Luis Velázquez | Escenarios
06 de julio de 2021
UNO. La montaña negra de Zongolica
Huitzilopochtli, el dios azteca a quien ofrendaban chicas de veinte años, todas vírgenes, para su dicha y felicidad, vive en la montaña negra de Zongolica.
Además, fermentando los males de la caja de Pandora, entre otros, el hambre, la miseria, el desempleo y la jodidez.
Y de ñapa, los jinetes del Apocalipsis, la inseguridad y la impunidad.
Y de postre más suculento, las plagas egipcias, entre ellas, el histórico, legendario y mítico olvido gubernamental.
Por ejemplo:
DOS. Quemado vivo un machito
Por ejemplo, el fin de semana anterior, en La Perla, un campesino fue quemado vivo por los pobladores indignados y encorajinados.
En la congregación de Chipila, una mujer solicitó ayuda porque el esposo la golpeaba.
Los vecinos, armados con machetes y rifles, integrados como una turba, corrieron a su casa para apoyarla.
El marido huyó a otra casa. Y se escondió.
Y la población enardecida prendió fuego a la vivienda, todos afuera, listos para disparar los rifles que por lo regular utilizan para cazar palomas y conejos.
TRES. Linchados y ningún detenido
Justicia por mano propia. El hombre, acusado de malandro, murió calcinado.
A un ladito de La Perla, más arriba de la montaña, en Soledad Atzompa, los vecinos detuvieron a un sexteto de secuestradores de maestros y los lincharon.
Días después, escoltado por veinte patrullas policiacas y helicópteros sobrevolando en la sierra de Zongolica (también, por si las dudas) llegó el gobernador.
Pero llegó a la cabecera municipal. Nunca fue al pueblo de la tragedia, el hartazgo, el rencor y el odio y la venganza.
Nunca, de entonces a la fecha, un detenido. Nunca una averiguación. Nunca un sospechoso.
Mejor, ahí la dejaron, fuera que Atzompa se encolarizara mucho más…
CUATRO. Pobre morirás
“Si muchas cornadas causa el hambre”, más cornadas genera la miseria en la sierra de Zongolica.
Una miseria que data de los orígenes de la humanidad.
El proverbio bíblico de pobres naces, pobre vives y pobre morirás, cumpliéndose con fervor patrio.
Cada sexenio repitiendo la misma legítima demanda social. Y cada seis años, la palabra incumplida, “la tomadura de pelo”, el abuso y el exceso del poder, el desdén, la indiferencia.
Por eso, Huitzilopochtli vive en la montaña negra. La población haciéndose justicia por mano propia.
CINCO. Lucha por el poder
En el otro lado social, las pasiones políticas fermentadas.
En Mixtla de Altamirano, la presidenta municipal, su esposo y un chofer del Ayuntamiento fueron emboscados y asesinados una noche.
Todo, por la lucha incruenta, sórdida y sombría por el poder.
El poder de la autoridad en un pueblo indígena. El poder del billete oficial. El poder de la policía al servicio del alcalde en turno. El poder como facultad para hacer negocios lícitos e ilícitos.
SEIS. Peor desigualdad social
El único camino posible para aspirar a una vida mejor es migrar de cada región indígena de Veracruz, huir de la miseria, la pobreza y el desempleo y huir de la inseguridad y la impunidad.
En 1450, el conquistar Hernán Cortés quedó asombrado con la riqueza natural de Veracruz.
En 1800, Alejandro de Humboldt, procedente de América Latina, quedó perplejo cuando entró al país por Veracruz y descubriera que aquí latía la peor desigualdad económica y social del continente.
En el siglo XXI, los políticos siguen teniendo como “carne de cañón” a los pobres y a los llamados “pobres entre los pobres” y que sencillamente significa familias y gente en la miseria atroz.
Y de ñapa, hacerse justicia por mano propia…