomó cafecito en un termo con el siguiente letrero:
“¡La culpa es del Fiscal!”.
De aquí pa´lante, quizá el mejor negocio lícito o ilícito será poner un changarro vendiendo termos afuera de las oficinas de la Fiscalía de norte a sur y de este a oeste de la tierra jarocha.
Incluso, afuera de las dependencias estatales y federales para así, digamos, involucrarse todos en esta guerra santa, y/o como decía Keith Richards, de los Rolling Stone, cuando se distanció de Mick Jagger, “la tercera guerra mundial”.
Desde luego, “la genial ocurrencia” (Pedro Aspe sobre el desempleo) bien puede atribuirse al sentido del humor y el pitorreo del Fiscal. O en todo caso, quizá del Fiscal Anticorrupción, su maestro, el siempre serio, hombre pétreo (nunca sonríe, la esfinge), cuando menos en las fotos, Marcos Even Torres Zamudio.
Y mientras se averigua la autoría intelectual de la frasecita bíblica del termo justiciero, el pitorreo político alcanza dimensión estelar.
Mal, entonces, irá a quienes dejen de sonreír y tomar la vida como un despapaye, una diversión sana, una pachanga.
Por eso quizá las famosas “caritas sonrientes” de la cultura azteca, inmortalizadas por Octavio Paz en un ensayo.
Y más, si se considera un Veracruz lleno de pachangas, desde el carnaval hasta el festival de salsa, y el último hit anunciado, “la mojarra más grande del planeta” en Úrsulo Galván.
Muchos meses, el Fiscal ha pasado contestando, digamos, de manera seria, institucional, protocolaria el rafagueo del gobierno de Veracruz.
Ahora, sin embargo, se ha ido o lo han inducido (“sabia virtud de conocer el tiempo”, Renato Leduc) por el sentido del humor.
Y, bueno, en lugar de decir “igual para todos” en la tertulia etílica del mediodía, desde hoy, tarros para todos, y por supuesto, con la misma leyenda.
“¡La culpa es del Fiscal!”.
LA HORA DE LA CHUNGA
Un hecho queda manifiesto: con la guerra de los termos (bien podría ser “La guerra de las Termopilas), ningún miedo, temor, horror, pavor, expresa el Fiscal al gobernador y a su secretario General de Gobierno.
Por el contrario, de acuerdo con el sicólogo del barrio, el Fiscal tiene más, mucho más miedo a su jefe Miguel Ángel Yunes Linares, y por eso mismo quizá habría lanzado su aparato publicitario de los termos.
Más aún: según las versiones, el Fiscal sopesa ya, ya, ya regalar termos con la leyenda en sus audiencias. Quizá, pronto, hasta los obsequie a los reporteros de la fuente.
Y, bueno, para actualizarse y estar a tono, algunos secretarios del gabinete legal de MORENA bien podrían lanzar otros termos.
Por ejemplo, con las siguientes leyendas:
“Soy fifí”, parafraseando, digamos, a un pavo real en el zoológico.
“Soy el hazmerreír nacional”, en reconocimiento a la frase pitorrera del diputado local de MORENA, José Magdaleno Rosales Torres.
La secretaria de Turismo lanzaría su termo, “Veracruz se antoja”.
“Soy inocente” diría el termo de Javier Duarte.
“Merezco abundancia”, el termo de Karime Macías.
“AMLO me da asquito”, el termo de la diputada ex panista, Miriam Ferráez y quien por ningún lado deja solo ni suelta al góber.
“Soy soldadera de AMLO”, diría el termo de la alcaldesa de Córdoba, la panista Leticia López Landero.
Es la hora, pues, de la chunga jarocha. La burla. El desmadre.
Nada más fregón en la vida como reír, oh Garrick, el actorazo de Inglaterra, oh Cepillín. ¡Te extrañamos, Joe de Lara!
Bien lo decía Emiliano Zapata, el famoso “Caudillo del sur”:
“Más vale morir de pie”… con un termo político.
“EL QUE RÍE AL ÚLTIMO RÍE MEJOR”
Y “más vale morir de pie” y luchando, porque nadie duda de la caída del Fiscal, tarde o temprano.
Más, si se considera a AMLO, la secretaria de Gobernación y el senador Ricardo Monreal, anexos y conexos, metidos en la andanada.
Pero mientras, lo ideal es vivir los días restantes felices y contentos.
La regla universal, entonces, es la siguiente:
Me das balas y te regalo un termo.
Me das espinas y cardos… y te doy una sonrisita Colgate.
En todo caso, la enseñanza bíblica, “quien ríe al último… ríe mejor”.
Buggy, el aceitoso. Cuitláhuac, el amargo. Wínckler, “el oaxaqueño chaparrito” según Javier Duarte. César del Ángel, con los streap-tease de los 400 Pueblos, exigiendo la renuncia del Fiscal.
Los reyes, virreyes, emperadores y Césares tenían un bufón, un ujier,
Y por eso mismo, el Fiscal, pitorreándose del góber.
¡Vaya antecedente nacional! Ningún Fiscal en el país, ni antes ni después quizá, ha citado al jefe del Poder Ejecutivo Estatal en tres ocasiones para declarar sobre la matanza de Minatitlán, trece muertos, entre ellos, un niño de dos años en los brazos de su madre.
En la república amorosa, los diez mandamientos de Moisés, reducidos a cinco palabritas volcánicas y huracanadas:
“¡La culpa es del Fiscal!”, culpable, claro, de los mil 178 asesinatos en los últimos 8 meses.
El Fiscal, entonces, a la altura, digamos de “El Palillo”, Clavillazo, Cantinflas y Jo Jo, Jorge Falcón, pitorreándose de los políticos en las carpas, aquellos años de la guerra sucia cuando, y por ejemplo, “El Palillo” fue enviado en repetidas ocasiones al penal de Lecumberri por tanto carcajearse y burlarse a costillas del presidente de la república.
Las neuronas y el ingenio por encima del hígado.
Además, con su frasecita publicitaria inaugurando la guerra de los termos, el Fiscal batió Récord Guinness respecto a otras frases, digamos, más o menos, ingeniosas, entre ellas, las siguientes:
“¡Pórtense bien, vendrán tiempos peores!”, de Javier Duarte.
“Vendrán tiempos bonitos, muy bonitos, bonitos entre los bonitos” de Cuitláhuac.
“Estoy en la plenitud del pinche poder”, de Fidel Herrera.
“No soy bombero”, de Miguel Alemán Velasco para justificar su ausencia aquella noche cuando el incendio en el mercado jarocho, Hidalgo, con 29 muertos.
“Aquel que esté libre de pecado… que tire la primera piedra”, de Enrique Peña Nieto.
“¡Queremos rock!”, de Keith Richards, los Rolling Stones.
¡Yo soy el único culpable de la matanza del 68!, de Gustavo Díaz Ordaz salvando para la historia a Luis Echeverría Álvarez.
Incluso, la frase meteórica de Porfirio Díaz Mori de “¡Mátalos en caliente!”.
¡Oh Fiscal, las agencias publicitarias necesitan un fraseólogo!
La magia de vivir sonriendo. La risa. Veracruz, al borde de la revolución pacífica de la risa, la carcajada, la cumbancha y el pitorreo.
EL FISCAL Y EL GÓBER SE AMAN…
De la lengua histórica de Mick Jagger a la lengua del góber y a la lengua imaginativa del Fiscal.
“¡La culpa es del Fiscal!”, la genial ocurrencia sólo superada por la Biblia.
Incluso, la frasecita, más dañina que la bomba atómica. Casi casi, al nivel de una estrella pop. ¡Ay, mi Lada Gaga, mis hermanitas Kardashian!
Es más, ni siquiera la frase del góber (“¡El Fiscal pretende intimidarme! ¡El Fiscal me da tristeza!”) pudo volverse tan viral. Quizá, y entre otras razones, por falta del uso estratégico del termo. La guerra de los termos… haciendo historia, pues.
Según Iván Turguéniev en “Paginas autobiográficas”, en la risa “hay una fuerza conciliadora y expiatoria, pues cuando te ríes de alguien significa que ya lo has perdonado e incluso estás en condiciones de amarlo”.
Reprodujo así la sabiduría sicológica del síndrome de Estocolmo, donde y por lo general, el secuestrador termina enamorado del secuestrador, sea mujer, hombre o fantasma.
Mientras, afuera del palacio, las cosas marchan mal con lunes sangrientos, martes sangrientos, miércoles sangrientos, jueves sangrientos, viernes sangrientos, sábados sangrientos y domingos sangrientos.