CIUDAD DE MÉXICO (apro).— La Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) previó una recuperación “modesta” de la economía mexicana para el 2020.
Así lo dejó ver en la Minuta número 72 de la reunión de la Junta de Gobierno del Banco de México, con motivo de la decisión de política monetaria a la que asistieron el gobernador del Banco de México (Banxico), Alejandro Díaz de León Carrillo; los subgobernadores, Irene Espinosa, Gerardo Esquivel, Javier Eduardo Guzmán, así como Jonathan Ernest Heath.
También estuvieron presentes el secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera; además del subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio.
Uno de ellos comentó que la recuperación es posible debido a una baja base de comparación; combinado con que la administración de Andrés Manuel López Obrador se encuentra más preparada para funcionar; la aprobación inminente del T-MEC; así como una baja probabilidad de que se repitan los eventos negativos que ocurrieron en 2019.
Algunos sostuvieron que se prevé una recuperación moderada del consumo privado, impulsada por la confianza del consumidor, los ingresos por remesas y la masa salarial. Mientras que uno manifestó que es previsible que siga la atonía de la inversión, tanto en construcción como en maquinaria y equipo importado.
La mayoría de los miembros señaló que en un entorno de marcada incertidumbre, el balance de riesgos para el crecimiento continúa sesgado a la baja.
Las dudas
Asimismo, la mayoría mencionó que existen riesgos asociados a la ratificación del T-MEC en Estados Unidos y Canadá. Algunos alertaron que queda pendiente la parte final de la ratificación legislativa en estos países. Sin embargo, reconocieron que la incertidumbre asociada a dicho proceso ha disminuido y coincidieron en que la ratificación del T-MEC podría mejorar el panorama para la inversión.
No obstante, uno señaló que se anticipan “retos no triviales” para su implementación, por lo que no es evidente que en el corto plazo el acuerdo reactive la inversión privada.
En este contexto, otro puntualizó que dicho acuerdo es una condición necesaria pero no suficiente para un fortalecimiento de la confianza que sea compatible con una expansión sólida de la inversión.
La mayoría enfatizó que para lograr esto último, también es necesario atenuar otros factores de incertidumbre internos, tales como los de gobernanza, certeza jurídica, inseguridad y aquellos vinculados a la situación económica y política del país.
Uno afirmó que las implicaciones del comportamiento de la inversión en los últimos años para el crecimiento potencial son aún más preocupantes, situación que se acentúa al considerar el nivel, la orientación y la elevada concentración de la inversión pública, así como la posibilidad de que continúe el estancamiento reciente o incluso se observe una tendencia negativa de la productividad total de los factores, ante la ausencia de un paquete de políticas públicas que pudiera contribuir a una reversión de dicha tendencia.
Por su parte, otro añadió que es poco probable que el Acuerdo Nacional de Inversión en Infraestructura del Sector Privado pueda revertir la atonía de la inversión, debido a que los recursos previstos para estos proyectos son menores al promedio anual observado en los últimos cinco años.
Agregó que la recomposición del gasto aprobada en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2020 implica un riesgo importante sobre el crecimiento potencial del país, ya que reasigna recursos de sectores estratégicos, como el sistema eléctrico, el aeroportuario y la infraestructura carretera, para proyectos cuya rentabilidad es incierta.
El voto disidente
Gerardo Esquivel votó en contra de disminuir la Tasa de Interés de 7.50% a 7.25%, ya que según el economista, era la oportunidad de reducirla hasta 50 puntos base, para dejar dicha variable en 7%.
“Considero que la coyuntura en la que se tomó esta decisión era quizá una de las últimas oportunidades favorables de este ciclo para poder realizar un ajuste más decidido en la política monetaria”, señaló.
En mi opinión, agregó, reducir la tasa de interés en sólo 25 puntos base es insuficiente para reconocer los avances que se han logrado en materia de reducción de la inflación y de mitigación de riesgos en los últimos meses. Un ajuste de esta magnitud significa simplemente seguir detrás de la curva ya anticipada por el mercado.
Enfatizó:
“En reiteradas ocasiones se ha dicho que las decisiones de política monetaria se tomarán en función de hechos y cifras observadas. Considero que la combinación de un tipo de cambio cercano a 19 pesos por dólar, inflación anual inferior al objetivo, reducción significativa de riesgos externos e internos y nulo crecimiento económico, podrían justificar plenamente una acción de política monetaria más decidida”.
De acuerdo con Esquivel, el supuesto riesgo inflacionario atribuido al salario mínimo es en realidad muy menor. La evidencia de este año, tanto en la frontera norte como en el resto del país, así lo sugiere.” Sobredimensionar este riesgo puede terminar alimentando las expectativas de inflación y convertirse en una profecía autocumplida”, acotó.